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Sebastián Pérez, exlíder del PP en Granada, maniobra contra su partido para dar al PSOE la alcaldía y quitársela a Cs

Pérez jugará sus cartas en los próximos meses

Álvaro López

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El reloj se ha puesto en marcha en el Ayuntamiento de Granada para el equipo de Gobierno que dirige el bipartito entre Ciudadanos y el Partido Popular. Después de que la semana pasada dimitiera Sebastián Pérez (Granada, 1965) de sus cargos como concejal y primer teniente de alcalde, pero siguiera manteniendo su acta como electo por el PP, los acontecimientos parecen encajar en la hoja de ruta marcada en los últimos tiempos. Según deslizan ya fuentes próximas al propio Pérez está preparando una “gran traca final”.

Dicha traca, bautizada así por ser una de las expresiones favoritas de Sebastián Pérez desde que asumiera cargos de relevancia en el PP granadino a principios de siglo, consistirá en votar a favor de una moción de censura planteada por el PSOE del exalcalde Francisco Cuenca. Aunque los socialistas niegan a día de hoy cualquier interés en esa empresa, de puertas para dentro del Consistorio local no se niega esa posibilidad y hay quien añade que Cuenca la ve con buenos ojos.

El hombre bisagra

Los números están a favor de este movimiento. Con la renuncia de Sebastián Pérez a sus cargos dentro del equipo de Gobierno, por los que dejó de ser primer teniente de alcalde, delegado de Presidencia y concejal con dedicación exclusiva (aunque no consta que haya renunciado a la dedicación parcial que permite cobrar el 75% del sueldo de edil), él se sitúa como hombre bisagra. A la derecha quedan los 13 votos que suman los 4 concejales de Ciudadanos, los 6 del PP y los 3 de Vox y a la izquierda están los 13 que también suman los 10 del PSOE y los 3 de Podemos–IU. Como la mayoría absoluta para gobernar Granada es de 14 concejales, Sebastián tiene la llave para ello.

Esta situación es la consecuencia de meses de desgaste interno de Pérez como miembro activo e importante del Partido Popular de Granada. Sus enemistades con la cúpula regional que dirige el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, y la falta de apoyo por parte de la presidencia nacional de Pablo Casado, se han sumado a una serie de episodios en los que Sebastián Pérez ha estado demasiado cerca de la picota. El más sonado fue hace dos años cuando su rival en las primarias por presidir el PP granadino, Juan García Montero, le denunció a él como presidente de los populares por manipular el proceso de elección en su propio beneficio.

El alcalde que quiso ser

El último día de enero de este mismo año, Sebastián Pérez anunció su dimisión como máxima autoridad del PP de Granada, después de 16 años ostentando la presidencia de forma ininterrumpida. Su adiós se interpretó como la renuncia a seguir batallando dentro de un partido en el que se ha quedado sin apoyos y donde las direcciones que estaban por encima de él no respaldaban sus decisiones. Se pudo ver en las listas electorales en las que desaparecieron nombres afines a Pérez y en su lugar se incluyeron a personas de menor confianza del entonces presidente.

Pero Sebastián Pérez continuaba agarrado a una tabla de salvación que rechazó hace una semana cuando dimitió como concejal con mando. Dicha tabla no era otra que la propuesta de alternancia en la Alcaldía de Granada con Luis Salvador (Cs), el actual alcalde. Pérez había defendido desde el primer momento en el que se eligió al regidor de Ciudadanos, que se había firmado un pacto llamado del “2+2”, para que Cs y PP se alternasen en el sillón de primer edil a los dos años de mandato. Un sillón que aspiraba a ocupar él mismo porque había obtenido el mayor número de concejales a la derecha del espectro político local, pero desde Génova 13 le negaron tal posibilidad al pactar con Ciudadanos que la Alcaldía tendría color naranja con solo cuatro concejales.

Sebastián Pérez, que ha sido presidente del PP local, siempre ha aspirado a ser alcalde de Granada, enemistándose también con el exalcalde popular, José Torres Hurtado, que lo fue de forma ininterrumpida entre 2003 y 2016. Paradójicamente, ahora es cuando más cerca está de tener un papel tan influyente como el que siempre ha deseado. Al ser un concejal ‘libre’, aunque sigue perteneciendo al PP, sus votos pueden decantar cualquier tema en el que haya un empate entre la izquierda y la derecha. Nadie le puede arrebatar su acta de concejal hasta las próximas elecciones municipales de 2023.

Sin apoyos y sin más salidas

Sin embargo, la moción de censura, que no descarta nadie –salvo el PSOE de cara a la opinión pública–, no podría producirse a corto plazo. Su entorno más próximo sostiene que Sebastián Pérez apurará hasta mayo del año que viene para empezar a mostrar sus intenciones a ese respecto. Como siempre apostó al “2+2” por el que él sería alcalde en junio de 2021, el horizonte sitúa su “traca” en esa fecha. Pero antes de ese momento, Pérez tiene que dejar atadas muchas cuestiones que no le hacen estar tan fuerte como aparentan los números.

Sin apoyos dentro del Ayuntamiento, salvo el concejal de Personal, Francisco Fuentes, que continúa siendo un buen amigo suyo, Sebastián Pérez teme que su marcha arrastre a su familia. Varios allegados suyos tienen puestos en diferentes empresas que guardan relación con contratos del Ayuntamiento de Granada. Por eso, la amenaza de que caiga todo su clan, le frena a la hora de ser más vehemente contra la Alcaldía de Granada.

Por otro lado, Pérez siente que Luis Salvador ha traicionado su confianza –ambos trabaron una relación cercana hace tiempo– cuando el de Ciudadanos aceptó ser alcalde por encima del propio Sebastián y, según fuentes del Consistorio, Salvador le estrechó la mano a Pérez aceptando su “2+2” para luego ignorar que eso nunca se hablase con tal de poder llegar a ser primer regidor de Granada. Ese hecho y que César Díaz, al que él colocó como portavoz del PP en el Ayuntamiento, también le ha dejado de lado y aspira a encabezar a los populares de cara a una futura Alcaldía, hacen que Pérez tenga menos reparos a la hora de apoyar una moción de censura.

Otras voces consistoriales señalan que el cambio de alcalde no podría suceder hasta la próxima primavera porque antes debe aclararse qué pasa con la situación procesal de Francisco Cuenca. El exalcalde está siendo investigado por su etapa como delegado de Innovación de la Junta de Andalucía por posibles delitos de usurpación de funciones públicas, prevaricación y malversación de caudales públicos, aunque los socialistas confían en que el archivo de esa causa se va a producir próximamente. Pero hasta que eso no suceda, Cuenca no podría liderar la moción de censura, porque no todos los concejales a la izquierda la apoyarían.

Mientras tanto, en el seno de la nueva presidencia del PP de Granada se está a la espera de ver los movimientos que hará Pérez para decidir qué hacer al respecto. El nuevo presidente, Francisco Rodríguez, no ha tomado ninguna decisión sobre qué pasará si se llega a consumar la moción de censura, aunque fuentes populares explican que los estatutos del PP obligarán a expulsar a Pérez del partido. Por su parte, la dirección regional y la dirección nacional le dan por amortizado, hasta el punto de que han dejado de intentar buscarle un puesto que calme sus ansias de venganza. Según fuentes nacionales, la última oferta seria que se le hizo a Sebastián Pérez ocurrió en verano, este la rechazó y en el PP ya no quieren saber nada más de él.

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