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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Ciudadanos confía en la debilidad de Juanma Moreno en el PP para aspirar a la presidencia

Javier Imbroda, Juan Marín y Marta Bosquet, en Almería

Néstor Cenizo

La candidatura de Ciudadanos vive los días con un optimismo tan desbordado que saludan a un avión de Easy Jet porque tiene las alas naranjas. Juan Marín no se conforma con menos de 27 diputados, el triple de los que tiene ahora, y con ese resultado se ve capaz de gobernar. Le dará igual si el PP le supera en votos o escaños.

A los mensajes electorales de optimismo y positividad conviene despojarlos del marketing, pero la tesis en Ciudadanos es que son un partido al alza, capaz de al menos doblar los nueve escaños de la pasada legislatura. El CIS les da 20, y otras encuestas hasta 27. Si las cosas se dan bien para ellos y suman lo suficiente con el PP, ya han anunciado que habrá cambio de gobierno. La cuestión será, en ese caso, quién gobierna.

¿Qué pasaría si el PP supera a Ciudadanos en votos y escaños? De momento, Marín no se ofrece como vicepresidente de Juanma Moreno. En el partido naranja dicen que aspiran al gobierno y solo al gobierno, también en un escenario en el que el PP les supere. El argumento es que Ciudadanos es un partido efervescente mientras se marchita el PP, que en las encuestas pierde entre cuatro y 13 escaños.

El razonamiento viene a ser el siguiente: “Aunque el PP nos supere por un puñado de votos y un par de escaños, su batacazo será histórico y nuestro ascenso espectacular. ¿Con qué cara querrá gobernar Juanma Moreno?”. En ese supuesto, en el que Ciudadanos sería tercera fuerza política, el partido naranja pretende explotar la debilidad de Moreno, incluso dentro de su partido, para pedir la presidencia.

En el hipotético escenario electoral endiablado con un empate a cuatro, Ciudadanos juega a agitar entre su electorado el fantasma de un gobierno socialista condicionado por Podemos e IU. Y aunque ha marcado reiteradamente las distancias con Vox (“nosotros no estamos por levantar muros”, “estamos en otra cosa”, “somos un partido liberal-progresista”…), no puede descartarse que el partido de Santiago Abascal pueda llegar a tener la llave de gobierno.

Tampoco descartan un bloqueo y aseguran que no ha habido contacto con Juanma Moreno, con quien este sábado Marín ha tenido un enganchón al pedirle que no le llame “perro” y pida disculpas por ello. Moreno ve “incoherente” que el de Cs pase de “perro de compañía” del PSOE a “perro de presa” en campaña, y este le ha contestado en Twitter. “No se equivoque de adversario”, le ha dicho al del PP.

El efecto electoral de la irrupción de Vox que beneficiaría a Ciudadanos

Ciudadanos está dedicando el fin de semana a dos provincias que considera afines. El viernes y el sábado por la mañana Marín estuvo en Almería, y ha reservado el domingo para un gran acto en Málaga con Albert Rivera e Inés Arrimadas. En Almería, donde las encuestas conceden un diputado a Vox, Marín insistió en que su proyecto está en las antípodas. “Jugamos en distinta cancha”, dijo el candidato en una pista de baloncesto, donde participó de un partidillo con simpatizantes.

En la candidatura insisten: no entrarán en el terreno de Vox por arañar un puñado de votos. Por eso, no ha habido ninguna referencia a la inmigración, como sí hizo tímidamente Pablo Casado el pasado jueves, cuando llamó a “ordenar” la llegada de inmigrantes. Sin embargo, basta un paseo por Almería para detectar que el mensaje del partido de ultra-derecha ha calado en algunos sectores.

“El de Ciudadanos es un proyecto liberal-progresista”, dicen en miembros del partido en Almería, que alertan del peligro de agitar las bajas pasiones en una provincia donde los inmigrantes son fuerza de trabajo en los invernaderos, y representan un altísimo porcentaje de la población en localidades como El Ejido o Roquetas.

En privado, en Ciudadanos añaden que la irrupción de Vox les podría beneficiar por efecto de la ley electoral. Están convencidos de que el voto de Vox es voto que pierde el PP, y que eso podría situar a Ciudadanos como segunda fuerza en varias provincias, con el premio añadido de poder llevarse el último diputado en liza, que suele requerir de un menor número de votos. Si ese fuera el caso, Ciudadanos podría pasar de uno a dos o tres diputados en Almería.

También son optimistas en Málaga, donde el CIS otorgaba cuatro escaños de salida. Ahora dicen que van a por la victoria, al menos en votos. Creen que Málaga es una provincia que encaja como un guante en su perfil: joven, con un tejido empresarial potente y con una estructura de población eminentemente urbana y menos rural, el bastión socialista.

Una eventual victoria en la provincia, aunque fuera pírrica y con empate a escaños, demostraría el éxito de la operación Imbroda, un cabeza de cartel local que se está midiendo a dos candidatos a la presidencia como Teresa Rodríguez y Juanma Moreno.

A por los indecisos

Marín prevé una segunda semana de hostilidades, y está convencido de que una participación alta beneficia a Ciudadanos. En la candidatura creen que el PSOE y el PP se conforman con no perder más, por lo que desincentivarán el voto, y que el viento de cola lo tiene Ciudadanos. “Es a otros a los que conviene que esto discurra muy tranquilo”, dicen.

La estrategia de Ciudadanos para movilizar al electorado indeciso, que el CIS cifra en el 26,6% de los que irán a votar, pasa en parte por estimular también el voto en clave nacional. Marín explicó en el debate en Canal Sur que las fórmulas y acuerdos de financiación para Cataluña o el País Vasco inciden en Andalucía. Sin embargo, está aprovechando los mítines para trasladar un mensaje menos sofisticado y entrar en un cuerpo a cuerpo con Quim Torra y la Generalitat en el que se le ve cómodo.

“Estoy temblando, aquí me tiene, cuando quiera nos vemos en los tribunales”, dijo ayer Marín, por segundo día consecutivo. También recogió el guante José Manuel Villegas, secretario de organización: “No nos insultan por ser andaluces, sino por ser españoles. Por querer seguir siendo españoles. Y porque no vamos a permitir que rompan España”.

Villegas sabe que esta retórica galvaniza al electorado, y por eso dedicó al asunto la mitad de su intervención en Almería. En materia de inmigración Ciudadanos no quiere jugar en la cancha de Vox, pero está muy dispuesto a ondear en Andalucía la bandera de la unidad de España.

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