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El 'casco azul' López trata de 'salvar al soldado PSOE' del “suicidio colectivo”

Patxi López, votando en la casa del pueblo de Portugalete.

Aitor Guenaga

El lehendakari Patxi López ha asegurado que “mañana es el primer día para recuperar el PSOE”. Tras votar en la casa del pueblo de Portugalete (Bizkaia), López ha animado a votar pensando “qué es mejor para el Partido Socialista, pero también para el conjunto de España” y ha asegurado que se “ve con fuerzas para liderar el PSOE”. “Sobre todo espero que mañana sea el primer día en el que recuperemos al mejor Partido Socialista, eso es lo que está esperando la ciudadanía y no podemos enredarnos en otras cuestiones” 

Patxi López cerró la campaña de primarias para dirigir el PSOE en su tierra. Y lo ha hecho como empezó, con un acto casi íntimo, rodeado de militantes guipuzcoanos en Orio y sin grandes alharacas. Un encuento emotivo en el que se ha recordado a los socialistas resistentes frente al terror: el edil oriotarra Juan Priede, asesinado por ETA un día antes de que López ganara el congreso del PSE-EE de marzo de 2002. O a Enrique Casas -asesinado por los Comandos Autónomos Anticapitalistas en 1984- quien, pocas horas antes de que lo matasen, compró la casa del pueblo donde el lehendakari ha dado carpetazo final a la campaña.

Y Patxi López ha cerrado la campaña mucho más preocupado que cuando arrancó este 'magical mystery tour', tras constatar que las cuadernas del PSOE han reventado completamente, dejando al partido abierto en canal, en estado comatoso, acechado por los insultos, la división y los cuchillos volando por encima de las cabezas de la militancia. Una realidad que, de mantenerse, llevará al partido al “suicidio colectivo”, la fractura y tal vez la escisión. Así de crudo lo ve el lehendakari. Ni un paño caliente en su descripción del momento histórico que vive el PSOE.

“Tenemos que parar esto, tenemos que parar las máquinas de guerra, los insultos, el odio entre compañeros, el deseo de revancha”, había clamado por la mañana este sábado cerca del museo Guggenheim y junto a la estatua de Ramón Rubial, referente del socialismo que siempre, y en situaciones mucho peores tras pasar más de 25 años encarcelado por el franquismo, apeló a construir y nunca a destruir, como ha recordado López. “No podemos traicionar a los viejos socialistas que con su vida, con años de cárcel y exilio, defendieron al PSOE y nos lo legaron como su bien más preciado”, ha advertido.

Por eso ha repetido durante estas semanas de campaña una y otra vez el valor de la unidad. Ha sido un clamor en el desierto.

Una campaña que le ha llevado a López a recorrer más de 50.000 kilómetros -“todas las comunidades autónomas; hasta en Ceuta hemos estado”, precisaba uno de sus más íntimos colaboradores- con su discurso de 'casco azul', como le han afeado sus revivales. Susana Díaz y Pedro Sánchez, esos a los que él mismo ha descrito en su último acto de campaña en Euskadi como dos políticos encadenados al reproche, sin atisbo alguno de buscar la integración en el PSOE, sino más preocupados en “pasar factura el uno al otro”. Como se mostraron en el debate, según López: “dos compañeros mordiéndose los tobillos todo el rato, buscando culpables de unos errores de los que todos somos responsables”, ha admitido en primera persona.

Y con un instinto, además, casi homicida que aterra y atrae por igual a la militancia -esos 188.000 socialistas que este domingo están llamados a las urnas para elegir a su timonel o lideresa- mientras llevan al partido al abismo de la división y la irrelevancia con el sonido de fondo que dejan los cuchillos cuando buscan carne fresca.

El drama para López es que el partido, incluso cuando se abran este domingo las 5.000 urnas dispuestas en las agrupacione socialistas, siga dando vueltas en la rotonda de la división, cuyo exponente -aunque no el único- fue el tormentoso Comité Federal del 1 de octubre del pasado año. Una reunión que aún causa bochorno entre la militancia socialista y que abrió de par en par la caja de los truenos, extendiendo todos los fantasmas y odios hasta llegar a la última agrupación socialista y la última cuenta de Twitter.

El lehendakari y tercero en discordia en las primarias, de hecho, se ha hecho fuerte en todas estas semanas en el discurso de la unidad -“la unidad es nuestra obsesión”, ha repetido hasta la extenuación, al tiempo que ha asegurado estar dispuesto a ponerse “dos cascos azules cada uno” para parar la guerra interna en el socialismo español. Pero López es consciente de que van a hacer falta mucho más que cascos azules, banderas blancas y discursitos de fraternidad interna para llegar al congreso sin sangre en las camisas y sin cuchillos en las espaldas. “El congreso no puede ser una repetición del Comité Federal del 1 de octubre”, ha advertido.

En su última intervención, López ha censurado a sus dos rivales por igual. “Nosotros no cambiamos de ideas cada diez minutos”, ha reprochado al exsecretario general Pedro Sánchez sin citarlo, “ni elaboramos programas en dos días a todo correr para salvar la papeleta”, apuntando con el dedo -aunque sin tampoco nombrarla- a la lideresa andaluza. Él, en cambio, ha sacado pecho de su campaña sin estridencias, de su 'candidatura limpia: “ninguna mala palabra, ningún insulto, me siento orgulloso de que no hayamos bajado al fango en el que algunos han querido convertir estas primarias”.

¿Y a partir del lunes, que puede pasar? Patxi López no tiene claro el resultado. Y aunque no lo verbalice da a entender que, si las cosas siguen como hasta ahora, dará igual que gane uno u otro. Pocos tiene dudas de que si, como parece, López no es elegido secretario general, sí estará en cambio en la solución. No son pocos los que le sitúan en la presidencia del partido, gane Pedro o Susana, como instrumento de pacificación, para coser y remendar el partido.

Los cerdos vuelan en Euskadi, ¿y en el PSOE?

Aunque el lehendakari no da por perdida la batalla. Y para ello recuerda aquellas palabras del ahora portavoz del Gobierno vasco, Josu Erkoreka, en la campaña electoral vasca de 2009, cuando dijo que era más fácil que los cerdos volaran que ver a Patxi López en la Lehendakaritza. Y ocurrió.

“Pedid el voto para salvar el partido”, clamaba López en la recta final de la campaña, “y cuando os respondan ”Sí, el mejor es Patxi, pero...“ pues si el mejor es Patxi, vota Patxi, porque no hay 'peros' que valgan. Si todos los que dicen eso, votan Patxi, votan con libertad y votan en conciencia, vamos a ganar”, soñaba el lehendakari, en un intento de sumar a la militancia a ese sueño por la unidad del partido.

“No hay voto más útil” que el de su candidatura, dice. “Otros serán útiles para cargarse a Pedro o para cargarse a Susana”. “Nosotros lo somos para salvar al PSOE. Yo no quiero un voto para cargarme ni a Pedro ni a Susana, sino para sumarlos en el mismo proyecto”.

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