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Andalucía reserva estadios de fútbol y plazas de toros para una “vacunación masiva” con un tercio de las dosis necesarias

Imagen de archivo del estadio olímpico de Sevilla.

Daniel Cela

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El Gobierno andaluz de PP y Ciudadanos ha empezado a hablar insistentemente de “vacunación masiva” sin que España esté en disposición de vacunar masivamente contra el coronavirus. El Consejo de Gobierno ha aprobado este martes un plan de vacunación para administrar 500.000 dosis por semana, aunque ahora mismo llegan 140.000 por semana a Andalucía.

El reparto de dosis de las distintas marcas autorizadas por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) -Pfizer, Moderna, AstraZeneca y posteriormente Janssen- depende de la Comisión Europea, que ha unificado la compra y distribución de las vacunas contra la Covid-19 para evitar una pugna entre los países miembros en los mercados internacionales.

Aún así, el mensaje político de la Junta de Andalucía va dirigido al Gobierno de Pedro Sánchez, al que apremian para que negocie con Bruselas un mayor envío de partidas para poder acelerar las vacunaciones y lograr la inmunidad de rebaño en verano, como es el objetivo del Ministerio de Sanidad. Para redoblar la presión política, el Consejo de Gobierno andaluz ha aprobado este plan de “vacunación masiva”, que cuenta con ocho grandes superficies reservadas en las ocho provincias para administrar las dosis a cientos o miles de personas: el Estadio Olímpico de la Cartuja, en Sevilla; el Estado Colombino de Huelva, la plaza de toros de los Califas, en Córdoba, los palacios de congresos de Cádiz y Málaga, el Estadio Los Cármenes de Granada, el Estadio de los Juegos del Mediterráneo, en Almería, y el Centro Deportivo Fuentezuelas, en Jaén.

El plan contempla la puesta en marcha de superficies de gran tamaño, en su mayoría al aire libre y con facilidad de acceso en coche, en las que se respeten las distancias de seguridad, que contarán con distintos puestos de vacunación con capacidad de administrar hasta 3.600 dosis diarias. En el caso de los municipios más pequeños, se emplearán polideportivos o zonas de aparcamientos de grandes superficies. Y en zonas rurales, se hará uso de unidades móviles para zonas de difícil acceso. 

También se ha llegado a un acuerdo con las diez universidades andaluzas para usar sus instalaciones y se le ha pedido a los rectores que se habilite a los alumnos de 4º y 5º de las facultades de Medicina y de 3º y 4º de Enfermería para que aprendan y puedan vacunar. Antes de la llegada de los primeros cargamentos de dosis de Pfizer, la Junta formó a 560 enfermeras en la Escuela Andaluza de Salud Pública, en Granada, para administrar los viales. Ante la previsión de que empiecen a llegar cargamentos más amplios, la misma escuela ha formado a 14.000 enfermeros, según datos de la Consejería de Salud. El ritmo de vacunación, según el protocolo de la Junta, implica dedicar dos minutos en administrar la dosis a cada paciente, unos 360 pacientes al día.

El consejero de Salud, Jesús Aguirre, reclama al Gobierno un cargamento de 350.000 vacunas semanales y se queja de que ahora mismo tiene “un tercio” de las que puede administrar con sus recursos y personal. “El flujo de vacunas es complicado, porque las de Pfizer nos llegan, pero las de Moderna se retrasan”, dice Aguirre, que este miércoles reclamará a la ministra de Sanidad, en el marco del Consejo Interterritorial, que aclare por qué la información sobre el envío de algunas marcas cambia de repente y se retrasa. El objetivo sigue siendo tener inmunizada al 70% de la población andaluza en junio, algo que también comparte el Gobierno central, aunque el ritmo actual de vacunación está muy lejos de esa meta.

La tasa de contagios en Andalucía se ha reducido a la mitad desde el pico de la tercera ola, el pasado 1 de febrero. Entonces se superaba la tasa de mil casos por cada 100.000 habitantes y en este momento es inferior a 500, un dato positivo, aunque la cifra de muertos en las últimas 24 horas es de 113 víctimas. El ritmo de infectados ha descendido un 52,6% desde el 1 de febrero, se ha desplomado en 16 días -desde que la Junta aprobó las restricciones de seguridad- cuando en la segunda ola hicieron falta 23 días para que se notase el efecto.

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