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El Gobierno deja sin ayuda a más de 30 colectivos desfavorecidos

Eduardo Azumendi

Vitoria-Gasteiz —

El Gobierno vasco ha suspendido por sorpresa las ayudas que desde hace diez años venía destinando a asociaciones que desarrollan actividades relacionadas con el aprendizaje a lo largo de toda la vida. Se trata de unas ayudas que, en muchas ocasiones, algunas de estas asociaciones dedican a los colectivos más desfavorecidos. El año pasado más de 30 agrupaciones recibieron un total de 1,2 millones de euros. Varias organizaciones dedicadas a la orientación y a la mediación han mostrado su preocupación y malestar por la supresión de estas ayudas, lo que ha supuesto directamente la supresión de algunos programas. El Ejecutivo alega que el Parlamento se encuentra tramitando el proyecto de Ley de Aprendizaje a lo largo de la vida, que es la norma que en un futuro regulará las prestaciones.

Sin embargo, la justificación del Gobierno no ha convencido a los grupos de la oposición, que en bloque han apoyado una proposición no de ley solicitando la inmediata convocatoria de las ayudas para 2013. PSE, PP, Bildu y UPyD consideran que estas prestaciones tienen un gran impacto en el ámbito de la inclusión e inserción social y laboral de personas desfavorecidas, así como en la adquisición de competencias socioprofesionales básicas. “La mediación y orientación de aprendizaje a lo largo de la vida cobra una especial relevancia en contextos socioeconómicos como el que estamos viviendo en Euskadi”, explica la parlamentaria socialista Isabel Celaá, quien fue la que impulsó la demanda para restaurar las ayudas.

Rentabilidad social

“Los colectivos están angustiados porque desconocen si este programa tendrá continuidad”, apunta. Por su parte, Juanjo Agirrezabala, de EH Bildu, considera “injusto” la retirada de las subvenciones teniendo en cuenta que el Parlamento está elaborando un proyecto de ley que recoge la potenciación de estas medidas“.

José Antonio Macarro es el responsable de programas de la asociación Goiztiri Elkartea, dedicada al trabajo con colectivos en riesgo de exclusión social. El año pasado su organización recibió 38.070 euros. “Nuestros programas van a los más necesitados. Nos volcamos con actividades relacionadas con la alfabetización de adultos y las habilidades sociales. Intentaremos salir adelante, pero todo se tendrá que hacer de manera más precaria”.

Mientras, José Antonio Villabella, presidente de Ikasten, asociación de alumnado escuela de la experiencia de Debabarrena (en Éibar), asegura que las iniciativas de su organización tienen “una rentabilidad social muy importante”. El año pasado recibieron 19.085 euros. Las actividades que organiza la agrupación van desde organizar visitas a personas enfermas hasta colaborar con el reparto del banco de alimentos pasando por clases de castellano y euskera a los inmigrantes. “Si las instituciones no se implican en este tipo de proyectos es muy difícil que salgamos adelante. La noticia de que no vamos a tener ayudas este año nos ha dejado hechos polvo, pero intentaremos seguir con las aportaciones de los voluntarios y el trabajo de todos. Nuestro trabajo es de rentabilidad social, a veces puede parecer imperceptible, pero es vital para la cohesión de la sociedad. Sobre todo, en momentos como el actual”.

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