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Susana Díaz agita el miedo a un pacto entre PP, Ciudadanos y Vox para movilizar el voto de izquierdas

Comienza el segundo y último debate entre candidatos a la Junta en RTVE

Daniel Cela

El debate electoral de RTVE tiene el mismo corsé pactado por los partidos que el de Canal Sur Televisión, pero esta vez los cuatro candidatos se han esforzado por romper las costuras y arriesgar más en su estrategia. Hay tres diferencias claras respeto al último cara a cara: el contraataque de Juanma Moreno (PP) contra Ciudadanos, rival y cómplice en la derecha; y la reaparición de Teresa Rodríguez (Adelante Andalucía) como alternativa dura de izquierdas a Susana Díaz.

El tercer protagonista ha sido un partido que no estaba en el debate ni está en el Parlamento andaluz: Vox. La presidenta de la Junta y candidata del PSOE ha nombrado hasta cuatro veces a Vox, azuzando el miedo a que PP y Cs pacten un Gobierno con la ultraderecha si logran representación parlamentaria. “¿Están dispuestos a pactar con Vox para frenar al PSOE?”, preguntó Díaz a los líderes de PP y Cs. Cuatro veces, nunca respondieron. “Si no responden es que sí, que pactarán con Vox”, sentenció la socialista. Nombrar al partido de extrema derecha en la televisión pública, en la campaña electoral, es algo que PP y Cs han evitado a toda costa, conscientes de que la irrupción de Vox fragmentaría el voto conservador.

En el seno del PSOE andaluz existe también esta preocupación, y dos estrategias políticas: una era ignorarlos, no mencionarles por su nombre, no darles carta de naturaleza ni publicidad que les ayude a llegar al Parlamento. La otra era agitar el miedo a la irrupción de Vox para movilizar al electorado de izquierdas y dividir el voto de la derecha. Al final ha primado esta segunda tesis. Susana Díaz la ha convertido en la idea fuerza de su intervención y en el mayor foco de interés del debate en lar RTVE. Cuando ha finalizado el programa, el candidato de Cs y el portavoz de campaña del PP han salido a valorar el debate y, una vez más, evitaron responder claramente si pactarán con la extrema derecha (a preguntas de los periodistas). De aquí al domingo, Díaz y los suyos van a repetir machaconamente esta pregunta sin respuesta para movilizar a los suyos.

Faltan seis días

Faltan seis días para que los andaluces acudan a las urnas y los cuatro candidatos parecen haberse dado cuenta de que hay partido, de que la campaña electoral y el último debate televisado pueden movilizar a los indecisos. Así lo hemos visto por televisión. Juanma Moreno, el candidato del PP, se ha revuelto en el primer ataque recibido por su rival en Ciudadanos, Juan Marín. “Se ha vuelto a equivocar hoy. Yo no soy su adversario. Su adversario debería ser la señora Díaz. Usted traicionó la confianza de sus votantes en 2015, dijo que no pactaría con el PSOE y lo hizo. No me hable de confianza. Mi adversario es el PSOE, usted siga con sus cosas, y yo a lo mío”, le espetó.

“Usted a lo suyo y yo a lo mío”. Ésta fue la idea fuerza del PP, el espacio de confort con el que Moreno esquivó los envites de Cs sin entrar en confrontación directa con quien puede ser su aliado tras el 2D. El otro cambio de registro lo protagonizó Teresa Rodríguez, candidata de la coalición Adelante Andalucía (Podemos-IU). La gaditana ha llevado menos papeles y ha entrado con la misma vestimenta (literal) que usó en el mitin central de campaña hace dos días en Sevilla, junto a Pablo Iglesias. Se la vio más cómoda y con ganas de definir su distanciamiento político de Susana Díaz, después de que todos interpretaran un acercamiento táctico tras su rictus pacífico en Canal Sur. “¿Por qué habla de estabilidad si usted no agota ninguna legislatura. Ha adelantado las elecciones dos veces. Usted es el principal factor de inestabilidad de Andalucía”, le dijo a la presidenta.

Díaz respondió con menos colmillo político de lo habitual en sus réplicas a la gaditana, probablemente porque necesitará su apoyo para formar gobierno. Pero enseguida supo leer que la dinámica del debate entre ellas había cambiado, la diplomacia se había disuelto, y tocaba ponerse firme. Así volvió a aflorar la falta de afinidad entre ambas: “Estoy convencida de que usted tiene buenas intenciones pero gobernar no es fácil. Ponga los pies en el suelo que esto no es Juego de Tronos, señora Rodríguez”, le dijo, para echar por tierra sus propuestas económicas y en políticas sociales.

Juego de Tronos

El PSOE calcula que el programa de Adelante Andalucía implicaría un incremento del gasto anual de entre 24.007 y 28.175 millones de euros (entre 14 y 17 puntos del PIB). La gaditana le acusó de “inventarse su programa electoral”. “Usted no ve Juego de Tronos, pero es una gran experta. Usted es Cersei Lannister, puede buscarlo en internet. Ha aplicado grandes recortes en sanidad y en educación, es la que más daño ha hecho de todos”. [Cersei Lannister es uno de los personajes más sanguinarios de la popular serie de HBO, y la que más poder ostenta, por ahora, a costa de destrozar a todos sus enemigos].

Así se han roto las dinámicas del primer debate y, en parte, de toda la campaña electoral. PP ha plantado cara a Ciudadanos y Teresa Rodríguez ha demostrado que no hay puentes sólidos entre el PSOE y Adelante Andalucía. Juanma Moreno, amenazado por las encuestas que vaticinan un hundimiento de su partido, necesitaba frenar al partido naranja, aunque esté dispuesto a pactar con él un cambio de Gobierno, si logran sumar 55 escaños.

El PP ha aparcado la estrategia de no agresión y ha levantado la voz para evitar que Marín, una persona de tono moderado, vuelva a aparecer con espíritu triunfante. Moreno, más activo que hace una semana, acertó al buscar un desvío para atacar al partido naranja a través de los socialistas. “Sois cómplices”; “Ustedes debían saber lo que hacían”, le decía al candidato naranja. Cada vez que Marín le atizaba, Moreno recuperaba la frase que más ha repetido: “Yo no soy su adversario, mi adversario es el PSOE. Yo a lo mío, usted a lo suyo”.

La formación naranja aspira a crecer limando apoyos al PP y al PSOE, y el candidato naranja ha vuelto a ser igual de duro con unos como con otros. El de Sanlúcar ha tirado de telegenia, sacando papeles y frases con gancho, pero esta vez ha perdido terreno, se le ha visto desorientado y apenas ha articulado propuestas. Sólo al final del debate ha logrado recuperar el cara a cara con Moreno. “Me llamó perro hace dos días, creo que no es la mejor forma de hacer amigos, pero usted sabrá”, dijo. “Me ha insultado, ha llamado perro a un candidato a la Presidencia de la Junta, debería pedir disculpas a los andaluces”, insistió.

Susana Díaz esperaba un debate de “tres contra una”, un marco mental en el que sus tres rivales pelean por la segunda plaza a una distancia cómoda de ella. Pero esta vez tuvo que remangarse la chaqueta institucional y sacar el colmillo político que usa a diario en el Parlamento. “¿Usted va a dejar la economía andaluza en manos de Podemos?”, le interpeló Marín a la socialista. “PP y Cs son dos fuerzas que se detestan y que se ponen de acuerdo para ir contra el PSOE. Yo aspiro a gobernar en solitario”, dijo. En cuanto a empezado a interrogar a las derechas sobre un posible pacto con Vox, la candidata Teresa Rodríguez se ha quedado algo fuera de juego.

La tensión entre las dos candidatas se ha hecho más patente en este segundo debate. La gaditana señalaba a Díaz, apuntándole con el dedo acusador, y ésta protestaba por las interrupciones. “No me entretenga, señora Rodríguez, que siempre hace de muleta del PP. Sobre todo cuando meto el dedo en la llaga”, le dijo. “Cuando mete la pata”, le replicó ella. Rodríguez también fue muy dura en su cara a cara con los candidatos del PP y Cs, para dejar claro que su objetivo principal es “ser barrera de contención” a las derechas. Cuando Marín le recordó que Iglesias había pactado los Presupuestos Generales de 2019 en la cárcel, donde está preso el líder de ERC, Oriol Llunqueras, ésta le espetó: “Para negociar un salario mínimo interprofesional de 900 euros me voy a Marte, si hace falta, no sólo a la cárcel”, sentenció.

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