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Granada lanza un proyecto para renaturalizar el río Genil a su paso por la ciudad

El plan de actuación renovará 1,4 kilómetros de cauce del río Genil

Álvaro López

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Granada quiere volver a encontrarse con el río Genil. Hace ya demasiado tiempo que su cauce al paso por la ciudad ha dejado de ser lo que un día fue y se parece más a un estanque seco que al curso de uno de los arroyos que van a parar al Guadalquivir. Desde 1995, el Genil pasa sobre una superficie de cemento con un recorrido repleto de compuertas y sin atisbo de más vegetación que alguna mala hierba que brota entre las juntas de las grandes losas de hormigón por el que discurre. Para acabar con ello, el Ayuntamiento de Granada ha sacado adelante un proyecto de renaturalización que ha contado con el respaldo de todos los grupos políticos y que ahora ha de hacer lo propio con la Unión Europea para que llegue la inversión que haga posible este renacer del Genil.

La renaturalización del río, denominada como “Genil vivo” cuesta alrededor de 4,7 millones de euros que se obtendrían, aseguran, a través de los fondos Next Generation para la Recuperación de Europa tras la pandemia de la Covid-19 cuyo plazo para la presentación de proyectos terminó el 16 de marzo. Para ello, el Consistorio, junto con Emasagra y técnicos de Protección Civil y Bomberos de Granada, han elaborado un plan de actuación en el que se detalla lo que se quiere hacer para que el Genil vuelva a ser atractivo para la población de la ciudad. El principal objetivo es que el secarral sobre cemento en el que está convertido hoy deje de serlo en poco tiempo. La pobre imagen actual que proyecta el río ha hecho que la propuesta sea acogida positivamente por todas las partes implicadas.

Kilómetro y medio de trazado

La idea, se explica en el proyecto, es que el cauce del río que discurre entre el conocido como Puente Verde y Camino de Ronda en su cruce con la calle Alejandro Otero pase a ser una zona seminatural en la que el agua pueda fluir libremente y en un espacio más acotado para que su profundidad sea más atractiva y no parezca un charco. Como la estructura por la que pasa no se puede cambiar, se va a aprovechar el ancho del cauce para ubicar senderos peatonales a los lados para que los visitantes puedan disfrutar de la belleza del río desde cerca con accesos por escaleras y pasarelas para mejorar la accesibilidad de las personas que tengan movilidad reducida. Además, se van a eliminar seis de las siete compuertas que hay en la actualidad para que el curso del río sea más óptimo y de paso se acabe con el riesgo de inundación que suponen al ser un obstáculo para el paso del agua.

En total, la actuación pretende cambiar la imagen de 1,42 kilómetros del recorrido del río Genil, que es justo el que pasa por Granada capital sobre el suelo de cemento que se construyó a mediados de los 90. En aquella época, la idea era que la ciudad tuviese un arroyo como el que hay en las grandes capitales europeas al contar con un cauce ancho pensado para que el caudal fuese mucho más grande del que en realidad es. En los últimos 25 años, salvo en contadas excepciones, el Genil apenas ha pasado de ser un triste ejemplo de lo que debería ser. De hecho, es habitual que haya personas caminando sobre su cauce de cemento o comiendo bajo alguno de sus puentes, dado que apenas hay caudal de agua.

Además de estrechar el cauce y rebajarlo para que el río discurra por él y tenga una apariencia más bonita, también se va a plantar vegetación en la ribera y se colocará ornamentación natural tanto junto al agua como en las paredes de la construcción actual. Según la memoria del proyecto, “para evitar problemas de arrastres durante escorrentías de lluvias extraordinarias esta escollera deberá cimentarse adecuadamente al lecho del río”. “En toda la ribera, en ambas márgenes se acompaña vegetación integrada en la sección estructural mediante el extendido de tierras suelas y gravas que deberán ser sujetadas mediante sistemas especiales de geodrenes de malla de polipropileno antierosión”.

Recuperar biodiversidad

Desde el punto de vista medioambiental, la mejora sería significativa porque se pasará de un entorno sin ningún recurso ecológico a otro en el que, al menos, habrá vegetación. Regino Zamora, doctor en Biología y experto en Medio Ambiente de la Universidad de Granada, destaca la importancia de “recuperar la naturalidad del río” con esta intervención. “Es más que nada una cuestión cultural. De volver a recuperar el Genil para la ciudad y que no se viva de espaldas a él. Es una cuestión cosmética en el buen sentido. Que se vea algo diferente a un simple canal para transportar agua”. Como la mayoría, opina que la situación actual del cauce a su paso por la capital es la misma que la del agua estancada lo que regala una estampa “fea”.

Zamora apuesta por la recuperación de especies marítimas como la nutria que ya está presente a lo largo del curso del río. “El agua viene de Sierra Nevada baja con una calidad bastante buena y ese potencial es muy importante. Se han visto hasta nutrias y un montón de especies que están subiendo y bajando continuamente por el cauce. Como lo que cruza la ciudad es poco, una vez que entre en la Vega, pasará a ser una zona de comunicación que no será tan difícil para los organismos y este tramo no hará de muralla. Así, por un lado, gracias a Sierra Nevada y por otro lado gracias a la Vega, se pueden recuperar los organismos fácilmente”.

El experto en Medio Ambiente apunta a que los ríos, a diferencia de la tierra, tienen procesos de recuperación natural “rápidos”. Va a haber una respuesta casi inmediata. Se va a notar con cambios evidentes como se ha visto en otros casos parecidos, como en el río Manzanares a su paso por Madrid“. No obstante, es cauto en cuanto a la presencia de biodiversidad porque el propio entramado que se construyó en los 90 limita los cambios. ”Se podrá poner algo en los límites del río, pero el cemento va a seguir ahí y dificultará que haya árboles o plantas demasiado grandes“. No es la única crítica que ha recibido el proyecto. De hecho, Ecologistas en Acción asegura que va a ser un ”despilfarro“ que traerán más cemento al Genil.

Darle vida al río

En todo caso, este nuevo proyecto para revitalizar uno de los puntos más importantes de Granada capital bebe directamente del trabajo de los técnicos especialistas en geología y Protección Civil del Ayuntamiento. Ese es el caso de Sergio Iglesias, uno de los hombres que mejor conoce la morfología de los ríos que pasan por la ciudad y que se alegra de que la renaturalización del Genil vaya a ser una realidad. Como miembro del equipo que ha elaborado el plan de actuación, explica algunas de las características que lo hacen diferente. Para empezar, la retirada de las compuertas actuales salvo la última tiene una razón: “El primer motivo no es la estética, sino la dinámica fluvial y la propia gestión del riesgo”.

“La eliminación de las compuertas es un aspecto positivo porque suponen un obstáculo en caso de riada”. Iglesias argumenta que los ríos tienen una dinámica natural en la que hay fases en las que producen erosión en el suelo y otras en las que producen depósitos en el suelo hasta que encuentran “un perfil de equilibrio”. “Si hormigonamos todo, es necesario un mantenimiento continuo para corregir la dinámica fluvial”. Es decir, justo lo que se está teniendo que hacer hasta el momento con la actual configuración del río Genil. Algo que no hará falta con la renaturalización lo que también permite ahorrar costes.

Sin embargo, la última compuerta no se puede eliminar ahora porque en ella están las tomas de riego para la Vega de Granada. Como dichas tomas necesitan que el agua esté a cierta altura, la compuerta ha de seguir hasta que se pueda adaptar una nueva remodelación que permita su eliminación. Por eso, cualquier visitante que vea el río Genil en su parte más al oeste dentro de la ciudad, podrá ver que hay mucha agua, pero que está estancada. Un fenómeno para el que aún no hay solución en este proyecto. Sin embargo, es algo que se estudiará en el futuro. Lo que es seguro es que el nuevo cauce estará orientado para el disfrute de los ciudadanos sin peligro para su integridad en caso de crecida del agua. “Será un entorno agradable y cuando llegue la inundación se restringirá el paso, teniendo en cuenta que hay un riesgo calculado de arrastre que será mínimo”. De esta forma, Granada volverá a mirar al río Genil con el mismo orgullo con el que lo ha hecho siempre.

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