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Granada se expone a prorrogar por tercera vez desde 2015 su presupuesto municipal

Baldomero Oliver, concejal de Hacienda, en primer plano y Francisco Cuenca

Álvaro López

Desde que el 17 de diciembre de 2014, en pleno extraordinario, el Ayuntamiento de Granada votase y aprobara los presupuestos municipales para el año 2015, no ha vuelto a suceder nada similar. Porque ni hubo presupuestos para 2016 ni los ha habido para 2017 y parece cada vez más improbable que los haya para 2018 al menos de manera inminente. Así lo denuncia Izquierda Unida poniendo la voz de alarma en que los plazos se están agotando. Es más, afirman que si en los próximos días no se pone sobre la mesa un proyecto de presupuesto por parte del equipo de Gobierno socialista de Francisco Cuenca, no dará tiempo a que antes de 2018 haya luz verde en materia presupuestaria pues el plazo administrativo puede alargarse mes y medio.

Aunque la denuncia parte de Izquierda Unida, el resto de la oposición al PSOE en el Ayuntamiento de Granada suscribe las dudas acerca de esta gestión económica. Manuel Olivares, de Ciudadanos, admite su preocupación y sostiene que la inexistencia de un proyecto de presupuesto “es la demostración de que no hay un proyecto político”. Olivares se aventura incluso y adelanta que no habrá presupuesto municipal “seguramente hasta el primer trimestre de 2018”. Una cuestión de tiempo que también preocupa a la concejal de Vamos Granada, Pilar Rivas, que cree que “necesitamos unos presupuestos ajustados a la situación actual y para eso debíamos haber empezado a trabajar hace meses”. Fuentes del Partido Popular se lamentan de que el equipo de Gobierno les dijera una cosa y esté haciendo otra: “Nos dijeron que presentarían un proyecto antes de final de año y lo único que sabemos es que parece que lo están elaborando”. Lo que está claro es que las posturas no parecen cercanas y listas para una aprobación inminente.

Por lo tanto, lo que ha sucedido en los dos últimos años puede volver a suceder. Es decir, que se vuelvan a prorrogar los presupuestos de 2015 con los problemas económicos que conlleva para una ciudad que mantiene una deuda cercana a los 300 millones de euros. De hecho, para la alcaldía, el último año y medio ha supuesto un desafío en cuanto a la estabilidad presupuestaria. Pues a falta de presupuesto, las pocas medidas que se han podido llevar a cabo para mantener cierta estabilidad han tenido que ser modificaciones que solo prolongan en el tiempo la sangría económica que padece el Ayuntamiento de Granada.

Los actuales presupuestos, prorrogados desde hace casi tres años, tienen otra peculiaridad. Pertenecen al anterior mandato antes de las elecciones municipales de 2015. Pertenecen al equipo de Gobierno de entonces, el del Partido Popular con José Torres Hurtado de alcalde y cuya cúpula está encausada en la 'Operación Nazarí'. Entonces lograron aprobar dicho presupuesto porque contaban con mayoría absoluta. Algo que no lograron mantener tras los comicios por lo que se vieron obligados a no poder aprobar nuevos presupuestos porque la oposición no los apoyó para 2016. Exactamente el mismo escenario que le tocó vivir el año pasado al Gobierno de Francisco Cuenca cuando tampoco logró contar con el apoyo de la oposición para sacar adelante un proyecto presupuestario como poco complejo. En este punto, la palabras del portavoz de Ciudadanos se vuelven cruciales al ser el partido que tiene la llave de la alcaldía. Olivares sostiene que tanto el equipo de Gobierno de Cuenca como el de Torres Hurtado se parecen en este ámbito porque, según recuerda, su formación aún no ha recibido ningún presupuesto municipal por parte de ninguno de los dos equipos que han mandado en Granada desde que Ciudadanos llegara al Consistorio en 2015.

Plan de ajuste y ordenanzas fiscales

En cuanto a datos, hay algunos sobre la mesa. El primero de ellos y más urgente es que Granada cuenta con un nuevo plan de ajuste. El mismo fue aprobado el pasado 23 de octubre en un pleno extraordinario con el consenso suficiente para evitar que el Estado tuviera que intervenir las arcas municipales por no revisar un plan que llevaba vigente desde 2012 y que debía adaptarse a las nuevas reglas del Ministerio de Hacienda. Entre las medidas del plan de ajuste están una subida del IBI del 4%, la eliminación de la bonificación del impuesto de circulación para los vehículos con más de 25 años o la amortización de las plazas que queden vacantes por jubilación en los próximos cinco años. Todo ello con el objetivo de refinanciar 36 millones de euros de deuda que pasen del corto al largo plazo.

Otro dato es que las ordenanzas fiscales también lograron pasar por pleno y aprobar el inicio de su expediente. A efectos prácticos, esto no tiene por qué significar nada. Pues sin ir más lejos el pasado año, Cuenca logró obtener la aprobación de las ordenanzas fiscales de cara a 2017 pero acabó sin poder aprobar un presupuesto. Por lo que, si bien es un paso previo a tener un proyecto presupuestario, no tiene por qué significar que haya consenso mínimo entre los grupos para poder llegar a aprobarlo.

Con todo ello, el PP acabó absteniéndose a la hora de votar el plan de ajuste y el inicio del expediente de las ordenanzas fiscales facilitándole así la tarea al Gobierno de los socialistas. Pero eso no quiere decir que haya posibilidad de pacto a corto plazo puesto que el resto de la oposición (Ciudadanos, Vamos Granada e IU) ha votado en contra.

A eso hay que sumarle la amenaza constante de una posible moción de censura contra el alcalde Francisco Cuenca, con Luis Salvador ejerciendo de cicerone en el grupo municipal de Ciudadanos sin estar ya en él pero jugando a ser ambiguo sobre si están o no por la labor de ayudar al PP para echar al PSOE de la alcaldía.

Demora arriesgada

A efectos prácticos, la elaboración de un presupuesto municipal no deja de ser un proyecto político. Pero no contar con él conlleva riesgos. Además de que “impide explicarle al ciudadano en qué se gasta su dinero”, tal y como explica Manuel Olivares de Ciudadanos, la ausencia de un plan de presupuesto dificulta que se puedan cubrir los gastos habituales de una administración pública de este tipo. En esencia, los problemas de tesorería se agravan si a 1 de enero no hay un presupuesto aprobado para ese año.

Francisco Puentedura, portavoz de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Granada, en declaraciones a eldiario.es/andalucia arroja luz sobre la materia. Explica que de aprobar un presupuesto después del 31 de diciembre, entrarán en juego nuevas partidas económicas a las que habrá que hacer frente sin tener un presupuesto fijado para ello. Con los problemas para equilibrar ingresos y gastos que eso supone ya que entre otras cosas, para hacer frente a la gran deuda del Consistorio, según señalan desde la oposición, el equipo de Gobierno ha de plasmar un presupuesto que sea capaz de lograr como mínimo, 20 millones de euros de beneficio a final de año.

Sin ir más lejos, el Ayuntamiento de Granada ha de hacer frente al déficit que mantiene la empresa que opera el transporte de autobuses de la ciudad. Rober, que así se llama la compañía, mantiene una deuda superior a los cuatro millones de euros fruto, entre otras cuestiones, de haber tenido que adecuar las líneas del urbano tras la llegada del metropolitano el pasado mes de septiembre. Ante esto, el concejal de Hacienda, Baldomero Oliver, ha planteado una modificación presupuestaria para paliar con 3,5 millones el agujero que tiene la empresa de transportes. Dinero que proviene directamente de ahorro generado en la concejalía de Economía, según detallaba el propio Consistorio.

Lo anterior explica lo que se está haciendo y lo que se ha de hacer cuando no hay un presupuesto encima de la mesa: modificar partidas económicas en base a lo que unas concejalías puedan hacer con otras. En suma, no hay un plan de gastos en ningún área administrativa del equipo de Gobierno lo que supone no poder hacer frente a la elaboración de planes que incentiven la creación de una actividad social y económica que beneficie a la ciudad. A modo de ejemplo, si el área de Urbanismo no sabe cuánto va a gastar en ese año, no podrá crear proyectos urbanísticos que repercutan en la mejora de Granada según señalan fuentes de la oposición política en el Ayuntamiento.

Ese es solo un ejemplo de varios. Para Puentedura, se hace necesario aprobar un presupuesto por razones como la anterior y para “no seguir acumulando intereses de demora con proveedores derivados de los créditos pedidos”. Porque el Ayuntamiento de Granada solicita préstamos a entidades bancarias para poder hacer frente no solo a su deuda sino a los sueldos de sus empleados públicos y a los imprevistos que van surgiendo. Si no se puede equilibrar ese gasto con un ingreso proyectado en un presupuesto, el gasto sigue aumentando y con ello los intereses por no poder pagar esa deuda. Al igual que si se le debe dinero a las entidades bancarias, también a “pequeños y medianos proveedores que no pueden esperar cuatro o cinco meses a que el Ayuntamiento apruebe un presupuesto” explica el portavoz de IU.

Pese a todo, fuentes consultadas del equipo de Gobierno del PSOE en el Ayuntamiento de Granada abogan por la calma. Aunque no descartan que efectivamente no se llegue a aprobar un presupuesto antes de 2018, confían en que tarde o temprano se logrará poner uno sobre la mesa que logre el visto bueno de la oposición. Al tiempo que recuerdan que aunque se aprobase en los primeros meses de 2018, después de la liquidación de las cuentas del presente año, el presupuesto tendría carácter retroactivo y afectaría a las partidas que se pusiesen en funcionamiento desde el 1 de enero. No obstante, los intereses de demora seguirían creciendo sin que haya un plan económico concreto para poder hacer frente a ellos.

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