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Seis denuncias contra un matrimonio de jubilados de Granada por realizar ataques homófobos y acosar a sus vecinos

Los ancianos molestan a cualquier hora del día

Álvaro López

Granada —

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La vida que se presupone tranquila en un municipio pequeño de Granada como Güevéjar, a pocos kilómetros de la capital y de apenas 2.500 habitantes, se ha tornado en todo lo contrario desde hace un año para varias personas. Según denuncian vecinos de la localidad, un matrimonio de jubilados no deja de hacerles la vida imposible y de llevar a cabo constantes ataques homófobos contra uno de ellos. Los ancianos la han tomado con los vecinos que viven al otro lado de su pared y con un joven de 28 años llamado Víctor.

Todo comenzó cuando en julio de 2019 una amiga fue a visitar a Víctor a su vivienda, que se encuentra a escasos metros de la del matrimonio jubilado. El chico explica a elDiario.es Andalucía: “una amiga vino a verme y aparcó junto a la casa de estas personas”. Aunque el vehículo no obstaculizaba ninguna entrada, ni invadía ningún vado, los ancianos no se tomaron bien el aparcamiento y se enzarzaron en una disputa, explica. “Empezaron a insultar a mi amiga y después a mí, que salí a ver qué estaba pasando”, dice Víctor.

Vejaciones y agresiones

En ese momento, la mujer del matrimonio la emprendió a golpes con el joven con su bastón, fracturándole un dedo y dejándole arañazos por todo el cuerpo. Al tiempo que se sucedían las agresiones, la pareja de ancianos no dejó de insultar a Víctor con comentarios homófobos sobre su orientación sexual, según relata. Los hechos fueron vistos por los vecinos que viven justo al lado del matrimonio y, cuando Víctor decidió denunciar lo ocurrido, Paco y Mercedes, la pareja que vive puerta con puerta con los denunciados, apoyaron con su testimonio al joven.

Aquella decisión acabó resultándole cara a los tres. Víctor, Paco y Mercedes viven desde entonces un calvario. Víctor no deja de recibir insultos y humillaciones homófobas y el matrimonio que fue testigo de la agresión, al vivir justo al lado de los ancianos jubilados, está padeciendo un día a día insoportable. Dan fe de ello los vídeos que han grabado cuando se han producido las vejaciones, las agresiones o la rotura de mobiliario de la casa de Paco y Mercedes, como ha comprobado este periódico.

Paco explica que la que más padece todo lo que ocurre es su mujer, “porque ella está aquí a diario”. Desde que fuesen a juicio por aquella agresión contra Víctor, “estos señores no han parado de molestarnos y de hacernos de todo”. Este hombre recuerda que “durante el confinamiento vinieron de madrugada a llamar al telefonillo y lo fundieron”. Además, han simulado agresiones y “acuden a urgencias fingiendo que les hemos agredido, cuando es mentira”.

Víctor, por su parte, afirma que lleva 21 años viviendo cerca de este matrimonio y que desde siempre ha notado “risitas y comentarios” sobre su orientación sexual pero que, desde que pasó el episodio con su amiga, han ido a más y no dejan de insultarle. Él mismo ha grabado al hombre hablando con otros vecinos mientras decía que “aquí hay muchos maricones”, al tiempo que hacía gestos obscenos con sus genitales.

Seis denuncias y dos condenas

La situación ha llegado a tal extremo que entre Víctor y los vecinos ya les han interpuesto seis denuncias, de las cuales dos de ellas han resultado en condenas para el matrimonio de jubilados. La primera de ellas se falló por las vejaciones y las agresiones al joven tras la disputa del aparcamiento y la segunda por amenazas de muerte recibidas por parte del hombre mayor, también contra Víctor.

Ahora mismo, según explican las víctimas, están en curso otras tres denuncias que irán a juicio para que se dilucide qué pasará con estos vecinos acosadores. Paco agradece “la ayuda del juez de paz porque es el que más está poniendo de su parte. La Policía Local no quiere hacer nada y solo contamos con la Guardia Civil”. Por su parte, Víctor agradece el apoyo de sus vecinos y lamenta tener que sentirse perseguido por su orientación sexual. Pero todos se han cansado de aguantar y, por eso, han decidido hacer público lo que llevan un año sufriendo.

Por su parte, la pareja de agresores no tiene contacto con nadie más que con aquellas personas a las que acosan. “Cada vez que les avisan de su actitud en el Ayuntamiento, vienen a pagarlo contra nosotros. Es imposible hablar con ellos”, lamenta Paco. “Ojalá que ahora que todo el mundo va a ver lo que pasa aquí, las cosas cambien”, confía Víctor.

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