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Presidente via Twitter: así amenaza Trump a las grandes empresas

Donald Trump ha declarado que cuando sea investido presidente dejará de usar Twitter o lo hará de una forma mucho más contenida.

Rupert Neate

Los numerosos y sesgados tuits de Donald Trump le ayudaron a ganar las elecciones de Estados Unidos. Ahora, el presidente electo utiliza Twitter para conseguir que las grandes empresas se rindan a sus objetivos y ayuden a “hacer de Estados Unidos un gran país otra vez”. De nuevo, esta semana se ha demostrado que la inusual estrategia de Trump está teniendo sus frutos. Ford ha cancelado sus planes de abrir una nueva fábrica en México.

Después de su victoria electoral, Trump reconoció que Twitter y otras redes sociales le habían ayudado a ganar a Hillary Clinton a pesar de un gasto publicitario significativamente menor. “El hecho que yo tenga tanto poder en términos de números en Facebook, Twitter, Instagram, etc. creo que me ha ayudado a ganar, a pesar de que ellos se han gastado mucho más dinero que yo”, declaró al programa 60 Minutes de la CBS.

Trump ha afirmado que sus dedos tuiteros descansarán cuando sea investido 45º presidente de Estados Unidos el próximo 20 de enero. “Estaré muy contenido, si es que lo llego a utilizar”, afirmó en la misma entrevista. Sin embargo, el presidente electo ha seguido utilizando Twitter durante el periodo de transición, apuntando especialmente a las compañías multinacionales, así como a sus oponentes políticos y a los medios de comunicación.

Hasta ahora, la estrategia ha tenido buenos resultados y la líder francesa de extrema derecha, Marine Le Pen, ha celebrado el anuncio de Ford como prueba de que el “proteccionismo funciona”. Pero otras compañías estadounidenses también se han visto afectadas.

General Motors

Ford y General Motors (GM) han sido las últimas empresas en ser atacadas por Trump, llegando a plantear la posibilidad de que parte de la estrategia industrial de Estados Unidos esté influenciada o incluso formulada en redes sociales.

Mientras Estados Unidos volvía al trabajo el martes por la mañana después de las celebraciones de Año Nuevo, @Real DonaldTrump, que tiene 18,6 millones de seguidores, tuiteó: “General Motors está enviando el modelo Chevy Cruze, fabricado en México, a los concesionarios estadounidenses a través de la frontera y libre de impuestos”.

Las acciones de GM cayeron inmediatamente un 3% antes de que se volviesen a recuperar con la aclaración de la empresa de que la inmensa mayoría de los coches fabricados en México son para mercados internacionales. De los 190.000 Chevrolet Cruze de tres puertas vendidos el año pasado en EEUU, solo 4.500 fueron fabricados en México.

Durante la campaña electoral, Trump prometió en repetidas ocasiones fijar un arancel del 35% a los coches fabricados en México y vendidos en Estados Unidos. Actualmente, las compañías estadounidenses pueden importar bienes desde México sin pagar impuestos gracias al Acuerdo de Libre Comercio del Atlántico Norte (NAFTA), calificado por Trump como “quizá el peor acuerdo comercial de la historia”.

Trump ha amenazado insistentemente con renegociar o “acabar” con NAFTA. El acuerdo de libre comercio ha permitido a la industria automovilística convertirse en una parte en auge de la economía mexicana, con las compañías extranjeras invirtiendo más de 19.160 millones de euros en la construcción de fábricas en su cinturón industrial alrededor de Aguascalientes entre 2010 y 2015.

Aparentemente, Trump había publicado el tuit a las 7.30 de la mañana sin consultárselo a Mary Barra, directora ejecutiva de GM, a quien nombró el mes pasado para el foro de estrategia y política, en el que Trump declaró que le ayudaría a formular sus políticas comerciales y empresariales.

“Este foro convoca a directivos y líderes empresariales que saben lo que hace falta para crear empleos e impulsar el crecimiento económico”, declaró Trump en el momento del nombramiento de Barra. “Mi Administración se compromete a utilizar la experiencia del sector privado y a acabar con la burocracia, que impide a nuestras empresas contratar, innovar y expandirse aquí, en Estados Unidos”.

Ford

Horas después de la reprimenda a GM, Ford, que ha sido atacada por Trump en varias ocasiones por producir en México, anunciaba que abandonaba sus planes de abrir una fábrica de 1.533 millones de euros en San Luis de Potosí. En su lugar, Ford ha anunciado que invertirá 670 millones de euros en una planta de montaje en Michigan.

Mark Fields, presidente de Ford, afirmó que la decisión fue tomada, en parte, por las “políticas de Trump favorables al crecimiento” económico. “Consideramos muchos factores a la hora de la toma de decisiones”, declaró el empresario en Fox News. “Uno de los factores que esperamos con Trump es un entorno empresarial más positivo para la producción estadounidense y algunas políticas favorables al crecimiento que dijo que perseguiría. Así que esto es un voto de confianza”.

Trump celebró la decisión, tuiteando: “En lugar de llevar los trabajos y la riqueza fuera, ESTADOS UNIDOS se convertirá en el imán más grande del mundo para la INNOVACIÓN y la CREACIÓN DE EMPLEO”.

Boeing

El mes pasado Trump criticó al fabricante de aviones Boeing por el coste “fuera de control” del nuevo Air Force One 747 (el avión del presidente de EEUU) y pidió que se abandonase el acuerdo con la empresa. El tuit provocó una sacudida de 958 millones de euros en el valor de mercado de la empresa antes de que el precio de la acción se recuperase.

Trump convocó al presidente de Boeing, Dennis Muilenburg, a su complejo de Mar-a-Lago en Florida, declarando a los periodistas que estaba intentando bajar los costes de la aeronave. Al dejar el edificio, Muilenburg señaló: “Lo haremos por menos de ese precio y nos comprometemos a trabajar juntos para asegurarnos de que eso ocurra. He podido trasmitir al presidente electo mi compromiso personal en nombre de la compañía Boeing”.

Lockheed Martin

Trump también ha atacado a Lockheed Martin por el coste de la nueva generación de aviones de combate F-35. “El programa y coste de los F-35 están fuera de control. Se pueden ahorrar y se ahorrarán miles de millones de dólares en compras militares (y de otro tipo) a partir del 20 de enero”, tuiteó el mes pasado. De nuevo, el tuit provocó una caída en el valor de mercado de la empresa de miles de millones.

Trump desarrolló su tuit durante el programa Today Show: “Los aviones son demasiado caros y vamos a hacer que los precios bajen y, si no lo conseguimos, no los compraremos”. De nuevo, el presidente electo convocó a la presidenta de Lockheed, Marillyn Hewson, a su residencia de Florida.

“He tenido una productiva reunión con el presidente electo Trump”, declaró Hewson. “Agradezco la oportunidad de discutir sobre la importancia del programa F-35 y el progreso que hemos alcanzado para bajar los costes. El programa F-35 es un programa fundamental para nuestra seguridad nacional y he transmitido al presidente electo nuestro compromiso de entregar un avión económico a nuestro ejército y nuestros aliados”.

Probablemente insatisfecho con la reacción, Trump anunció a través de Twitter que había pedido presupuesto a Boeing para otra opción de aviones de combate, los F-18 Super Hornet.

Traducido por Javier Biosca Azcoiti

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