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Juan Bravo, el liberal que se entiende con Vox y que no quería subir el salario mínimo

Juan Bravo, en la sede de la Consejería de Hacienda.

Antonio Morente

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Puede decirse que Juan Bravo Baena (Palma, 1974) llegó al Gobierno de Juan Manuel Moreno de rebote. De hecho, su nombre no figuraba en el que era el primer gabinete no socialista en la historia autonómica de Andalucía, pero la oportunidad le llegó muy pronto, apenas transcurridas tres semanas, después de que el que había sido designado consejero de Hacienda, Alberto García Valera, renunciase por motivos de salud. Ahí fue cuando recibió la llamada de Moreno y dejó su escaño en el Congreso que ganó por Ceuta, donde llegó a ser delegado de la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT). Considerado un liberal ortodoxo, ha sido de los contadísimos casadistas que han sobrevivido en el equipo de Alberto Núñez Feijóo, y no sólo eso, sino que el nuevo presidente del PP lo ha nombrado su vicesecretario de Economía y Hacienda.

Afable en el trato, de perfil dialogante y con tendencia a hablar a gran velocidad, un hábito que cuenta que adquirió preparándose las oposiciones, este inspector de Hacienda de profesión ha hecho del déficit cero una de sus obsesiones y entre sus mantras está el de que cada céntimo de euro cuenta. Ahora, Bravo ha marcado el inicio de la campaña electoral andaluza (a la que concurre como cabeza de lista del PP por Jaén, donde vivió varios años) al desvelar elDiario.es que sus ingresos anuales ascienden a 127.363 euros, 60.000 más de lo que figura en la relación de retribuciones de altos cargos –aunque en su declaración de Hacienda sí consigna el total de sus ganancias– gracias a un complemento no publicado que cobra para compensar lo que percibía como delegado de la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) en Ceuta pese a haber sido diputado entre ambos trabajos, con un sueldo considerablemente inferior.

El complemento que casi dobla su sueldo fue avalado por un informe ad hoc de los servicios jurídicos de la Junta, a cuyo autor el propio Bravo ascendió posteriormente. La oposición política andaluza ha puesto el acento en su “doble moral fiscal” y la del propio Ejecutivo de Moreno, ya que como consejero del ramo fue el encargado de liderar la reforma fiscal que el presidente andaluz considera como uno de los grandes logros de la legislatura. Aunque se publicitó como que beneficiaba a todos los andaluces, la bajada de impuestos era especialmente generosa con las rentas más altas, lo que le ha valido a los partidos de izquierda para recordarle a Bravo que, en la práctica, él se ha beneficiado de su propia reforma fiscal.

En contra de subir el SMI

Defensor a ultranza de la consolidación fiscal y el equilibrio presupuestario, hace unos meses Bravo se posicionó públicamente en contra de la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) que llevó a cabo el Gobierno central. ¿El argumento? Pues que a su juicio iba a suponer “una destrucción de empleo” –que, a la luz de los datos, no se ha producido–, por lo que consideraba que esta medida no era la “adecuada” y que lo que había que hacer era generar empleo. De ahí la ironía de la que ha tirado la candidata de Por Andalucía, Inmaculada Nieto, recordando su sueldo de 127.363 euros: “Suele ser gente que gana eso o muchísimo más la que le pone siempre pegas a que suba el salario mínimo interprofesional”.

En su trayectoria como consejero cuenta con haber aprobado tres presupuestos de la Junta de Andalucía tras conseguir el respaldo de Vox, de hecho es uno de los miembros del Gobierno de Moreno que menos ha chocado con una formación de ultraderecha con la que cree que, en materia económica, no hay tantas diferencias. “Los votantes de Vox son los votantes del PP, al final el perfil político de cada partido lo marcan sus dirigentes y sus prioridades, y aquí hemos sabido entendernos razonablemente”, ha llegado a señalar para explicar su facilidad negociadora con los de Santiago Abascal.

Su tesis principal es que una reducción de impuestos es la vía más directa para mejorar los ingresos públicos, ya que se traduce en una activación del consumo y en más contribuyentes. Defiende que ni en los impuestos ni en la gestión del gasto público “puede ni debe entrar la ideología”, de hecho considera que la reforma fiscal aprobada por el Gobierno andaluz no es una iniciativa ideologizada.

No demonizar al que gana mucho

Y no le tiene miedo a hablar de sueldos altos, porque considera que no por ganar más se trabaja menos. De hecho en una entrevista con este periódico defendía que “cuando demonizamos al que gana mucho, hacemos mal… porque creo que trabaja también mucho. El que gana 10.000 al año también, pero no conozco gente que gane un millón de euros de rendimiento del trabajo y lo haga por estar tumbado en su casa”.

Para defender su tesis sobre los sueldos altos, y como portero que fue en el equipo de fútbol sala Jaén Paraíso Interior, ha llegado a tirar de ejemplo futbolero. “Es como pensar que Cristiano Ronaldo porque es el mejor y gana todo lo que gana, no se esfuerza. Pues yo estoy convencido de que hace un esfuerzo brutal en su vida, y muchas renuncias, y que también hay muchos jugadores en Tercera División que hacen muchas renuncias. Lo que tenemos que intentar es que todo el mundo vaya para arriba, no que el que esté arriba vaya para abajo”.

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