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“No me niego a pagar por mi casa, lo que necesito es que el banco vuelva a reestructurar mi hipoteca”

Cristina luchará para que sus hijas y ella no se tengan que ver en la calle

Álvaro López

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Cristina Ruiz es una mujer fuerte. No le tiembla la voz, pese a las dificultades que está atravesando. Madre de dos niñas de 7 y 9 años, se enfrenta a la posibilidad de que su casa deje de serlo si no puede hacer frente al pago mensual de la hipoteca que mantiene con el Banco Sabadell por su vivienda de Granada capital. Con 47 años y dos hijas a su cargo, su caso es un ejemplo de lo que están pasando muchas personas que no pueden hacer frente al elevado precio que supone tener un hogar en nuestro país. Su entidad bancaria se niega a reestructurar su deuda alegando que ya lo hizo hace cinco años y que la ley no le obliga.

La situación de Cristina es aún más llamativa porque tiene trabajo, pero su sueldo no le permite llegar a final de mes si tiene que pagar la hipoteca. Percibe unos 1.200 euros, pero si el banco no accede a reestructurar su deuda, aunque cumple con todos los requisitos legales, económicos y de vivienda, este mes deberá gastar más de la mitad de su sueldo en ella. Algo que no ha ocurrido en los últimos cinco años porque Cristina, con la ayuda de Stop Desahucios, logró reestructurar su crédito para evitar que la desahuciaran gracias al Código de Buenas Prácticas que se aprobó en 2012. “Llegó un momento en el que la crisis nos golpeó tan fuerte, que tuvimos que decidir entre poder dormir o pagar y elegimos lo primero”, cuenta la mujer.

De ese modo, pasó de tener que abonar más de 800 euros mensuales –llegó a pagar más de 1.000 por el Euribor- a solo tener que hacer frente a los intereses hipotecarios que apenas superaban los 100 euros al mes. Una cantidad asumible para ella, ya que la que era su pareja se había quedado en paro y no podía aportar dinero en casa. “Cuando yo me compré mi vivienda, pensaba que era una buena oportunidad. Estaba soltera y no tenía hijos, por lo que podía pagarla, pero con el paso del tiempo y la crisis, se me hizo imposible”.

“Ahora mismo no tengo ninguna deuda con el banco, pero ya me han advertido de que la reestructuración se acaba y tengo que volver a pagar la hipoteca de forma normal”, explica Cristina. Sin embargo, como su situación no ha cambiado y es igual de precaria que hace un lustro cuando acordó un calendario de pagos de su crédito, sabe que no podrá hacer frente a la deuda todos los meses. “El banco solo me ofrece la dación en pago y quizá un alquiler social, pero yo no puedo enfrentarme a eso y quedarme sin una vivienda para mis dos hijas. No me niego a pagar por mi casa, lo que necesito es que el banco vuelva a reestructurar mi hipoteca”.

Alternativas insuficientes

Valiente, dice que el apoyo de Stop Desahucios es la gasolina que le permite seguir adelante con la cabeza alta. “Somos muchas personas las que estamos en esta situación y queremos que se sepa, porque vienen meses muy duros. Por la pandemia se han aprobado hasta moratorias hipotecarias, pero a nosotros no nos quieren reestructurar la deuda”. El Banco Sabadell no quiere llegar a ese acuerdo y se escuda en que la norma que se aprobó en 2012 en ese sentido, no le obliga a hacerlo más de cinco años. Como opciones alternativas, existe la quita de una parte de la deuda o la dación en pago. “Son las dos últimas medidas que tienen que llevarse a cabo porque no me niego a pagar”.

Pese a las dificultades y a saber que la entidad bancaria está rechazando todas las peticiones de reestructuración, se mantiene fuerte. “Si me echan de aquí, ya buscaré algún sitio donde meterme con mis niñas”. Incluso se considera afortunada porque cuenta que hay personas que están en Stop Desahucios que se han quedado sin trabajo durante la Covid-19 y que tienen una edad avanzada para que el mercado laboral le abra sus puertas. “Se están viviendo auténticos dramas”.

Un marco jurídico complejo

Al respecto, el letrado Domingo Funes aclara que el espíritu de la norma que se aplicó en 2012 varía en función de quién la interprete. Si es la entidad bancaria, esta entenderá que “las medidas son para aplicarse una vez, porque si no se puede caer en una pérdida de los derechos hipotecarios y los bancos no accederían”.

“No obstante, puede negociarse porque la ley no lo prohíbe”, aclara el abogado. Aunque la entidad bancaria no está obligada a hacerlo, “si la persona está en la misma o peor situación y el banco se niega, se puede reclamar al Banco de España”. “Creo que en este caso debe estar tranquila porque si cumple con los requisitos, un juzgado no permitiría la ejecución hipotecaria”, añade

Por otro lado, Lizeth Rosa, abogada de Stop Desahucios, estima que el caso de Cristina Ruiz desvela que las entidades bancarias no quieren dar nuevas reestructuraciones para no sentar un precedente: “Piensan que, si lo hacen una vez, habrá más clientes que lo pidan”. Lizeth entiende que “si se cumple con todos los requisitos económicos y sociales, los bancos tienen que ayudar a las familias antes de seguir acumulando viviendas vacías”.

“Hay que recordar que todo esto tiene un origen y es que el banco, en su momento, tasó la vivienda y dio un crédito hipotecario que en su momento dijo que era viable”, recuerda la letra. Sin embargo, después se ha vivido una situación de crisis y de la vulnerabilidad económica, por lo que “hay que tomar medidas que defiendan a los inquilinos”. “El banco, por propio egoísmo individual, tendría que pensarse ejecutar estas medidas porque lo contrario, ¿qué es? ¿Tener a gente en la calle y que nadie pueda pagar una vivienda? ¿Cuánto tiempo puede mantener un país a mucha gente desahuciada en la calle?”, sentencia.

Sin obligación de repetir

Banco Sabadell justifica su negativa a darle otra reestructuración de la deuda a Cristina basándose en que no están obligados. Según el documento oficial de la entidad bancaria, a la que ha tenido acceso este medio, Sabadell sostiene que la ley les ampara “ante la eventualidad de que un deudor, al que se le reestructuró su deuda, una vez finalizado el plazo de carencia, vuelva a solicitar de nuevo la aplicación del Código de Buenas Prácticas, la entidad no estaría obligada a aplicar nuevamente el mismo”. En este caso, dice el banco, como Cristina ya reestructuró su hipoteca en 2016, “la entidad no aplicará de nuevo la misma medida”.

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