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Los “opositores fantasma” de la Junta de Andalucía exigen saber si tienen plaza: “Estamos desquiciados”

Un opositor revisa sus apuntes antes del inicio los exámenes de oposiciones, en una fotografía de archivo. EFE/Víctor Lerena

Néstor Cenizo

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“Estamos desquiciados. Al límite. A mí se me acaba el paro este mes, estoy en casa de mis padres porque no tengo sueldo, y tampoco es fácil buscar trabajo diciendo en la entrevista que soy funcionario. ¿Dónde se ha visto un funcionario de carrera en paro? Se suponía que iba a casarme el año que viene, comprar una casa, vivir… Haces esto para asegurarte la vida, y mira”. Daniel Marín tiene 30 años, es de Jerez y ha aprobado con plaza unas oposiciones a funcionario de la Junta de Andalucía. Sabe que será funcionario del cuerpo superior, especialidad en gestión financiera, pero no sabe cuándo y ni dónde. Es un funcionario en paro.

Como él, cientos de opositores (los examinados calculan que más de 700) reclaman desde hace meses que la Administración autonómica resuelva de una vez procesos que arrancaron hace más de un lustro. Muchos de ellos se presentaron por acceso libre, han aprobado y tienen plaza, pero aún no se han publicado las vacantes ni se les han adjudicado. Otros esperan lograr plaza en algunos de los procesos de estabilización que la Junta sigue sin resolver.

La primera oferta de empleo público (OPE) se publicó en BOJA en noviembre de 2017, pero la Junta de Andalucía retrasó la convocatoria dos años, y acabó convocando en noviembre de 2019 las OPE de tres años: 2017, 2018 y 2019. En total, unas 2.500 plazas. A aquel primer retraso se ha ido sumando una ristra eterna, que arrancó por causa de fuerza mayor, la pandemia, y obligó a retrasar las primeras pruebas. Por ejemplo, el primer examen de gestión financiera, inicialmente fijado para marzo de 2020, se trasladó a septiembre.

A partir de ahí, entre el primer y el segundo examen pasaron seis meses, y antes del tercero, otros cuatro. Todo ello, a pesar de que el Reglamento General de ingreso de la Junta de Andalucía exige a la administración que entre prueba y prueba transcurran como mucho 45 días hábiles. Decenas de preguntas quedaron obsoletas y la administración tuvo que sustituirlas sobre la marcha. Hasta 20 en algún examen.

Así se plantaron en julio de 2021, en el caso de gestión financiera. En septiembre leyeron la última prueba y en diciembre de 2021, cuatro años después de la convocatoria, salieron las notas. Y desde entonces, silencio. “Es una convocatoria maldita”, comenta una opositora.

La demora en constituir el Colectivo 2

La única explicación que ha dado la Junta de Andalucía es que tiene que resolver recursos, según dijo en una entrevista en la SER Ana Vielba, secretaria general de administración pública, y que todo terminaría pronto. Sin embargo, el plazo para resolverlos finalizó el 3 de abril, en el caso de la especialidad en gestión financiera. “Recursos hay siempre y no entendemos por qué se está demorando tanto”, dice Miguel Ibáñez, portavoz del Sindicato Andaluz de Funcionarios, que llama a estos opositores “funcionarios en paro”.

Según los datos del Instituto Andaluz de Administración Pública, la situación afecta a la convocatoria en acceso libre y por estabilización de 28 cuerpos de funcionarios. A finales de mayo, la administración publicó la oferta de vacantes de los cuerpos C1 (Cuerpo General de Administrativos) y A1 (Cuerpo Superior de Administradores, Especialidad Administración General), dos de los más numerosos, pero otros muchos siguen en vilo. A 24 de junio, ninguno de los 28 cuerpos que ofertaban tanto plazas ordinarias como de estabilización han publicado listado definitivo de aprobados con plaza. Seis de las convocatorias de estabilización siguen incluso pendientes de baremación. 

La administración no responde a cuántos, ni a cuántas personas afecta esta situación, pero los opositores estiman que, solo entre los cuerpos A1, A2, C1 y C2, quedarían por publicarse más de la mitad de las 1.500 plazas ofertadas. Tampoco aclara a qué se deben los retrasos ni cuándo prevé solventarlos.

“Hemos hecho todo tipo de escritos, y llamamos a diario a Función Pública y al Instituto Andaluz de Administración Pública. Ya no nos cogen el teléfono. Lo peor es la desinformación y el trato miserable”, lamenta Carmen, una opositora cordobesa. El 31 de mayo realizaron una protesta ante la Dirección General de Función Pública y lo único que consiguieron fue que cerraran las ventanas. “Nadie de la Junta de Andalucía nos dice nada. Cero. Con lo que eso conlleva”, protesta Marín, que define su situación: “Somos los opositores fantasma”.

Estos opositores añaden otro agravio. A pesar de tener la lista de aprobados desde hace meses, la Junta de Andalucía ha demorado la actualización del colectivo 2 de la bolsa de interinos hasta hace apenas unos días, sin explicar por qué. En este plazo, cientos de vacantes de interinidad han ido cubriéndose con candidatos de otras bolsas o procedentes del SAE (sin oposiciones aprobadas) mientras los aprobados en estas convocatorias (que tendrían preferencia de haberse actualizado la bolsa) seguían en casa de brazos cruzados.

Estrés, ansiedad e insomnio entre los afectados

ElDiario.es/Andalucía ha contactado con casi una decena de afectados. La mayoría prefiere no dar sus apellidos, por temor a que la administración les represalie. Casi todos lo apostaron todo a la oposición y tras cinco años estudiando están fuera del mercado laboral. Más aún, si tienen la oposición aprobada. “¿Qué digo en una entrevista de trabajo? ¿Soy honesto y les cuento que tengo una plaza y que me voy a ir en algún momento, o les miento?”, se pregunta Marín, que recuerda sin dudar el día que empezó a estudiar: el 16 de septiembre de 2016. Sabe que le espera una plaza, pero como no hay oferta de vacantes, no puede aventurar dónde, y tiene su vida parada.

Varios de ellos refieren estrés, ansiedad o insomnio, y algunos han pagado un duro coste personal. Pedro, de 37 años, empezó a estudiar en 2019: “Entre medias perdí a mi madre por la segunda ola y a mi padre de un derrame cerebral. Dejé de pasar tiempo con ellos para poder aprobar, nunca me lo podré quitar de la cabeza”. Dice que ni aprobando le habrá merecido la pena.

María C. tiene 46 años y se quedó en paro en el verano de 2017. Entonces empezó a preparar las oposiciones para Auxiliar Administrativo, las que le recomendaron porque tenía dos hijos pequeños. En la academia le aseguraban que los exámenes serían a principios de 2019, así que hizo sus cálculos, y le salían. Pero los exámenes fueron en marzo y julio de 2021.

Cinco años después de empezar, dice entre sollozos que en agosto agotará la renta de inserción. Tiene posibilidades de lograr una plaza en la convocatoria irresuelta, pero ha vuelto a sacar los apuntes, porque la Junta anunció en plena campaña la convocatoria de nuevas plazas de estabilización, aun estando sin cerrar las de 2017-2019. Una situación similar a la generada con las oposiciones al SAS en 2018.

La incertidumbre crea en estos opositores un dilema: ¿cómo dejar de preparar unas oposiciones cuando llevas tanto invertido en ellas? Puede que tenga plaza, pero, ¿y si no? Y al contrario: “¿Cómo puedo concentrarme y hacer malabares con mi familia para poder sacar esto adelante sin saber si tengo plaza? Y en el hipotético caso de que tenga plaza, ¿quién me devuelve estos meses de tiempo y dinero invertidos?”.

“No sé qué hacer con mi vida”

“Yo sigo sin saber si tengo plaza, y lo mismo tengo que preparar otra vez el mismo examen”, dice Fátima, de 47 años. En la misma situación está María G., que asegura que la situación le provoca episodios de ansiedad y se siente por “seguir desatendiendo” a su familia, lo que estaría repercutiendo en el desarrollo de su hija.

“Estoy ya agotada mentalmente: no tengo ganas de quedar con ninguna amistad porque me preguntan si tengo plaza o no, y no tengo ganas de hablar del tema. No sé qué hacer con mi vida: si estudiar de nuevo, si buscar trabajo...”, dice Cristina, de 34 años y opositora al cuerpo de administradores generales (grupo C2). Dejó su trabajo de diez años en 2018 y ahora cuando habla del asunto siente ganas de llorar: “Pensé que pasaría varios años encerrada pero que tendría mi recompensa: derechos, trabajar en la categoría que me corresponde, el salario que me pertenece y, sobre todo, tener vida”.

A pesar de su intensa campaña en Twitter, los “opositores fantasma” lamentan que ningún partido político o sindicato haya recogido sus reivindicaciones. Dice María que no son tan complicadas: “Sólo pedimos que resuelvan. Que aceleren. En seis meses, el Estado va a tener su listado de aprobados con plaza de C2 en estabilización. Nosotros hace un año que hicimos el examen. Y el problema no es solo que no resuelvan, sino que no informan. Estamos así cientos de personas: sin dinero, con problemas de ansiedad, echando tiempo y dejando de lado cosas importantes. Solo necesitamos que nos aclaren. ¿Tan difícil es?”. 

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