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La difusión de los correos de la amiga del rey tumban la hipótesis de pacto entre Urdangarin y su exsocio

Intercambio de e-mails entre la Fundación Nóos y la amiga del rey Corinna Sayn-Wittgenstein

Alicia Gutiérrez

Un día después de que el juez del caso Urdangarin, José Castro, levantase el secreto de las investigaciones sobre el desvío internacional de fondos de la trama Nóos, el exsocio del duque de Palma lanzó ayer un contraataque de dimensiones y consecuencias todavía imprevisibles. Acorralado por el descubrimiento –y bloqueo- de una cuenta abierta en Luxemburgo a su nombre y al de su esposa y en la que el juez localizó 950.000 euros, Torres envió por la mañana a través de su abogado un escrito al juzgado con copia de varios correos cruzados entre un empleado de la trama Nóos y la princesa Corinna Sayn-Wittgenstein, el miembro más célebre del círculo de amigos íntimos del rey. Todo indica que tras los meses de silencio que siguieron a la andanada de primavera, cuando Torres envió al juez una primera tanda de correos comprometedores para la infanta y el rey, la guerra se ha reanudado. Y que lo ha hecho cuando faltan cinco días para que acabe el plazo de alegaciones contra la fianza de 8,18 millones exigida por la Fiscalía. Si en algún momento los dos principales imputados planearon pactar entre sí para minorar daños, la difusión de los correos demuestra que el acuerdo sigue hoy lejos.

El antiguo profesor de Esade es el gran perdedor de las indagaciones efectuadas en Suiza y Luxemburgo: mientras que del depósito bancario abierto en el Gran Ducado le pertenece sin duda, Anticorrupción no ha logrado aún pruebas incontestables de que Urdangarin cobrase 143.000 euros a través de una cuenta suiza de la sociedad helvética Artic SA, cuya titularidad real corresponde al bróker catalán Alex Sánchez Mollinger, dueño de la española Numa Capital. Y, en cualquier caso, aun si Suiza accediera a cooperar como ha hecho Luxemburgo, el hecho de que Torres ocultase 950.000 euros agrava sus riesgos de ser también imputado por delito fiscal. En cambio, esa posibilidad se aleja para Urdangarin dado que los pagos, procedentes de España, se hicieron a lo largo de dos ejercicios y lo defraudado no alcanzaría en ningún caso el importe mínimo a partir del cual hay delito. Sobre ambos pesan actualmente cuatro imputaciones por otros tantos delitos: malversación, prevaricación, fraude a la administración y falsedad documental. Se arriesgan, por tanto, a ir a prisión.

Es en ese contexto en el que aparecen los nuevos mails. Su contenido prueba cómo la aristócrata, quien la pasada primavera acudió al controvertido safari de Botswana que terminó obligando al jefe del Estado a pedir perdón público, participó en la Valencia Summit de 2004, la primera de las cumbres turístico-deportivas que reportaron a Instituto Nóos 5,8 millones de euros pagados por el erario valenciano y balear. Pero, con ser relevante eso, lo esencial no reside en por qué y en calidad de qué y a cambio de qué participó la aristócrata en aquel foro. La verdadera clave estriba en que Torres ha hecho irrumpir en la escena del caso a la mujer que, por su conexión personal con el rey, iniciada justamente en 2004, ha hecho correr en los últimos meses ríos de tinta prudente y eufemística salvo excepciones.

En este caso, el mensaje es la propia existencia de los correos. Que el nombre de Corinna Sayn-Wittgenstein aparezca asociado a la trama Nóos, aun de modo colateral, presagia que Torres no está dispuesto a cargar con el grueso de las culpas. Y parece ir dirigido no solo a Urdangarin sino a las altas esferas. Hasta ahora, Torres se ha negado a declarar ante el juez. Pero pertenece aún al capítulo de las incógnitas saber si el golpe de efecto que implica la revelación del cruce epistolar entre Corinna y Nóos se traducirá en un cambio de posición que le lleve a declarar ante el juez para contar su propia versión de los hechos. O a difundir más correos.

Fechados entre el 2 y el 3 de noviembre de 2004 y escritos en inglés, los correos son coloridos y ajenos al lenguaje protocolario o comercial. La secuencia se abre con un mail donde la princesa sueco-alemana se dirige a un empleado de Nóos, Francisco Larreina, para agradecerle toda la ayuda que le prestó. ¿Para qué? Para “nuestro viaje”, se lee en el texto.

La serie se cierra con otro correo, remitido por Larreina a Mario Sorribas, hombre de confianza de Urdangarin y apoderado de Aizoon SL, la empresa propiedad del yerno del rey y de su esposa. En un tono jocoso o divertido, Larreina lanza una pregunta a Sorribas, ahora en castellano: “Mario, crees que me podré casar con la Señorita Corinna??” Sorribas responde así: “Ahí has estao (sic) torero , Francisco!!! Yo creo que este es el camino para llegar a cualquier parte del mundo”. En una misiva anterior, Larreina ya había expresado a la princesa su devoción por su persona: “Es usted una mujer encantadora!!”, le dice, con dos signos de admiración de cierre al modo anglosajón, Larreina agradece a Sayn-Wittgenstein su asistencia a la Valencia Summit de 2004 y le traslada su deseo de que participe en la de 2005. “Much love”, es su fórmula de despedida.

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