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El año pasado cerró con el menor número de asesinatos machistas de la serie y récord de llamadas al 016

El símbolo feminista durante una marcha en Madrid el 5 de marzo de 2021.

Marta Borraz

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Después de que 2020, el año del estallido de la pandemia, se convirtiera en el año con menos mujeres asesinadas por violencia machista, con 47, 2021 ha registrado todavía una cifra menor: el año pasado murieron 43 mujeres a manos de sus parejas o exparejas, cuatro menos que el anterior, según la estadística oficial del Ministerio de Igualdad. Aunque aún hay tres casos en investigación, ningún otro año de toda la serie histórica, que comenzó en 2003, tuvo un registro tan bajo. “Es una cifra indudablemente positiva, pero aún son 43 las mujeres asesinadas”, ha recordado la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell.

Se trata del segundo año de pandemia, una circunstancia que, según el Ministerio de Igualdad, no debe pasar desapercibida, aunque publicará este 2022 un estudio para ahondar en los motivos del descenso. En 2020 las expertas interpretaron que los confinamientos y las restricciones habían sido cómplices de los agresores y facilitado el control de las víctimas, de modo que no necesitaron aplicar violencia física y extrema para someterlas. “Sin estados de alarma no está tan vigente en un año como este, pero seguimos en pandemia”, ha asegurado Rosell, que se ha referido también al “incremento de recursos, presupuestos y sensibilización” del Gobierno como “política que funciona”.

Sin embargo, el número de menores asesinados se ha incrementado y han sido siete los casos. Un registro solo superado en 2017, cuando se contabilizaron ocho asesinatos, e igualado en 2015 y 2018. En cuatro casos había una denuncia previa, pero solo en uno se concedieron medidas de protección y estaba en vigor en el momento de los hechos. Y en todos ellos el asesino fue el padre del o la menor; el último ocurrió el 30 de diciembre en el madrileño barrio de Lavapiés, donde un hombre de 47 años que se acababa de separar de su pareja asesinó a su hija de tres.

Rosell ha lamentado que la conocida como violencia vicaria, aquella que cometen los agresores machistas contra los menores para redoblar el daño hacia sus madres, se haya incrementado en su faceta más extrema, el asesinato. “Cuando la mujer consigue salir de las relaciones violentas, tradicionalmente los hijos han seguido a merced del agresor”, ha explicado la delegada, que ha incidido en las medidas legislativas puestas en marcha el año pasado. “Son esenciales y se resumen en la frase de que un maltratador no es un buen padre”, ha sintetizado Rosell.

En la práctica es lo que pretende la Ley de Infancia, que prevé convertir en regla general la suspensión de las visitas a padres que han sido condenados o están siendo investigados por violencia machista, algo que según datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) no ocurre en más de un 4% de los casos. Además, desde el año pasado los hijos e hijas de mujeres víctimas que hayan sido acreditadas como tal por los servicios sociales podrán ser atendidos psicológicamente sin autorización de sus padres, algo que antes se limitaba a los casos en los que había denuncia.

Más peticiones de ayuda

Al mismo tiempo, 2021 ha sido el ejercicio que más llamadas ha registrado el 016, el teléfono de atención para víctimas. Desde su puesta en marcha en 2007, los registros han sufrido altibajos alcanzando el pico de 85.318 llamadas en 2016 y que fueron 87.307 el pasado año. A esto hay que sumar las consultas online al mismo servicio, 1.906 , y las atenciones vía Whatsapp, que el Ministerio de Igualdad habilitó durante el confinamiento de marzo de 2020 para poner a disposición de las víctimas medios de asistencia “silenciosos” y que desde entonces ha acumulado 8.729 consultas.

Todos los servicios atienden desde el año pasado a las víctimas de todos los tipos de violencia de género, no únicamente aquella restringida al ámbito de la pareja o expareja, uno de los avances que ha hecho España para ampliar en la práctica el concepto de violencia machista y adaptarse a lo que exige el Convenio de Estambul, la norma internacional de referencia en la materia y que España ratificó en 2014.

En marzo pasado se amplió el 016, que también sirve a víctimas de violencia sexual o trata con fines de explotación sexual, y unos meses más tarde el Gobierno aprobó lo mismo para ATENPRO, el servicio de atención y protección telefónica. Además, las estadísticas oficiales también contabilizarán desde ahora todos los feminicidios, y desglosará todos los casos en función de varias tipologías: feminicidios en la pareja o expareja, feminicidios familiares, sexuales, sociales y vicarios.

“Es el año con mayor crecimiento de utilización de recursos para víctimas y supervivientes, que cuentan con cada vez más servicios accesibles para los distintos tipos de violencia. Cuando la respuesta institucional se fortalece y se amplía, se facilita que las mujeres puedan abandonar las relaciones violentas o recibir ayuda”, ha señalado Rosell.

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