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ENCE termina 57 años de relación con Huelva y deja en el aire el futuro de 300 empleos directos

Concentración de los trabajadores de ENCE durante las protestas

Fermín Cabanillas / Fermín Cabanillas

Huelva —

La empresa ENCE y la provincia de Huelva terminan este lunes una relación de 57 años de historia, los que han pasado desde que en 1957 comenzase a funcionar la producción de celulosa en su factoría, que ahora cierra sus puertas y deja en el aire 300 puestos de trabajo directos y más de 2.000 indirectos, y con unos acuerdos de última hora que, en lo laboral, dejan demasiadas incógnitas sobre el futuro de los empleados de la fábrica.

De hecho, el anuncio de ENCE de dejar de producir celulosa en su factoría de Huelva pone en entredicho el papel del Polo Químico de Huelva, que en su tramo principal da trabajo a unas 500 personas, y sólo el 20 por ciento del suelo para industrias sigue en activo. Es el tramo que pertenece a la Avenida Francisco Montenegro de Huelva capital.

De hecho, la historia del Polo Químico de Huelva, que este año ha cumplido 50 de vida desde su primera firma, está ligada al empleo en la ciudad en el último medio siglo, aunque el paso de los años, las crisis y los cierres de algunas empresas han ido provocando que vaya decreciendo la actividad. ENCE es, incluso, anterior al propio Polo, y su actividad ha hecho que decenas de onubenses hayan enccontrado trabajo en distintas ocupaciones durante los casi 60 años que ha estado operativa. Esas casi seis décadas terminan este lunes con el documento en Industria que certifica el final de la actividad.

Y es que, molestias y humos aparte, la historia del Polo Químico de Huelva es casi la de la propia ciudad. Su primer indicio de vida hay que buscarlo en el siglo XIX, cuando se planteó una gran instalación para procesar parte de la actividad minera, aunque no fue hasta 1964 cuando, siendo alcalde Federico Molina, el dictador Franco firmó un decreto el 30 de junio de ese año, que inicialmente fue bien acogido, teniendo en cuenta la mano de obra en desempleo que absorbió.

Actualmente, la asociación que agrupa a las industrias químicas, AIQBE, señala que son unos 5.000 los trabajadores de las distintas factorías, llegando a 8.500 los puestos indirectos, intentando recuperar bajones como los producidos entre el 2008 y el 2011, periodo en el que fueron 3.000 los empleos que se perdieron.

Porcentualmente, representa el 5 por ciento del empleo en la provincia de Huelva, siempre contando el global de todas las industrias que se encuentran en la zona realizando distintas actividades químicas.

410.000 toneladas al año

Con las actuales cifras de mercado es difícil entender la decisión de ENCE de cerrar la fábrica para los trabajadores de la misma. En su página web todavía presume de las características de su fábrica de Huelva, “que tiene una capacidad de producción de 410.000 toneladas/año de celulosa ECF (Libre de Cloro Elemental -Elementary Chlorine Free-). Sus parámetros de calidad la hacen especialmente valorada, entre otras razones, por su facilidad de refino en la producción de papel”.

Además, la fábrica onubense tenía capacidad para producir más de 800.000 MWh/año de energía eléctrica, suficientes para abastecer más de 200.000 hogares y las necesidades de energía eléctrica de más de 600.000 personas. De su actividad dependen unos 2.300 empleos estables, con una fuerte incidencia en el medio rural, aportando cohesión social y alternativa económica. Con datos como estos, los repreentantes de los trabajadores no entienden por qué deja de funcionar una factoría que consideran rentable a todos los efectos, y que ahora será una generadora de energía, olvidando el fin para el que fue creada en 1957.

Salvados 60 empleos directos

El cierre llega tras un intenso fin de semana, en el que los representantes sindicales de los trabajadores y la empresa han alcanzando un acuerdo inicial para mantener 60 puestos de trabajo en la factoría, pendientes del visto bueno de la asamblea de trabajadores. Con respecto a los trabajadores de Ence en Huelva que no seguirán en la fábrica, unos 230, se podrán acoger a indemnizaciones por despido que alcanzan los 45 días por año trabajado. El comité de empresa considera que, dadas las circunstancias, es el menos malo de los escenarios posibles que se podían alcanzar.

Por su parte, la empresa asegura que ha mejorado “significativamente su oferta sobre las condiciones que marca la legislación vigente”, además de que vincula una bolsa de empleo a la posible futura creación de 193 nuevos puestos de trabajo industriales, logísticos y forestales, mediante la transformación de sus plantas de cogeneración en una planta de energía con biomasa.

Sobre sus planes futuros, indica que de contar con el apoyo y la autorización de las administraciones, “este proyecto ampliaría significativamente el número de puestos que Ence podría ofertar en el terreno de la generación con biomasa, con la creación de 41 empleos industriales directos, 116 puestos forestales directos y 36 empleos indirectos en servicios de transporte y mantenimiento”.

Además, durante el período de construcción, estimado en 24 meses, hasta 100 trabajadores podrían recolocarse temporalmente en los trabajos de construcción, mientras que el acuerdo alcanzado hoy contempla, asimismo, la recolocación en la planta de 20 MW de la compañía en Mérida, una vez que finalice el periodo de operación de la empresa constructora el próximo mes de septiembre de 2016.

Con todo, lo único seguro a corto plazo es que ENCE dejará de producir celulosa en Huelva. El futuro de los trabajadores que no se queden depende de muchos interrogantes que no tendrán respuesta en breve. Para eso, aún habrá que esperar.

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