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El incendio en una casa de Sierra Nevada a un día de la apertura de la temporada hace patente la ausencia de bomberos

Incendio en una vivienda de Sierra Nevada

Álvaro López

Granada —

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Sierra Nevada contiene la respiración un año más por culpa de los incendios. El último, ocurrido en la noche del pasado jueves en Pradollano y a solo un día de que se abra la temporada de esquí en la estación granadina este sábado 27 de noviembre, ha vuelvo a poner en evidencia que carece de bomberos. Aunque tiene instalaciones para albergarlos desde 1994, no hay apagafuegos desde 1996, tras los mundiales de deportes de invierno que se celebraron allí. En este último suceso, tuvieron que ser los lugareños quienes apagasen las llamas y sacaran a las víctimas de la vivienda en la que se inició el fuego sin tener que lamentar heridos de consideración ni víctimas mortales. Cuando los bomberos llegaron desde Granada capital, apenas quedaba trabajo por hacer.

Los hechos tuvieron lugar sobre las ocho y media de la tarde cuando en la vivienda en la que estaban una mujer y su hijo de cinco años se inició un fuego que puso en alerta a todo el edificio. Al parecer, según la información que aportan los bomberos, las llamas se originaron por culpa de un radiador eléctrico que se encontraba en una de las habitaciones que ha quedado completamente calcinada. Por fortuna, la rápida actuación de los vecinos y lugareños de Pradollano evitó que el incendio tuviese mayores consecuencias. Además de desalojar el edificio, estos héroes anónimos derribaron la puerta de la vivienda en la que estaban las víctimas para sacar vivos a madre e hijo. Los bomberos llegaron sobre las nueve y cuarto para asegurar la infraestructura, airearla y cortar los suministros de agua y luz para evitar más daños.

Bomberos no, instalaciones sí

Dado que 14 personas estuvieron de lleno en el incendio e inhalaron humo y sustancias tóxicas, fueron trasladas a un centro de salud para estabilizarlas y evitar daños personales. A las horas, la mayoría pudieron regresar a sus casas. Sin embargo, la actuación de estos vecinos ha vuelto a recordar que en Sierra Nevada no hay bomberos y que no los hay desde hace 25 años. Una situación especialmente grave ahora que se abre una temporada de esquí en la que en años previos a la pandemia de la COVID-19 se han superado los 150.000 visitantes. Los propios bomberos dicen estar cansados de que no se tomen cartas en el asunto y no se solvente un problema “porque están vidas en juego y lo único que falta es que las distintas administraciones se pongan de acuerdo para que en la estación de esquí haya profesionales preparados para luchar contra el fuego”.

Porque en Sierra Nevada no hay bomberos a pesar de que sí hay instalaciones preparadas para ello. Las hay desde 1994 cuando la montaña granadina fue a mediados de la década de los 90 sede de los mundiales de esquí. Allí hubo apagafuegos hasta 1996 cuando bajaron por última vez de la estación. Ahora, cada vez que hay algún bombero es porque se ha producido un incendio o hace falta su presencia por cualquier otra causa, pero no porque haya un retén exclusivo en la estación. Juan Manuel Roldán, uno de los bomberos granadinos que tiene como misión apagar incendios en Sierra Nevada si es necesaria su presencia, lamenta que se sigan produciendo episodios como el de este jueves: “No hemos empezado todavía, pero ya tenemos la primera y por suerte no ha ocurrido nada y no se ha complicado la cosa con el tráfico”.

Cuando da las gracias a la suerte que ha habido en esta ocasión y menciona que no ha habido contratiempos en la carretera, Roldán evidencia con sus palabras que los bomberos lo tienen difícil para actuar rápido en un incendio en la estación de esquí. Como el parque que es responsable de actuar en Sierra Nevada está situado a 32 kilómetros de distancia de Pradollano, al ser una carretera de montaña con un solo carril por sentido y condiciones adversas por lluvias, nieve, hielo y atascos, en el mejor de los casos los profesionales pueden tardar unos 40 minutos en llegar al lugar en el que sea necesaria su presencia. En el incendio de esta vivienda los vecinos pudieron actuar rápido, pero si no es así, “podría haber ocurrido una desgracia”, asegura Juan Manuel Roldán.

Voluntad política

La institución responsable de que haya un retén de bomberos en la estación es la Diputación de Granada. Pese a que ha habido muchos intentos para que Sierra Nevada cuente con su equipo de profesionales en la extinción de fuegos, ninguno ha llegado a buen puerto. Todas las opciones se han caído por falta de financiación. La última vez que hubo una oportunidad real fue hace dos años cuando Diputación y Junta de Andalucía mantuvieron reuniones para desbloquear la situación. Como la gestión de la estación de esquí corresponde a Cetursa, una empresa pública en el 99,2% de su accionariado y propiedad básicamente del Gobierno andaluz, la pelota ha estado siempre en el tejado de Diputación y Junta.

Diputación repite que carece de músculo económico suficiente para contratar a personal que pueda cubrir los seis meses que dura la temporada de esquí y la Junta suele responder que no es un asunto de su competencia. Fuentes de Cetursa aseguran que son favorables “al establecimiento de un retén fijo de bomberos en Sierra Nevada”, pero insisten en que debe ser Diputación la institución que lo ponga en marcha. Sin embargo, en 2019 hubo un acercamiento en el que incluso el Ayuntamiento de Monachil, en cuyo término municipal está la estación, se ofreció a encargarse del mantenimiento de las instalaciones que hay para albergar bomberos desde 1994. “El asunto se quedó a 100.000 euros de que hubiese un retén porque la pandemia estalló y todo se paró”, explica Juan Manuel Roldán.

En términos económicos, la inversión total que haría falta para que hubiese un equipo mínimo para luchar contra incendios se cifra en unos 500.000 euros, según apuntan los bomberos. Con ese desembolso podría haber una dotación de cuatro agentes especializados contra los fuegos y Sierra Nevada quedaría cubierta en ese sentido. No sería necesario que tuviesen que depender de los profesionales que suben desde la capital y que pueden llegar a tardar más de una hora desde que se les llama hasta que pueden llegar al lugar del incendio. “Podrían llamarnos de madrugada y con la carretera helada se complicaría mucho la subida”. Por eso, la falta de un retén no es una urgencia, sino una “absoluta necesidad” que se arrastra desde hace más de dos décadas en la estación de esquí granadina. Una de las más importantes de España y la única del sur de la península.

En esta ocasión, Cetursa abrirá la temporada con 8,5 kilómetros esquiables, con pistas en las zonas de Borreguiles y Río, y espesores de entre 20 y 40 centímetros de nieve calidad polvo. Un total de 6 remontes darán servicio al dominio esquiable de la jornada inaugural, que presenta un desnivel de 925 metros. Los remontes que funcionarán en la jornada inaugural de la campaña son: los telecabinas Borreguiles y Al-Andalus, los telesillas Emile Allais y Stadium, y las alfombras Borreguiles y el Bosque. El complejo Mirlo Blanco abrirá también sus instalaciones para los aficionados a la nieve que no esquían. Cetursa Sierra Nevada abrirá en Borreguiles las tiendas, el alquiler de esquís y los restaurantes Central Grill y Ole Mole, mientras que en Pradollano estará disponible el restaurante La Bodega.

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