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En 2014 se producirán las primeras exhumaciones en la ciudad de Almería

Paco Ortega muestra dónde está su padre

Iñigo Mas

Almería —

En el cementerio de San José y Santa Adela de la capital almeriense hay más de 400 cadáveres de republicanos ejecutados por el franquismo que se encuentran en fosas comunes, reconocidos y con documentación histórica que prueba su existencia. Tras la reciente autorización del Ayuntamiento de Almería (PP) para proceder a su exhumación, tras una docena de años reivindicando la autorización, se espera que en los primeros meses de 2014 se desentierren los primeros cuerpos. Serán las primeras exhumaciones en la capital de Almería.

Paco Ortega, que ha dedicado su vida a rehabilitar el nombre de su padre, afirmaba emocionado a eldiario.es/andalucia , sobre la tierra en la que se encuentran sus restos, que “aquí en este sector tenemos una fosa en la que hay siete u ocho personas y uno de ellos es mi padre, Torcuato Ortega Martínez, ferroviario de oficio, militante del PSOE, que ocupó varios cargos en el Ayuntamiento de Gádor, donde fue teniente de alcalde, concejal y finalmente alcalde en 1938. Al acabar la guerra le internaron en la cárcel de El Ingenio, una fábrica de azúcar, el mismo lugar donde antes los republicanos habían encerrado a los de derechas. Allí estuvo hasta 1943, cuando le sacaron para traerle aquí y fusilarle en la puerta del cementerio junto a varios compañeros más”, recuerda ahora quien entonces era un niño de apenas nueve años.

Pese a haber podido disfrutar tan poco de su padre, ya que pasó en la cárcel desde el final de la guerra hasta ser fusilado en 1943, Paco Ortega, en pie sobre el lugar donde descansan sus restos, afirma: “le recuerdo perfectamente, ahora mismo le estoy viendo, cómo era, sus andares… le ví más en la cárcel que en otro sitio. Lo único que guardo de él es un crucifijo suyo que mi madre logró rescatar de nuestra casa en Gádor, porque mi padre y toda mi familia frecuentaba la Iglesia. Ahora esperamos que en los próximos meses de febrero o marzo la Junta de Andalucía realice las exhumaciones de seis personas”, asegura este maestro de obras que obligado por su madre huyó a Cataluña con trece años y luego a Francia.

“A mi padre los falangistas le pegaron una paliza que casi le matan para que firmara un papel reconociendo hechos como alcalde que él no había cometido. Le dijeron ‘o firmas o te matamos’. Como no encontraron nada para culparle se inventaron una farsa, mi padre se negó a firmarla y le reventaron los ojos, se ensañaron con él. Gracias a Eusebio Padilla, un militar que está ahora en la reserva y ha escrito casi veinte libros sobre la guerra civil en Almería, tenemos mucha documentación sobre aquellos hechos”, recuerda Paco Ortega, presidente de la asociación de Memoria Histórica, que junto con otras dos ( ‘Rocamar’ y ‘Almería por su pasado reciente’) trabajan conjuntamente para recuperar esta parte de la historia en la provincia. El próximo 13 de diciembre se presenta el libro escrito por Paco Ortega y Eusebio Padilla sobre la guerra civil en la localidad almeriense de Gádor.

“A mi abuelo le fusilaron el 17 de agosto de 1939. Ese día mataron a diez, de quienes conocemos los nombres y apellidos. Los enterraron en fosas de cinco en cinco. El delito de mi abuelo, Sebastián García Sáez, de Mojácar, era ser un probretico jornalero y militar en CNT”, explica uno de sus nietos, quien recuerda que “le mataron con 36 años y dejó cuatro hijos y una viuda. En casa de mi abuela siempre ha sido un tema tabú y no se hablaba de ello, porque la familia tenía mucho miedo en el cuerpo y temía que incluso si le nombraban volvieran a por ellos. En la postguerra fue insultada y vejada por la gente, soportando chivatazos. Al acabar la guerra, mi abuelo, que luchó por su quinta en Extremadura, fue a ver a su familia y los falangistas le estaban esperando en la puerta. Le llevaron al penal de Huércal Overa, estuvo tres meses en la cárcel de El Ingenio donde Dios sabe las torturas que debió soportar hasta que le trajeron a las puertas de este cementerio y le fusilaron”.

Los nombres

Los próximos meses quedarán señalados en el calendario de seis familias almerienses que solicitaron la exhumación de los restos de sus seres queridos. Se trata de Diego Guevara, un perito mecánico de Cuevas de Almanzora, fusilado el 16 de diciembre de 1939; Sebastián García, de Mojácar, ejecutado el 17 de agosto de 1939; Antonio Barrionuevo, natural de Berja y asesinado en diciembre de 1939; Torcuato Ortega, Francisco Alcaraz y Martín Márquez, quien fuera último alcalde republicano de Cuevas del Almanzora, abuelo de Martín Soler, ex consejero de la Junta de Andalucía, cuyos restos se hallan en el paseo central del cementerio de Almería, “debajo de esa maceta, más o menos”, señala Paco Ortega, todavía indignado por las recientes declaraciones del diputado almeriense del Partido Popular, Rafael Hernando, dando a entender que muchos familiares de represaliados por el franquismo solo se acordaban de ellos cuando se hablaba de dinero, por lo que su asociación estudia medidas judiciales contra él. “Hay que pasar por lo que hemos pasado los familiares para que este señor venga a lanzar estas barbaridades. No es digno de un ser humano decir eso”, lamenta.

Serán pues las primeras exhumaciones de muertos de la guerra civil en la capital almeriense, “después de la que se realizó al acabar la contienda para desenterrar a un chico de familia muy acomodada, al que ellos le consideraban la oveja negra, y fue enterrado en una fosa junto a otros”. Tanto desde la dirección general de Memoria Democrática de la Junta como desde las asociaciones de memoria histórica se ha animado a los familiares interesados en recuperar los restos de los más de 400 republicanos ejecutados a contactar con alguno de estos organismos.

El proceso

Las obras se tendrán que ejecutar según la memoria elaborada por el arquitecto Salvador Navarro, que promueve la Consejería de Administración Local y Relaciones Institucionales. Antes del inicio deberá ser valorada por la delegación territorial de Salud y Bienestar Social y supervisada por los técnicos municipales, tras lo que el Área de Salud y Consumo deberá emitir una resolución que permita el inicio de los trabajos autorizados.

La Junta de Andalucía entregó el proyecto al Ayuntamiento el pasado 23 de septiembre después de que fuera aprobado definitivamente por el gobierno andaluz. El documento recoge los detalles de la actuación que permitiría obtener los restos mortales de los represaliados así como una planificación de los trabajos a desarrollar. La ejecución, que puede realizarse sin dificultades en cuanto al terreno, está delimitada por el informe técnico que describe la apertura y cierre de zanjas sin afección a nichos colindantes en el camposanto.

A partir de los datos aportados por los historiadores y antropólogos se han podido ubicar las fosas, que se encuentran en calles y zonas descampadas. El proyecto prevé todas las medidas de seguridad a tener en cuenta en el desarrollo de los trabajos, que son de dificultad técnica baja.

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