Los retos de las izquierdas para el ciclo que viene
Hace justo un año que asumimos la coordinación nacional de los Comuns con un claro objetivo: relanzar el proyecto y fortalecer la organización para hacerla más cohesionada, más arraigada y más útil para el país. Desde entonces hemos hecho un trabajo intenso y constante para recuperar musculatura organizativa, reconectar con el territorio y volver a situar a los Comuns como el espacio que impulsa y marca el rumbo de la izquierda catalana.
En paralelo hemos estado trabajando para construir un proyecto amplio, plurinacional y ganador, capaz de articular mayorías transformadoras en Catalunya y en el Estado. Hemos mantenido conversaciones con todas las fuerzas de izquierdas, tanto catalanas como del ámbito estatal, y el balance está claro: las izquierdas todavía afrontamos retos importantes e inaplazables. Queremos poner estos retos sobre la mesa y compartirlos, con el objetivo de abrir espacios de reflexión y acción entre todos aquellos que se niegan a resignarse ante la creciente amenaza de la extrema derecha.
En primer lugar, la gente no quiere peleas estériles entre las fuerzas de izquierdas. Y ese cansancio es perfectamente comprensible. La política debe ser también conexión, esperanza y la sensación de que existe una luz al final del túnel. Debe ofrecer certezas y horizontes compartidos, al tiempo que mantiene la contundencia y la valentía necesarias para afrontar los grandes retos del país.
En segundo lugar, es necesario hacer autocrítica, la gente no quiere grandes discursos ideológicos desconectados de su día a día; necesita ver cómo las políticas impactan de forma inmediata en su vida. La política ideológica sólo tiene sentido si va acompañada de una política pública rápida y tangible. Es ahí donde se juega la credibilidad de las izquierdas.
Si hoy la gente se siente desconectada de las izquierdas, si vemos con miedo cómo la extrema derecha crece, es porque en estos últimos años todas hemos hecho sólo una parte del trabajo. La crisis de la vivienda es el ejemplo más sangriento de ello, y evidencia que todavía tenemos mucho trabajo por delante. Pero la autocritica no debe llevarnos al inmovilismo. Por eso de cara al próximo ciclo electoral creemos que las fuerzas progresistas tenemos tres tareas que son igualmente imprescindibles e inseparables.
La primera es coordinarnos, trabajar juntas y levantar un auténtico muro de contención democrática frente a la extrema derecha. Y aquí los Comuns tenemos claro que queremos ser el pal de paller, el anclaje que haga posible esta cooperación no sólo con partidos políticos sino también con la sociedad civil organizada. Porque sabemos perfectamente qué ocurre cuando este muro falla: basta con mirar los gobiernos autonómicos en los que Vox tiene secuestrado al PP. Como el del País Valencià con Mazón, que ha desmantelado políticas de igualdad, ha perseguido el valenciano y con la DANA ha demostrado una gestión desastrosa. Primero recortan lo público, luego no asumen responsabilidades, encubren negligencias y se aferran al cargo. Nos jugamos mucho.
La segunda labor es igual de decisiva: ofrecer resultados inmediatos, tangibles, que la ciudadanía pueda notar de hoy para mañana. La gente necesita soluciones que se vean y se toquen. Anunciar 210.000 viviendas es imprescindible para el futuro, pero no da respuesta hoy a uno de cada cinco catalanes y catalanas que deben destinar más de la mitad de los ingresos a pagar la vivienda. Por el contrario, prohibir las compras especulativas sí tiene un impacto directo y visible. Y todos los gobiernos, ya sea el del Estado o el de Catalunya y todas las fuerzas políticas, desde el PSC hasta ERC, la CUP o los Comuns tenemos una responsabilidad directa. Hoy disponemos de las mayorías para hacer posible estos cambios, no las desperdiciemos.
Por último, la tercera tarea es hablar claro. Las izquierdas debemos hablar claro y abrazar los miedos de la población: si los servicios públicos están saturados y bajo una presión enorme, lo que hay que hacer es decirlo, reconocerlo e inmediatamente buscar los recursos para cambiar esta situación. Hablar claro es decir que hay que subir los impuestos a los multimillonarios y no culpar a los recién llegados. Si la gente se siente insegura en sus barrios y ciudades, necesitamos escucharles y explicarles que el orden público sólo se puede garantizar desde el Estado y no con escuadristas como Desokupa sembrando el miedo en los barrios. La solución pasa por reconstruir el Estado del Bienestar que durante tanto tiempo ha sido maltratado. Y para ello es necesario un gran pacto nacional entre todas las fuerzas del catalanismo democrático.
Y debemos hacerlo sin claudicar. Nos encontrarán de frente ante quienes organizan cacerías como las de Torre Pacheco, o cuando quieran romper la convivencia en Mataró, en Sabadell o en Salt. Utilizaremos todas las herramientas que tengamos para ello: por eso nos hemos personado como acusación popular contra el grupo ultra Deport Them Now, un grupo neonazi que podría estar detrás de muchas agresiones contra personas migrantes y que habría organizado las de Torre Pacheco o Mataró.
Este ha sido nuestro camino el último año: trabajar, unir, avanzar. Y es también el horizonte en mayo del 2027. Las municipales son la primera trinchera del muro democrático que debemos construir. En nuestras ciudades y pueblos se decidirá si la extrema derecha echa raíces o si la combatimos con política útil, cotidiana y valiente. El triunfo de Aliança Catalana o Vox no es inevitable. Cuando existe proyecto, valentía y resultados, la democracia gana. Lo estamos viendo en Nueva York, donde un candidato musulmán que defiende congelar los alquileres y hacer el transporte público gratuito será el próximo alcalde. Con radicalidad cotidiana, puede ganarse.
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