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El alcalde de Granada cumple 100 días de mandato plácido y sin apenas oposición

Francisco Cuenca ha vivido sus meses más cómodos desde que es alcalde de Granada

Álvaro López

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Si alguien hubiera dormido durante los últimos cuatro meses y despertase ahora, se encontraría con un Ayuntamiento de Granada totalmente cambiado e irreconocible. Luis Salvador, entonces alcalde, ya no pertenece ni siquiera a Ciudadanos; el Partido Popular que compartía Gobierno con los naranjas apenas se lame las heridas de su salida abrupta del bipartito; y el PSOE, que estaba en la oposición habiendo ganado las elecciones, tiene el bastón de mando. En apenas 100 días, el Consistorio que ahora dirige el socialista Francisco Cuenca se parece poco al que había a comienzos de verano.

Este segundo mandato de Cuenca al frente del Ayuntamiento está resultando ser mucho más placentero de lo que fue el anterior. El alcalde de Granada lo fue ya entre 2016 y 2019 cuando accedió al puesto de mando tras la detención del exregidor José Torres Hurtado (PP) en el marco de la ‘Operación Nazarí’ que aún hoy sigue en los tribunales. En aquella ocasión, Francisco Cuenca gobernaba con apenas ocho concejales de los 27 totales con los que cuenta el Consistorio, por lo que su hoja de ruta fue errática y basada en acuerdos puntuales que se saldaron sin que pudiera aprobar ningún presupuesto municipal.

Ahora, el escenario es claramente distinto. Con una posición de fuerza al tener 12 concejales en su equipo de Gobierno y los apoyos externos de Unidas Podemos con otros tres ediles, la mayoría que tiene en su mano le permite una tranquilidad que no vivió en su anterior mandato. Además, el final de la pandemia de la Covid-19, acompañada de inversiones derivadas de los ingresos extraordinarios por la crisis del coronavirus, han dibujado un panorama francamente cómodo para Francisco Cuenca. En estos 100 días desde que se alzara con el bastón de mando el pasado 7 de julio, apenas ha habido contratiempos.

Una mayoría estable

El mayor problema a nivel político al que se ha enfrentado el regidor granadino fue el que le generó su pacto con el exalcalde Luis Salvador para acceder a la alcaldía. El mismo día de la investidura, Ciudadanos anunció la expulsión de Salvador por pactar con el PSOE y amagar con formar parte de su equipo de Gobierno. De hecho, el otro edil que le quedaba a los naranjas, José Antonio Huertas, también le había dado su apoyo a los socialistas y en la primera Junta de Gobierno Local ya se integró como un concejal más del equipo de Cuenca. Una postura que no entendieron en Unidas Podemos que se negaron a firmar ningún acuerdo de Gobierno, poniendo en relativo peligro la estabilidad del mandato. “Cuenca da continuidad a una época vergonzosa para la política de Granada, sumando sus esfuerzos al desgobierno”, llegó a decir el portavoz de UP, Antonio Cambril.

A pesar de eso, tanto Luis Salvador como José Antonio Huertas han acabado siendo concejales a las órdenes de Francisco Cuenca sin que eso haya impedido el gobierno de los socialistas. Unidas Podemos ha preferido quedarse fuera para apuntalar el mandato hasta que finalice en mayo de 2023, pero presionando para lograr introducir sus políticas tanto en los presupuestos municipales que se negocian para el año que viene como en aquellos asuntos en los que pueden influir para recordarle a Cuenca que, si no cuenta con sus tres votos, no tiene mayoría absoluta en los plenos. El propio alcalde reconoció en una entrevista a este medio no estar “cómodo” con Luis Salvador en el Gobierno, pero que lo necesitan “para dar estabilidad a la ciudad”. Hasta ahí llegan los problemas que tiene el PSOE para hacer equilibrio de fuerzas políticas porque carece de oposición real.

El Partido Popular ha pasado los últimos 100 días lamiéndose las heridas que se provocaron ellos mismos al dinamitar el bipartito con Ciudadanos y ha decidido hacer su batalla contra Francisco Cuenca insistiendo en que tiene un Gobierno de “tránsfugas” por contar con Luis Salvador y José Antonio Huertas en su equipo siendo ambos ex de Cs. César Díaz, cabeza visible de los populares en el Consistorio, llegó a “tender la mano” al PSOE el mismo día de la investidura, pero el fichaje de los dos antiguos ediles de los naranjas borró aquellas declaraciones. Díaz y el PP califican de “esperpento” este acuerdo de los socialistas con Salvador y Huertas y advierten que lo que se ha fraguado ha sido un “pacto de los trapos sucios” en el que se ha consumado “la compra de Granada por parte del PSOE”.

Para defenderse, los socialistas recuerdan que ninguno de los exconcejales de Cs han mejorado su posición como ediles dentro del Consistorio y que estaban en los naranjas cuando pactaron su integración ya que no fueron ellos quienes dejaron el partido, sino que fue la dirección de Ciudadanos la que les expulsó. Mientras tanto, los populares hacen tiempo para agotar el mandato y dejar el Ayuntamiento porque se da por hecho que ninguno repetirá en las listas de los comicios de 2023.

De hecho, fuentes consistoriales no descartan dimisiones en el seno del PP de Granada en los próximos meses, aunque ahora las aguas parecen bajar más tranquilas que en verano. Por otra parte, Vox ha pasado a un segundo plano en estos primeros 100 días de mandato socialista y ha dejado de ser influyente en el Consistorio. Con el bipartito entre Cs y PP, los de extrema derecha tenían cierta influencia, pero con la mayoría holgada que maneja el PSOE, sus ediles apenas están teniendo peso en el día a día municipal más allá de solicitar documentos sobre diversos temas que dicen que el equipo de Gobierno no les da. Y siguiendo con la aritmética municipal, solo quedan tres concejales sin grupo político que tampoco tienen margen para maniobrar, toda vez que Ciudadanos desapareció del Consistorio en el pleno de septiembre tras la expulsión de Salvador y Huertas y la salida para ser concejales no adscritos de Manuel Olivares y Lucía Garrido en junio.

Presupuesto y PGOU

Respecto a proyectos, en estos primeros 100 días, Francisco Cuenca está centrando su estrategia en hablar de diferentes planes de ciudad. Como admitió en la entrevista concedida a este medio, el eje fundamental de su política pasa por eliminar la mayor cantidad de coches de la ciudad y mejorar la calidad del aire. “Tenemos un reto fundamental que es dejar que Granada deje de ser la tercera área más contaminada del país (detrás de Madrid y Barcelona). Es el gran reto por delante en cuanto a la calidad de vida. Por eso, vamos a empezar a peatonalizar la zona centro”, dice al alcalde.

Para esa empresa, contará con el apoyo de la Consejería de Fomento de la Junta de Andalucía de Marifrán Carazo que, paradójicamente, puede acabar siendo su rival por la alcaldía en 2023 como candidata del PP. Carazo anunció a finales de septiembre que el Metro de Granada ampliará sus líneas y pasará también por el centro de la capital gracias a los fondos europeos para la recuperación de la pandemia. Dinero en forma de inversiones que martillea al Partido Popular, según reconocen fuentes de la formación, porque rompieron el bipartito para darle en bandeja un Gobierno de estabilidad e infraestructuras al PSOE de Francisco Cuenca.

Además de eso, en estos tres meses y medio también se ha avanzado en la consolidación de las relaciones con la Universidad de Granada y se está trabajando para recuperar el turismo de ocio y de congresos que se perdió durante la crisis de la Covid-19. Todo ello sin renunciar a enfrentarse con el Gobierno central por las conexiones ferroviarias que tiene la ciudad. El propio alcalde las califica de “malas”, por lo que el objetivo es aumentar las frecuencias del AVE e insistir en que el Corredor Mediterráneo pase por la provincia granadina. Una realidad balsámica para los socialistas que admiten internamente que están “en una situación cómoda para mantenerse hasta 2023 y aspirar a revalidar victoria electoral en ese año”.

Escollos

El mayor escollo al que se está exponiendo Francisco Cuenca en este tiempo tiene que ver con dos temas que son esenciales para la ciudad. Por un lado, el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que se debe aprobar en los próximos meses para estar vigente durante 30 años. Aunque la mayoría que ostenta le permite cierto margen, habrá polémicas con el uso de algunos suelos del término municipal, sobre todo por la apuesta “verde” que pretende hacer el PSOE y que choca con el modelo de ladrillo que quiere mantener la derecha. En ese sentido, los modelos de ciudad confrontan en el proyecto de cierre del anillo de circunvalación que propone la Consejería de Fomento.

Esta infraestructura supondría cerrar la autovía exterior que da acceso a Granada y que no existe en su parte este. La Mesa de la Construcción. que integra a promotores urbanísticos y escuelas de arquitectura e ingeniería de Granada. apuesta por la construcción de esta carretera que proyecta el PP a través de Fomento. Según su criterio, “los problemas de movilidad y contaminación de Granada no tienen una solución única, sino que exigen la puesta en marcha de un conjunto de medidas que elimine los atascos que se forman a diario y mejore la calidad del aire. En el análisis de este paquete de medidas debe estar incluido el cierre del anillo, una infraestructura consideramos parte esencial de la solución.

Pero en el PSOE no quieren oír ni hablar de esa opción. Se oponen rotundamente porque aumentaría la contaminación por el paso de vehículos y porque la autovía debería pasar cerca de un entorno BIC como lo es el Valle del Darro, muy próximo a la Alhambra. Miguel Fernández Madrid, concejal socialista de Urbanismo, afirma que “lo único que quita coches de la circulación son las líneas de Metro”. De ahí que pidan que, en vez de más carreteras, haya más líneas de transporte público. 

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