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Moreno airea sus “buenas sensaciones” con el PSOE andaluz tras los guiños de Casado al electorado de Vox

Pablo Casado conversa con Juan Manuel Moreno.

Daniel Cela

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Apenas 24 horas después de que Pablo Casado anunciase en la convención nacional del PP que derogará todas las leyes aprobadas por el Gobierno de Pedro Sánchez si llega a la Moncloa, el presidente de la Junta y líder andaluz del PP, Juan Manuel Moreno, decidió verbalizar por primera vez sus “buenas sensaciones” con el líder de la oposición, el socialista Juan Espadas, “porque he visto la posibilidad de que se puede llegar a un acuerdo con el PSOE andaluz” para pactar los Presupuestos Autonómicos de 2022.

Mientras Casado cavaba una franja entre PP y PSOE y exaltaba un discurso identitario con guiños al electorado de Vox -contra la memoria histórica, las leyes feministas, la inmigración irregular, algunas competencias autonómicas, la ley de educación, etc- Moreno se ponía a resguardo y se apresuraba a hablar “del modelo andaluz” del PP. A saber, “diálogo con todos, reformista, moderado, centrado e inclusivo”. “Yo no tengo trincheras ideológicas”, ha repetido varias veces este lunes, “y estoy dispuesto a pactar los Presupuestos con todas las fuerzas que anteponen los intereses de los andaluces a los particulares”.

Moreno respalda el liderazgo de Pablo Casado y ha empujado en la convención del partido para que trascienda la unidad interna que éste buscaba. Pero el discurso del presidente nacional del PP estaba trufado de todas las batallas culturales que el andaluz ha tratado de sortear por todos los medios en sus tres años de gobierno en Andalucía. Al presidente de la Junta le perciben en Madrid como un contrapunto moderado de Casado, aunque el andaluz ya gobierna con el apoyo explícito -y parte del programa de Vox- y al palentino sólo se le intuye ese escenario, según las encuestas. Con todo, Moreno se ha cuidado mucho de remarcar un guión propio para el PP andaluz, otra vez “encapsulado” para que ese “rearme ideológico” que buscaba la convención popular -Sarkozy, Aznar, Vargas Llosa, Díaz Ayuso, etc- no agite las aguas del sur.

El eje sociológico en el centro izquierda

Su territorio, siempre lo subraya en petit comité, es una región con el eje sociológico en el centro izquierda, pero con 400.000 votantes socialistas que se quedaron en casa en las últimas autonómicas. Para la Junta y para el PP andaluz, la ideología es un anatema, y por extensión cualquier asunto político que tensione a las izquierdas frente a las derechas. Moreno esgrime gestión, estabilidad y un cierto status quo de lo que existía cuando gobernaba el PSOE. Por ahora.

El domingo, ante un público entregado, Pablo Casado hizo una enmienda a la totalidad al Gobierno de Sánchez, a quien se negó incluso a nombrar. Así de “ancha” es la base sociológica y estratégica de los populares. El bloqueo político en el Congreso frente a una negociación “inédita” e incipiente entre PP y PSOE en Andalucía. Ha sido el propio Moreno, este lunes, en Granada, donde ha presidido la Junta Directiva del PP-A que ha convocado el congreso en el que será reelegido presidente del partido, quien ha subrayado esta diferencia con Casado, enviando un mensaje a contracorriente del que se escuchó en el cierre de la convención nacional en Valencia: “Qué buen ejemplo sería para la sociedad andaluza si abandonáramos las trincheras ideológicas y sacáramos un Presupuesto con cierta unanimidad”.

En el sudoku de la negociación presupuestaria, Moreno incluye a Vox y a Unidas Podemos, aunque internamente los populares ven inviable ya el poder revalidar su acuerdo con los de Santiago Abascal. Ellos se han autodescartado acusando a Moreno de “incumplir sus compromisos previos”. Los socialistas también dan por hecho que si ellos se sientan en la mesa con el PP, Vox se levantará de inmediato. “Todos tenemos que ceder y yo estoy dispuesto a hacerlo desde mi Gobierno. Quiero ser optimista y positivo, espero y deseo que no sea estrategia y que en el fondo haya voluntad de acuerdo”, ha dicho sobre la propuesta de pacto que le hizo llegar Espadas, el viernes en el Palacio de San Telmo, sede de la Junta.

Un camino de incertidumbres

Moreno y Espadas han iniciado un camino hacia el entendimiento entre PP y PSOE en Andalucía a contracorriente del que discurre en Madrid, en el Congreso de los Diputados. Es pronto para saber si se trata “sólo de estrategia”, como dice el líder popular, o si ambos dirigentes, de perfil moderado, ensayan en serio el primer acuerdo político entre un partido de Gobierno y el líder de la oposición para dar estabilidad a Andalucía en los grandes asuntos de Estado: sanidad, educación, servicios sociales... Espadas necesita tiempo y visibilidad para darse a conocer antes de las elecciones y un acuerdo presupuestario espantaría el fantasma del adelanto electoral; Moreno ha logrado exorcizar el miedo a que gobierne la derecha y su acercamiento a los socialistas le permite pescar en un caladero de 400.000 votos de centro -los que dejaron de votar al PSOE en 2018- con más margen de crecimiento para el PP andaluz que lo que se puede dejar en el extremo derecho, donde compite con Vox.

Esto es lo que ambos partidos reconocen de “la estrategia”, pero luego están “las sensaciones”. “Ellos van en serio y el presidente va en serio”, admitió el viernes una fuente próxima a Moreno, tras su reunión con Espadas. Incluso en la coalición Unidas Podemos, tras su breve encuentro con el presidente de la Junta, el viernes, creen que el líder popular “va en serio”. “Moreno sabe que la base sociológica de Andalucía está más próxima al centro izquierda y su acuerdo con el PSOE le hace ganar más por el centro de lo que puede perder en la franja que comparte con Vox”, valoran fuentes próximas a la confluencia.

Moreno ha mantenido el pulso con la dirección nacional del PP, que desde hace meses le presiona para que adelante las elecciones en Andalucía, y sume su previsible victoria a la cuenta de resultados de Pablo Casado (como ocurrieron con las madrileñas) afianzando la idea de que estamos ante un cambio de ciclo. El presidente andaluz ha resistido la presión externa, incluso con la mesa llena de predicciones electorales que le vaticinan un crecimiento agudo en el número de votantes a costa de la extinción paulatina de Ciudadanos. Pero la mayor preocupación de Moreno no es ganar los comicios, sino “sumar”. Esto es, que el bloque conservador se superponga a las izquierdas, que en estos días viven diseminadas, desorientadas y en pugna interna.

“Si hay un momento en el que necesitamos un Presupuesto es en 2022. Los andaluces quieren que haya presupuesto y yo como presidente quiere que haya Presupuesto. Yo no tengo trincheras ideológicas y estoy dispuesto a pactar los Presupuestos con todas las fuerzas que estén dispuestas a anteponer los intereses de los andaluces a sus intereses particulares”, ha subrayado, en referencia a sus “buenas sensaciones” tras la reunión con Espadas y el resto de grupos parlamentarios, donde el socialista le hizo llegar un documento con una envolvente financiera con sus prioridades para pactar las cuentas del año que viene.

Fuentes próximas al presidente de la Junta ven hoy más factible un acuerdo presupuestario con el PSOE que con Vox, su socio de legislatura hasta ahora, y el que le ha aprobado los tres anteriores ejercicios. El partido de Santiago Abascal ha roto hace semanas con el Gobierno andaluz de PP y Cs, reclama machaconamente un adelanto electoral y empieza a acusar a Moreno de “traicionar” a los andaluces por acercarse al PSOE.

Los populares ven a sus antiguos aliados instalados en la pugna “electoral”, y el propio presidente empieza a advertirles que “lo que quieren sus votantes de ustedes puede no ser lo mismo que lo que quieren sus afiliados”. Con todo, la Junta sigue tratando a Vox como socio preferente. El consejero de Hacienda, Juan Bravo, ha remarcado este lunes que el grupo de extrema derecha ha sido un aliado “fiable”, que ha dado estabilidad al Ejecutivo apoyando los Presupuestos de 2019, 2020 y 2021.

Coincidencias con la línea de Casado

Aunque Casado aparece más escorado a la derecha y Moreno ha cultivado un perfil más moderado, algunos puntos del programa esgrimido por el líder del PP el domingo chirrían son coincidentes con la agenda del Gobierno andaluz: Casado aboga por recentralizar algunas competencias ahora en manos de las comunidades, como las cárceles en Euskadi y Cataluña; y Moreno es un dirigente “autonomista” con un Estatuto en las manos de la misma potencia que el catalán, contrario, por tanto, a perder competencias autonómicas. Andalucía no ostenta la gestión de las prisiones, pero en la campaña de las últimas andaluzas, Casado se paseó por esta tierra pidiendo retirar a las comunidades las competencias sobre educación, algo que tuvo que corregir como pudo el entonces candidato del PP a presidente de la Junta.

Casado ha anunciado la derogación de la Ley de Educación, y Moreno comparte esa idea. Casado pretende derogar la Ley de Memoria Histórica -que el Gobierno de Rajoy ya derogó de facto destinándole cero euros- y sustituirla por una ley de concordia, una propuesta que en Andalucía tiene el sello de Vox, y el Ejecutivo de Moreno la ha hecho suya, aunque no la ha desarrollado aún. Casado aboga por liberalizar más el suelo para construir más viviendas, y la Administración de Moreno aprobó un decreto ley que buscaba liberalizar el mercado, incluido el inmobiliario, aunque con ciertos frenos de protección al medio ambiente. En materia fiscal, Casado y Moreno plantean prácticamente lo mismo: la bajada íntegra de impuestos como política base para activar el consumo, la economía y el empleo.

Marín marca distancias

Quien sí ha salido a la palestra para enfriar las expectativas del posible acuerdo entre el Gobierno andaluz y el PSOE es el vicepresidente y líder regional de Ciudadanos, Juan Marín. Es poco habitual que Marín, número dos del Ejecutivo de Moreno, comparezca en la sede de su partido en Andalucía un lunes, cuando suele participar de la reunión ejecutiva en Madrid. Pero esta vez el vicepresidente quería marcar distancias con Espadas, y de paso con Moreno, convencido de que esta alianza antinatura termina por arrebatarle a su partido el poco espacio electoral que le queda. PP y PSOE dan por amortizado a Ciudadanos y su acuerdo puede terminar de extinguir la base de apoyos que les queda en Andalucía.

Tanto en el acuerdo que Moreno suscribió hace dos semanas con el presidente valenciano, el socialista Ximo Puig, en materia de financiación, como el inicio de las conversaciones con Espadas para pactar el próximo Presupuesto andaluz, la formación naranja se ha colocado fuera de la foto, como si no formara parte del mismo Gobierno que ha trazado estos puentes con el PSOE. Marín ha instado este lunes a Espadas a negociar con PP y con Cs, ignorando que el socialista está negociando con ambos como parte de un mismo Ejecutivo de coalición. El vicepresidente de la Junta también es quien ha defendido, sin ningún drama, el escenario de una prórroga en los Presupuestos en vigor, en caso de que no consigan el apoyo de ningún grupo de la oposición en el Parlamento. Su discrepancia aquí con Moreno se hace más evidente.

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