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Osuna: la encrucijada de caminos que imaginó “Juego de Tronos”

Interior de la Colegiata de Osuna. / Juan Miguel Baquero

Juan Miguel Baquero

El autor de Canción de hielo y fuego, la base literaria de la serie Juego de Tronos, George R.R. Martin, imaginó uno de los reinos “influido por España”. También por “costumbres particulares” que dibujó en sus habitantes. En la quinta temporada, el equipo de rodaje había de buscar emplazamiento, conectar fantasía y realidad. Y no encontraron mejor sitio que Osuna (Sevilla) y sus calles, donde la piedra tallada y su conjunto monumental recrean el único reino que quedaba por aparecer en pantalla: Dorne.

Cuentan los libros que fue el último reducto en resistir a César. Desde aquella Guerra Civil de la época republicana que asoló Roma a finales del siglo I a.C., el municipio mantiene ejemplos palpables de su legado. Dan fe recintos museísticos, palacios barrocos o la propia necrópolis romana. También esos sillares que son la resistencia ancestral al paso del tiempo, émula así de aquella antigua Urso que Juego de Tronos vino a revolucionar y a convertir en universal.

La localidad está ubicada en una estratégica encrucijada de caminos entre Sevilla, Córdoba, Granada y Málaga. Es Osuna un pueblo blanco enclavado en una colina entre la Sierra Sur y la campiña sevillana, considerada ‘capital’ de la comarca por población e infraestructuras. E integrada en rutas turísticas como Caminos de Pasión junto a Carmona, las cordobesas Puente Genil, Lucena, Cabra, Baena y Priego de Córdoba, y Alcalá la Real (Jaén).

Refugio turístico de cine

La importancia del enclave la marca una historia que fecha el origen de la población hacia el año 1000 a.C. Tartessos, la ciudad ibérica de Urso. Participa en las guerras entre César y Pompeyo y acuña moneda propia en esta época romana. Para Al-Ándalus es Osona y un periodo de esplendor regado de poetas, científicos, gramáticos y juristas. Tras la conquista cristiana arranca su testimonio nobiliario y queda establecida como núcleo del Condado de Ureña.

En la segunda mitad del siglo XVI la nobleza local desarrolla un programa constructivo que remodela el paisaje urbano y es lo que marca la diferencia arquitectónica en la actualidad. Fundan la Universidad, la Colegiata, 19 monasterios, cuatro hospitales, palacios y casas solariegas. Ahí están, regando el centro histórico de piedras silentes que narran historias pretéritas y propiciando al paseo por sus calles –como La Carrera, centro neurálgico, o San Pedro, declarada una de las más bellas por la Unesco– el carácter de refugio turístico e incluso cinematográfico, como demuestra el rodaje de la serie Juego de Tronos.

Qué visitar

El capital museístico de Osuna es amplio. También su tradición artesana, con diversos talleres de cerámica activos. La Colegiata se lleva la palma con sus tres áreas expositivas: la propia iglesia, el museo de arte sacro y la Capilla del Sepulcro y la cripta. La necrópolis y el teatro romano, el Monasterio de la Encarnación y los museos de Osuna y Arqueológico, son puntos de interés. Como el patrimonio natural, con espacios como el Área Endorreica, el pantano del río Corbones para los amantes de deportes náuticos o el río Blanco y el arroyo Salinoso como refugio para reptiles y rapaces en peligro de extinción.

Dónde comer y dormir

La rica oferta gastronómica trae a la mesa opciones diversas entre las encaladas y monumentales calles de Osuna. Platos típicos locales como la ardoria, el cocido ursaonés, las repapalillas de bacalao o el guiso de tagarninas pueden devorarse en plazas culinarias como la Taberna Jicales, el Mesón Rústico o el restaurante Villa Ducal. Bien pueda servir un café posterior en la cafetería Tetuán o en alguna de las churrerías del pueblo.

Para dormir, hoteles como Palacio del Marqués de la Gomera y La Hospedería del Monasterio, y otras variadas posibilidades como hostales, pensiones o casas rurales.

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