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Las otras víctimas del incendio de Doñana

Camaleón muerto en el incendio de los pinares de Mazagón

Alejandro Ávila

El fuego había llegado hasta la mismísima playa. Ángel llevaba toda la noche del domingo trabajando con sus compañeros del Infoca en la Vereda de los Playeros y del Villar, el pico occidental del Parque Natural de Doñana. Su misión era mantener a raya el fuego en el perímetro de un pinar. Les preocupaban los tocones, llenos de resina, y los pinos situados en el límite de ese perímetro. Atento a cualquier escape de fuego, al retén le terminó amaneciendo.

Con las primeras luces, a Ángel le sorprendió la cantidad de animales que habían perecido bajo las llamas y el humo. Había culebras y escorpiones, animales relativamente lentos ante el verteginoso avance de un fuego avivado por fuertes rachas de viento. Fue entonces cuando un compañero se acercó a él con el animal muerto que ilustra este reportaje. Era un camaleón común.

“Me llamó la atención, porque le faltaba una pata y el fuego le había calcinado la espina dorsal. Se había intoxicado con el humo, desmayándose y cayendo al fuego, de manera que una parte de su cuerpo quedó enterrada en ceniza y se preservó mejor. Le hice la foto para que la gente viera lo que se pierde en un incendio”, subraya.

La foto, compartida por redes sociales miles y miles de veces, surtió efecto al instante: los trece linces ibéricos liberados, con las puertas abiertas, en el centro de cría de El Acebuche no eran los únicos que se habían tenido que enfrentar a las incertidumbres del fuego.

Según el Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN) del Espacio Natural de Doñana, “un total de 35 especies de fauna amenazada, la mayor parte de ellas aves (22), utilizan en Espacio Natural de Doñana como hábitat de reproducción, invernada, refugio o área de paso”. A esos 35 animales vulnerables o en peligro de extinción hay que añadir 303 especies relevantes que, por diversos motivos, “se consideran de importancia para la gestión del Espacio Natural”.

Explica Miguel Ángel Simón, máximo responsable del programa de recuperación del lince ibérico, que la mayoría de estas especies se encuentran en las zonas incendiadas del Parque Natural de Doñana, aunque en una densidad menor. “Las culebras, como la bastarda o la de escalera, así como el galápago son posiblemente los animales que más se han podido ver perjudicados por el incendio, ya que no les da tiempo a salir del fuego. Otros animales, cuando ven humo, salen corriendo y no creo que hayan tenido problema”.

Territorio lincero quemado

En la zona quemada, hay al menos tres hembras territoriales de lince ibérico en peligro de extinción. “Dentro del perímetro del incendio, teníamos dos territorios de lince ibérico, según el censo de 2016. Hay dos hembras territoriales en la zona y una tercera cuya zona de campeo se encuentra, en un 20%, dentro del perímetro del fuego. También hay un macho que suele andar por la zona”. En este territorio se encuentra también el principal alimento del lince ibérico, el conejo, pero, según Simón, “las densidades no son las mejores, ya que hay aproximadamente un conejo por hectárea”.

Desde WWF, Juan José Carmona señala que “el problema no es sólo perder territorios linceros, sino de conejo. Tal y como estaba el parque, donde apenas hay conejo, es una tragedia para el lince y las especies que dependen de él. Los investigadores que trabajan en Doñana nos tienen que dar ahora datos sobre las pérdidas y decir cuántos nidos de especies protegidas había. Además, seguramente se han perdido reptiles, anfibios y pequeños mamíferos, pero eso va a ser imposible de determinar”.

Aves de Doñana, la otra joya de la corona

Junto a la joya de la corona, el lince ibérico, las aves son la principal riqueza faunística de la zona. En Doñana habitan aves acuáticas, marinas, rapaces y paseriformes. Desde el buite negro al aguilucho cenizo, pasando por el águila imperial, el milano negro, el alimoche o la gaviota de Audouin, en Doñana anidan más de una veintena de aves amenazadas, así como cinco tipos de murciélagos.

Los ungulados, jabalíes, ciervos y gamos, son propios de la zona incendiada, así como otros mamíferos no amenazados como la jineta o el meloncillo. Todos ellos son animales lo suficientemente rápidos para haber podido escapar del fuego, pero que han visto su hábitat arrasado. Juan Romero, de Ecologistas en Acción, cree, sin embargo, que el fuego llegó a coger tal velocidad que “muchos animales no han podido escapar”.

“Lo que había detrás era un fardo de dinamita”

Tanto bomberos forestales consultados por este diario, como ecologistas creen que es el momento de mejorar el hábitat para que no arda tan rápido. “El problema es que el fuego no ha encontrado ninguna barrera, sólo ha hallado combustible a su paso. Cuando ha estallado el incendio, lo que había detrás era un fardo de dinamita. Los bomberos estamos luchando contra el fuego al límite, tanto económico como personal”.

En este sentido, la organización ecologista SEO-Birdlife cree que es importante “crear un paisaje diverso, lleno de opciones para mejorar las condiciones de hábitat para la fauna amenazada. Por el contrario, las repoblaciones de pinos que se llevaron a cabo en la década de 1950 pretendían crear un valor meramente forestal plantando 10 millones de eucaliptos y 45 millones de pinos, con el fin de desecar las marismas y dar un valor económico a los terrenos improductivos para los parámetros de la época”. Para la asociación verde resulta fundamental que se planten especies de árboles que, al contrario que el pino, no ardan con tanta facilidad y darle así una oportunidad a la fauna que allí habita “desde conejos, roedores o diversos reptiles, hasta sus depredadores, en particular el águila imperial y el lince ibérico”.

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