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La “inminente” reforma fiscal llegará tras una sustancial mejora de la recaudación

Reunión del Consejo Vasco de Finanzas.

Iker Rioja Andueza

Los excelentes datos de recaudación de las tres Haciendas vascas hasta agosto (14,9% más en Bizkaia, 12,7% más en Álava y 12,6% más en Gipuzkoa) barnizarán de optimismo las conversaciones finales entre PNV y PSE-EE, que gobiernan en coalición en el Gobierno autonómico y en las tres Diputaciones, para cerrar una reforma fiscal tras cumplirse tres años del anterior acuerdo entre ambos partidos, al que luego se sumó el PP. La propuesta, que será continuista respecto al modelo actual y que mantendrá “armonizados” los impuestos en los tres territorios vascos, se formalizará de manera “inminente” para que pueda ser aprobada en las tres Juntas Generales antes de final de año, de modo que entraría en vigor el 1 de enero de 2018.

Aunque es en la reunión de octubre del Consejo Vasco de Finanzas, la mesa que sienta al Gobierno, a las Diputaciones y a Eudel para fijar el techo presupuestario del ejercicio siguiente, cuando se realiza el primer cálculo fiable de la recaudación fiscal del año en curso, los datos de los ocho primeros meses del año ya son lo suficientemente fiables para despejar fantasmas que hace un año por estas fechas estaban muy vigentes. Sólo Bizkaia, por ejemplo, cuenta con 600 millones más que en septiembre de 2016. 

Particularmente bueno en el territorio vizcaíno, que soporta el 50% del peso del sistema recaudador, ha sido el dato del Impuesto de Sociedades. Las empresas han aportado 639,3 millones, por 393,3 del pasado año. 

De hecho, las cifras del Consejo Vasco de Finanzas del pasado mes de febrero, cuando ya se empezaba a rumiar el nuevo modelo fiscal, pusieron en el punto de mira el comportamiento del Impuesto de Sociedades frente al IRPF o el IVA, que en el trienio de vigencia del anterior acuerdo de PNV, PSE-EE y PP habían ido claramente al alza. Euskadi, en 2016, ingresó 544 millones menos de los previstos e incluso 74 menos que los marcados en octubre tras una revisión claramente a la baja de las primeras estimaciones. Si se mira en perspectiva, el último ejercicio completo antes de la reforma fiscal (2013), se cerró con 11.752 millones de ingresos frente a 12.950 con los que se ha completado este trienio de aplicación de aquellos cambios. Subió de manera importante el IRPF, subió el IVA (aunque éste depende de normativa estatal) y subieron los impuestos especiales. Pero cayó Sociedades: en concreto, de 1.216 millones obtenidos de las empresas en 2013 se ha pasado a 1.002 en 2016. 

Fuentes conocedoras de las negociaciones y en respuesta a mensajes como los del PP, que plantea una rebaja decidida de impuestos ante los buenos datos de recaudación, matizan que el dato de cierre del ejercicio no será probablemente tan espectacular como el de agosto. Eso y el hecho de que Sociedades no haya funcionado tan bien como se preveía en los últimos años harán que, en la propuesta de PNV y PSE-EE, “la bajada de impuestos no esté en el escenario”, según estas fuentes.

El PSE-EE ya ha lanzado mensajes claros que apuntan a meros “retoques” en el modelo actual para corregir algunas ineficiencias pero sin poner en riesgo la “suficiencia” financiera de las Administraciones. “El modelo de protección social del que nos hemos dotado no es barato y requiere de recursos suficientes”, repiten los socialistas.

El PNV ha sido más ambiguo. Mientras el consejero de Hacienda, Pedro Azpiazu, se movía también en las claves de mantener la presión fiscal suficiente para garantizar la calidad de los servicios públicos, otras voces como Unai Rementeria, diputado general de Bizkaia, han planteado en repetidas ocasiones que hay que dar pasos para que la competitividad de las empresas no se vea lastrada por la fiscalidad.

Fuentes conocedoras de la negociación indican que “no parece que se ponga en riesgo la competitividad vasca por tener el tipo general de Sociedades algo por encima (28%) que en territorio común (25%)”. Sobre todo cuando los tipos efectivos en este impuesto son menores después de descuentos y deducciones.

Sin que hayan trascendido detalles de los cambios que preparan nacionalistas y socialistas, la reforma fiscal será presentada de manera “inminente”. Es una cuestión de plazos. Por un lado, el Consejo Vasco de Finanzas legalmente se tiene que celebrar sí o sí en octubre, en la primera quincena, y tiene que saber a qué atenerse. Por otro lado, las tres Juntas Generales necesitan unos meses de trabajo para aprobar sus normas forales tributarias, un período que es algo más largo en Álava.

El diputado general de Álava, Ramiro González (PNV), ha confirmado este jueves en la Cadena Ser que es “cuestión de días”. Ha señalado, asimismo, que la propuesta buscará el equilibrio para no bajar la recaudación y tampoco “tocar la competitividad de las empresas”. 

Precisamente Álava, el único territorio en el que PNV y PSE-EE no tienen mayoría absoluta, medirá quién será el tercer socio en esta aventura fiscal. En el anterior viaje el compañero fue el PP a pesar de las reticencias iniciales y, en buena lógica a tenor del pacto presupuestario en el Parlamento firmado hace sólo unos meses, en esta ocasión los 'populares' volverán a ser la primera opción.

En este sentido, el presidente del PP vasco, Alfonso Alonso, pidió en julio que se rebaje el tipo general del Impuesto de Sociedades del 28% al 25% para equipararlo al resto de España. Pidió también mejoras fiscales para las familias en el IRPF. Alonso advirtió a los partidos gobernantes que tenían que elegir entre ese modelo o la “radicalidad” de EH Bildu. Ramiro González, en este sentido, ha señalado que tanto el PP como EH Bildu deberían aclarar públicamente “si se quieren remangar y sentarse a negociar o prefieren mantener una posición maximalista de principios políticos”.

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