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El Ayuntamiento de Sevilla reconoce y rehabilita la memoria de casi 500 funcionarios “depurados” en 1936

Familiares de víctimas del franquismo ante el Ayuntamiento de Sevilla. | JUAN MIGUEL BAQUERO

Lucrecia Hevia

Es sábado 18 de julio de 1936 y ha comenzado el levantamiento militar contra la II República. Las fuerzas del ejército golpista en Sevilla, lideradas por el general Gonzalo Queipo de Llano (cuyos restos descansan en la Basílica de la Macarena), ocupan el Ayuntamiento y esa misma noche la ciudad tiene nuevo alcalde: Ramón de Carranza. Los sublevados quieren “asegurar la continuidad de los servicios municipales para dar sensación de normalidad a la ciudadanía”.

Que todo parezca normal. Pero no lo era. Había comenzado la guerra, los combates y con ella los actos de “represión” y “depuración” del franquismo. El llamado “terror caliente” de los primeros meses. Esos primeros días y meses del levantamiento, la corporación municipal defensora de la legalidad vigente fue a parar a la cárcel de la Gavidia. Y no fueron los únicos que sufrieron las consecuencias. Peones, barrenderos, pintores, recaudadores, limpiadoras de escuela, guardias municipales, jardineros, matarifes, bomberos, músicos... Hasta 479 funcionarios municipales fueron “depurados” de alguna forma, según ha documentado un informe de la Oficina de Memoria Histórica en Sevilla, gracias al estudio del historiador José Díaz Arriaza.

Este jueves 3 de mayo de 2018,  82 años después, estas 479 personas han recibido un acta oficial de reparación que se incluirá en sus expedientes contando lo que ocurrió en aquellos días y las “injurias” y acusaciones que se vertieron contra ellos para despedirlos, enviarlos a la cárcel y, en algunos casos, fusilarlos. Se cumple así la iniciativa que partió de un acuerdo plenario unánime del 29 de abril de 2016 que pedía al Ministerio de Justicia la expedición de la Declaración de reparación y reconocimiento personal para los empleados municipales sometidos a represalias por la Comisión Gestora organizada por los golpistas en 1936.

Al acto han asistido la Consejera de Educación, Sonia Gaya, en representación de la Junta de Andalucía; y el alcalde de la ciudad, Juan Espadas (PSOE), quien ha hablado como alcalde y “como nieto de uno de esos funcionarios, Manuel Cejas Aranda, recaudador”. 

Estaba prevista la presencia del ministro de Justicia, Rafael Catalá, que “había mostrado mucho interés en estar en el acto” pero que, según fuentes del Ministerio, no ha podido asistir por “problemas de agenda”. Cabe decir que el ministro presentó unas horas antes, en un desayuno informativo, al delegado del Gobierno Antonio Sanz en un espacio a escasos metros del Ayuntamiento.Y que el propio alcalde Espadas acudió en persona a recoger las actas que estaba previsto que entregase el ministro. También han acudido familiares de las víctimas y representantes de las asociaciones memorialistas que esperaban en la puerta con un mensaje de bienvenida: “no es usted grato”.

Lista de “indeseables”

Aquella tarde, aquellos días, querían que todo fuese “normalidad”. Pero ¿cómo hacer funcionar con normalidad una ciudad ocupada? La nueva Comisión Gestora del Ayuntamiento tenía entre sus misiones el cese del personal, para el que vecinos y compañeros de trabajo ayudaron a elaborar una lista de “sospechosos” e “indeseables”.  Muchos de los funcionarios sancionados lo fueron por no estar en sus puestos, por estar en esa lista, ... Otros, como Francisco Portales Casamar, jefe del matadero, fueron acusados de “rebelión militar”. Su delito, impedir que se llevaran unos camiones para Sevilla, cuenta su nieta.  Fue detenido el 11 de agosto. Y a pesar de mostrar “plena convicción de que no me pasará nada” en su última carta, murió fusilado el día 23.  O José del Castillo Díaz, expulsado como director de la banda de música y metido en prisión. O Alfonso Lasso de la Vega, director de turismo, y que fue detenido por sus antecedentes políticos y acabó exiliado en Portugal. Todos casos recogidos en el documental elaborado para la ocasión “La represión franquista en el Ayuntamiento de Sevilla”.

Muchos familiares han acudido al acto. Pero aún no se han encontrado parientes de toda la lista. Por eso el Ayuntamiento ha iniciado una búsqueda de familiares que hayan heredado la memoria de aquellos funcionarios que sufrieron las consecuencias del golpe, en muchos casos, abocados a la “indigencia” y a la “beneficencia”.  “Fueron condenados a la marginación y al reproche social”.

En 2016, tenían localizadas a 290 personas empleadas del Ayuntamiento y “depuradas” de una forma u otra. El trabajo documental recoge 479. Pero el historiador José Díaz Arriaza afirma que, durante la continuación de las investigaciones, ya suma más de 700. Porque es hora de “rendir cuentas con el pasado”, como dijo Juan Espadas. Y devolverles el reconocimiento en el mismo lugar en el que, de la noche a la mañana “se convirtieron en intrusos y enemigos”. Y “...recordar el nombre de todos sus ahogados” (del poema Fábula y rueda de tres amigos“, de Federico García Lorca recitado por Antonio Dechén en el documental) .

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