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Buscar piso en Madrid cuando se acerca el nuevo curso: cada año un reto mayor

Captura de pantalla Google Maps Plaza de España

Laura Uche

La alta demanda de pisos de alquiler en la capital no se corresponde con la insuficiente oferta, lo que ha provocado en el último año, además de la subida de los precios, la necesidad de ser rápido y aceptar la mayoría de condiciones sin apenas negociar. Lo explica Fernando Encinar, jefe de estudios de idealista, una de las webs más recurridas por los estudiantes a la hora de buscar piso: “Los inquilinos ya no lanzan una contraoferta a pesar de que el precio sea elevado por miedo a que otra persona firme antes que ellos”.

Esto se corresponde con los datos del informe de marzo de la agencia, que sostienen que el 19% de los pisos alquilados en Madrid estuvo menos de 48 horas en el mercado. Después de unas 19 llamadas de media, los propietarios suelen dejar de contestar y pasan a la acción permitiendo entre dos y cinco visitas. Pasada esa cifra, poder visitar el piso ya resulta complicado. El anuncio desaparecerá en pocos días.

Lo que hace que un propietario se decante por un inquilino u otro son principalmente la “fiabilidad económica” y las “buenas sensaciones personales”, según un estudio de la misma entidad de agosto de este año. El hecho de ser el primero en decidirse, pagar un adelanto o contar con referencias personales son también cuestiones claves para ser el inquilino elegido.

Requisitos imposibles y anuncios surrealistas

Para encontrar un piso entre agosto y septiembre, los meses con mayor demanda, es necesario dedicarse casi exclusivamente a ello. Aplicaciones como las del idealista o fotocasa son ahora imprescindibles para los estudiantes que estén inmersos en la búsqueda: las alertas y avisos inmediatos facilitan el contacto con los propietarios pocos minutos después de que se haya publicado el anuncio.

A través de estas aplicaciones, Ana y sus dos compañeras han encontrado el piso en el que han empezado a vivir. Con unos filtros de búsqueda respecto al precio, a la zona, y buscando pisos amueblados “porque venden muchos pisos sin amueblar y cuando llegas te encuentras con la sorpresa”. Hizo falta que visitasen seis pisos, “en alguno de ellos, el salón era un pasillo”, antes de dar con el elegido: 433 por persona con calefacción y agua incluidas, mientras que el resto de gastos van a parte. Las habitaciones, “bastante pequeñas”.

Óscar es otro de esos estudiantes que durante el curso habita en Madrid. Junto con dos compañeros y a través de las webs de el idealista y milanuncios, han conseguido encontrar casa también después de visitar seis pisos. “Lo más complicado es ponerse, sobre todo si no eres de Madrid y te tienes que desplazar hasta allí para verlos”. Sostiene que la media en zona universitaria (Arguelles, Moncloa, Guzman el Bueno) ronda los 1.400-2.200 euros para un piso con tres habitaciones. Algunos incluyen los gastos, otros no, algo que podría encarecer incluso 400 euros el precio final.

La experiencia de estos chicos no ha sido del todo satisfactoria: “Estábamos a punto de firmar un piso de una persona que era el propietario de todo el edificio, pero nada más entrar en el portal vimos fotos de Franco, la bandera con el águila, cabezas de ciervo…”, cuentan. Decidieron echarse atrás. Además, el propietario les dijo que les haría pagar todos los desperfectos que pudiesen causar: “Él ya tenía nuestra fianza y no nos la quería devolver, pero 20 minutos después de marcharnos nos llamó para recular”.

Cristina y Rodrigo también tuvieron una mala experiencia buscando a través de las agencias ya citadas. Comenzaron la búsqueda de piso desde Moncloa hasta Sainz de Baranda en junio para entrar a vivir en agosto: “Nos dimos cuenta de que era imposible porque los pisos volaban y decidimos esperar justo a la semana de antes”. Primero querían un piso por un máximo de 800 euros con dos habitaciones, pero les resultó imposible, así que decidieron empezar a visitar apartamentos de una sola habitación.

Por 700 euros encontraron dos de unos 30 metros cuadrados, pero al ir a verlos en persona se llevaron la sorpresa.“La altura en su zona más alta era de 1,75 metros”, se daban con la cabeza en el techo, cuenta Cristina a eldiario.es. Por el último piso que fueron a ver, el definitivo, tuvieron que pelear un poco con la agencia: “Nos pedían una nómina propia, que no tenemos porque ambos somos estudiantes, y no les servían las de nuestros padres que son los que pagan el piso”. También les exigieron un aval bancario por el precio total del piso durante un año, unos 100.000 euros. Al final consiguieron alquilarlo pagando dos meses de fianza.

“He visto dos anuncios de gente que te alquila un sofá cama para dormir en el salón”, cuenta Carlos. Yendo a visitar los pisos en persona tampoco ha tenido mucha suerte. “En una ocasión me dijeron que no podía utilizar el salón porque era una estancia de la propietaria, sólo para ella”, relata. Además, en algunos procesos de selección le han pedido un contrato, un aval o “hasta tres nóminas”.

Los relatos de experiencias un tanto surrealistas se multiplican en las redes sociales: desde poner límites a la altura de los inquilinos hasta ofertar pisos completos pero avisando de que el propietario pasa las tardes trabajando en él.

Compartir piso, la decisión más repetida

Dentro del mercado del alquiler, lo que se refiere a la demanda de habitaciones ha aumentado un 80% durante este año. Madrid tiene el 34,9% de las habitaciones que se anuncian en España, y el precio medio oscila los casi 400 euros.

Muchos estudiantes universitarios comparten piso con amigos o compañeros de la residencia en la que han vivido durante el primer año de carrera, por lo que buscan un piso completo. Otros se lanzan a la aventura, no sólo de encontrar una habitación, sino también compañeros.

Para ello, aplicaciones como Badi, con una serie de filtros, tanto para el piso como para el compañero, permiten chatear directamente con el propietario del piso que te haya gustado, facilitando así la búsqueda.

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