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Trebujena, el pueblo rojo: 36 años votando al Partido Comunista

Una de las paredes con pintadas reivindicativas de Trebujena.

Daniel Cela

Trebujena es un pueblo de Cádiz con 7.000 habitantes cerca de la desembocadura del Guadalquivir, donde las viñas dejan paso a las marismas. Las casas son chatas y encaladas de blanco y sus vecinos llevan votando mayoritariamente al Partido Comunista -luego IU- desde hace 36 años. El 70% de los afilados a Izquierda Unida aquí pertenece también al PCE. Trebujena es un islote rojo dentro de la provincia gaditana, rodeado de pueblos y ciudades donde gobierna el PSOE o el PP.

Llueve fuera y hay siete personas desayunando en el bar El Litri, todos mirando un televisor que emite una tertulia sobre las elecciones del 2 de diciembre.

-No hay ni un tertuliano andaluz ahí. -dice Antonio, un anciano acodado en la barra.

-A Susana Díaz siempre le cambian el apellido. Con la guerra que ha dado este año y todavía la siguen llamando Díez. -le responde un hombre con botas de agua.

En este pueblo “la gente hace política y se habla mucho de política”. Aquí, en El Litri, desde hace 40 minutos los siete contertulios del bar han tomado el relevo de la tele.

-Aquí sólo se habla de política, éste es un pueblo de izquierdas. -dice el anciano- De política, del Cádiz [club de fútbol] y de El imperio del Sol.

¿Y quién va a ganar las elecciones?

-Estas andaluzas no las va a ganar nadie y las van a perder todos, incluso Ciudadanos. -sentencia Antonio.

En Trebujena, los comunistas han ganado con un promedio del 50,7% de los votos las diez elecciones autonómicas de la democracia, todas las generales, todas las europeas y todas las municipales excepto un paréntesis de tres años (1987-1991) en el que hubo un alcalde socialista, Antonio Cabral. Aquí salió el no a la OTAN, hubo manifestaciones en las calles contra el Tratado de Maastricht, que sienta las bases políticas de la UE, y el 70% votó en contra de la Constitución Europea. Aquí, en el 87, el sindicato CCOO le hizo una huelga al mismísimo Steven Spielberg cuando la productora de El imperio del sol (Warner) quiso rifar los trabajos para los extras, saltándose la lista del paro en la oficina del INEM, y lanzando los contratos al aire en la plaza del pueblo. “Esto es un fortín comunista que echó raíces ya en el tardofranquismo gracias al movimiento jornalero, y de aquí no los mueven”, dice Cabral, en conversación con eldiario.es/andalucia.

Estos días agitados de campaña para las andaluzas, los comunistas de Trebujena han escuchado cómo los partidos que disputan el poder a la presidenta Susana Díaz concentran su oposición en la denuncia de “los 36 años de gobiernos del PSOE”. “Se perpetúan en el poder gracias al clientelismo electoral”, dicen. “La única comunidad autónoma donde no ha habido alternancia de partidos en el poder. Es una anomalía democrática”, dicen. “Es un régimen socialista”, dicen. “Es una dictadura, es un monopolio del PSOE”, insisten. “No dejemos que lleguen a los 40 años, estarán más tiempo gobernando que Franco”, dicen.

“No me gusta, porque me lo podría aplicar a mí mismo”

Cada partido lo ha expresado con más o menos dureza, pero el fondo del argumentario es el mismo en el PP, en Ciudadanos y también en la coalición Podemos-IU (Adelante Andalucía). A los suyos en Trebujena no les ha gustado este planteamiento. “No me gusta, porque me lo podría aplicar a mí mismo, ¿no?”, dice el alcalde, Jorge Rodríguez. “Un partido puede llevarse muchos años gobernando y hacer un gran trabajo. Nos equivocamos al expresarlo así”, advierte el regidor.

Es lunes por la tarde, sigue lloviendo fuera y en el Consistorio de Trebujena no hay un alma. eldiario.es ha reunido al actual alcalde con un miembro de la primera corporación municipal, el exconcejal de Juventud del PCA, José Ruiz, que hoy tiene 70 años. “No me gusta el mensaje de ‘hay que quitarlos porque llevan muchos años en el poder’. No estamos a principios de los 80, cuando a la gente le faltaba cultura política y se les decían las cosas a voces. Hay que explicar las cosas bien”, dice Rubio.

El alcalde, de 40 años, coincide con su compañero y, de paso, manda un mensaje a los candidatos de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez (líder de Podemos) y Antonio Maíllo (de IU). “Nuestra gente tiene mentalidad de oposición, porque pocas veces hemos gobernado. No nos creemos que estamos en las instituciones, pero suele ocurrir que cuando llegamos, permanecemos”, advierte el alcalde. Y apostilla: “Al PSOE andaluz no hay que echarlo porque lleve mucho tiempo, sino por corrupto y porque engaña a la clase trabajadora”.

En Trebujena se habla de política, hay un activismo palpitante y un cierto orgullo de “resistencia”. Los vecinos han leído muchas crónicas escritas por foráneos sobre su pueblo, “el último bastión rojo”. Y ellos mismos han terminado exagerando la leyenda. Tres parroquianos, cada uno de un barrio distinto, ya han dejado caer que “en Trebujena se abrió la primera biblioteca pública de España”. “Primero el libro y luego la barra de pan”, dice José Carlos, parafraseando a Lorca. Lo que ocurrió, en realidad, fue que en 1929 el Gobierno se propuso que en cada pueblo de España hubiese una biblioteca pública y, para ello, creó en Madrid el Patronato de Bibliotecas Populares Hispanoamericanas. Trebujena fue de las primeras en enviar su solicitud.

Sigue lloviendo, pero la luz rojiza del sol sobre las marismas no deja entrar el otoño. En algunas ventanas del pueblo cuelgan banderas republicanas, soviéticas, andaluzas y del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT). En una calle aledaña al Consistorio hay bandera roja con la hoz y el martillo, de las que han desaparecido de los mítines de la confluencia Podemos-IU. Se ven pintadas reivindicativas en los muros de unas casas a medio construir y se ven carteles electorales de Adelante Andalucía pegados en las paredes, junto a otros de “cosecha propia” donde aparece el logo del PCA. “Nosotros no nos escondemos”, dice Antonio.

“Primero, las calles”

Hace tres décadas, dos de cada tres vecinos votaban al Partido Comunista. En la actualidad ese fortín electoral ha retrocedido, pero aún se mantiene firme: en las autonómicas de 2015 lograron el resultado más bajo de su historia: una mayoría con el 43% de votos. Trebujena es un pueblo con un tejido asociativo muy potente y un Ayuntamiento que suele unirse a las manifestaciones de sus vecinos cuando éstos reivindican cosas a la Junta de Andalucía. “Estamos en las instituciones y en las calles, pero primero son las calles”, dice el alcalde.

En el municipio hay un centro de salud, dos colegios y un instituto públicos, más otro instituto de Formación Profesional concertado por el propio Ayuntamiento (una rareza administrativa), que oferta una línea de Secundaria; un Grado de Programación Web; un Grado de Cocina; otro de Técnico de Rayos para diagnóstico médico y dos líneas de auxiliar de enfermería. Entre el 35 y el 40% de la población activa (unas 3.000 personas) trabaja para la sanidad pública: hay autobuses que van y vienen a diario hasta Sevilla, repartiendo a los empleados por los distintos hospitales de la capital.

Durante toda la democracia, sólo entre 1987 y 1991 hubo un Ayuntamiento socialista en Trebujena. En los siguientes comicios locales, el entonces presidente del Gobierno andaluz, Manuel Chaves, visitó el pueblo y pronunció una frase que se le quedó grabada a los comunistas perdedores hasta el día de hoy: “Por fin ha llegado la democracia a Trebujena”. José Rubio lo recuerda ahora, cuando oye a los suyos criticar el régimen de la Junta.

En las municipales del 91, IU recuperó el Ayuntamiento con el mejor resultado de la historia del pueblo: nueve concejales de los 13 que tiene la corporación local. En las municipales de 2011, durante un mitin de campaña en Trebujena, el presidente de la Diputación de Cádiz y secretario provincial del PSOE, Francisco González Cabaña, pidió el voto recordando que “las principales actuaciones impulsadas en este pueblo en los últimos años han venido de la mano de nuestras administraciones”. “Nuestros gobiernos de Madrid, de Sevilla y de la Diputación de Cádiz han metido una millonada impresionante en este pueblo”, dijo.

González Cabaña cerró el acto con otra frase célebre que aún hoy recuerdan los dirigentes locales de IU: “Si cayó el muro de Berlín, el muro comunista de Trebujena también puede caer”. El muro no cayó, se hizo más fuerte, y el siguiente alcalde de IU, Manuel Cárdenas, respondió: “no es un muro de piedras, sino de trabajadores”.

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