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Navantia, a la espera del fin de un conflicto interminable

Trabajadores del astillero de Navantia en Puerto Real (Cádiz), la semana pasada en el acceso a la factoría durante una nueva movilización en demanda de carga de trabajo / EFE.

Francisco J. Jiménez

Cádiz —

Carga de trabajo. Es la obsesión de los trabajadores de Navantia en la Bahía de Cádiz, movilizados desde hace meses para conseguir que se garantice la continuidad en sus puestos. Esta misma semana, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha asegurado públicamente que va a conseguir más contratos para la empresa, pero ya son pocos los que se creen ese tipo de promesas. Mientras, siguen las concentraciones y las manifestaciones, como la que ha tenido lugar este jueves en San Fernando. La lucha no cesa.

A todo esto, ocho trabajadores siguen en la cárcel por ser los supuestos autores de los destrozos realizados la pasada semana en el Puente Carranza, testigo perenne de las reivindicaciones relacionadas con los astilleros gaditanos. Sus compañeros claman al cielo por lo que consideran que es una injusticia. Desde la Subdelegación del Gobierno en Cádiz se pide calma y que se acabe la violencia. Pero es un problema que viene de largo y que precisa de una solución de raíz.

Son constantes los rumores de que más pronto que tarde se le asignará a Navantia la construcción de un gasero. La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi) presenta a Knutsen como el armador designado y todo apunta a que será trabajo para la Bahía gaditana, pero no se conocerán detalles exactos de la operación hasta que los comités de empresa de Cádiz, Puerto Real y San Fernando se reúnan este viernes en un hotel de la capital gaditana con dirigentes provinciales del Partido Popular.

“El gobierno japonés sí ayuda a su industria”

Podría ser un gran día. Pero ya nadie se quiere hacer ilusiones. “La información que llega de los políticos hay que ponerla en cuarentena porque hay mucho mentiroso compulsivo”, afirma al respecto Juan José Peralta, miembro del comité de empresa de Astilleros de Puerto Real. “Nos vendieron que los cuatro gaseros se iban a hacer en España porque Repsol es español y también Gas Natural, pero aquí no se apuesta por el trabajo, sólo se apuesta por el dinero y cuanto más ganen estas empresas, mejor. Siendo uno de los consejeros de Gas Natural un expresidente como Felipe González, la realidad es que los buques se construyen en Japón porque es más barato”, añade.

La rentabilidad es una de las claves de un conflicto que ha asfixiado la economía de la Bahía y que ha provocado que sean muchos los gaditanos que hayan tenido que emigrar, pero hay más. A Navantia se le acusa por parte de los políticos de que su oferta no es competitiva en el mercado actual, lo que le hace estar en desventaja con países como Corea o Japón. En opinión de Peralta, es una cuestión de apoyo: “La diferencia entre lo que cuesta hacerlo aquí y allí la debe aportar el gobierno o la banca, a la que tanto se le ha ayudado. Hay que hacer una causa común para que la industria española resurja. El gobierno japonés sí ayuda a su industria”.

Es vital también la parcela comercial y que el producto español se venda por el mundo. La versión oficial de la compañía es que ha presentado un total de 111 ofertas en 32 países desde enero hasta octubre de este año, frente a las 50 que se presentaron en 2012. Sin embargo, los comités tienen una visión muy diferente. “Navantia ha paseado por el mercado internacional a sus comerciales de turismo. No han ofertado el producto. Cuando estábamos con los buques de Venezuela, Hugo Chávez preguntó si Navantia hacía petroleros y gaseros y se le dijo que no. Navantia le dio la espalda al sector civil y ahora no tiene credibilidad porque hemos salido del mercado”, lamenta Juan José Peralta.

Hace años que está sobre la mesa la opción de privatizar la empresa, pero los ejemplos de los astilleros que pasaron a manos privadas no son nada halagüeños, como pasó con el de Sevilla. “A la empresa privada le interesa ganar dinero y tener las instalaciones cerradas y sólo abrirlas cuando haya trabajo. El de Sevilla cerró en 2011 y el de Sestao está sobreviviendo porque la comunidad autónoma apuesta por él, pero lleva siete ERTES desde 2004 y dos ERES. El Astillero o desaperece o sigue bajo el auspicio del gobierno español”, defiende el representante sindical puertorrealeño.

“Si no nos hacen caso, intentamos llamar la atención”

Para colmo, de cara a la ciudadanía de la provincia, Navantia se puede estar creando una mala imagen por las molestias que ocasionan los cortes realizados en el Puente Carranza. Desde los comités se reconoce que es “un mal necesario”, pero se abren vías para buscar alternativas menos perjudiciales. “Si no nos hacen caso, intentamos llamar la atención. La ciudadanía entendió en Gijón que debía aguantarse con los cortes de tráfico, aunque al final no sirvió para evitar su cierre. Lo que no hacen nuestros políticos lo tienen que hacer los trabajadores. Se corta el puente fastidiando al vecino de al lado y unos lo comprenderán más y otros, menos, pero si no somos portadas de prensa o un incordio, no nos hacen caso. Agudizaremos el ingenio como sea. La lucha obrera está llena de ideas y nos la ingeniaremos para hacer cosas que tengan repercusión y no molesten a la ciudadanía”.

Hasta el momento, la plantilla está al día en sus nóminas, pero si no llega de inmediato un proyecto que garantice la carga de trabajo los empleados temen que haya medidas drásticas a lo largo de 2014. “Si seguimos así, habrá muchos trabajadores sin actividad y no sería raro que hubiera un expediente de regulación temporal de empleo. Nuestra oficina técnica no para de trabajar, pero son, como decimos nosotros, barcos de papel. Necesitamos que llegue un encargo de verdad y ahí se acabarán las movilizaciones y todo”, subraya Peralta. Quizá este viernes llegue la noticia más esperada, ésa que asegure trabajo durante, al menos, un tiempo.

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