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Ni rastro del nuevo hombre en las series de televisión españolas

Segundo récord televisivo de la historia: cuatro horas al día viendo la tele

Miguel Ángel Parra

El objetivo del estudio Hombres en serie era demostrar la presencia de la nueva masculinidad en las series de TV españolas. Pero no se pudo lograr. Conclusión en negativo, lo llaman. “La hipótesis principal quedó refutada y no pudo ser elevada a concluyente” (sic). El hombre del siglo XXI casi no aparece en la ficción seriada made in Spain. Entre marzo de 2009 y enero de 2012 , un equipo de investigación de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla analizó un total de 243 personajes masculinos de 30 series con sus distintas temporadas y emitidas en seis cadenas de televisión. Y ni rastro de los nuevos roles masculinos.

Los Serrano, Física o Química, Los hombres de Paco, Doctor Mateo, El comisario, Los misterios de Laura, El internado, El barco…. Nada. Tampoco en Los Protegidos, Hospital Central, Cuéntame, Crematorio o Gran Reserva. Por no hablar de Escenas de matrimonio, La tira, Camera Café o Aída. “Habíamos tomado como referencia los programas no ficcionales donde van apareciendo celebrities (del mundo de la cultura y de la propia televisión) que se proponen como prototipos de comportamiento, o la publicidad con perfiles masculinos nuevos… Y, en principio, pensábamos que no saltaban a la vista pero que los nuevos hombres existirían en correlato entre la ficción y la no ficción, pero… no fue así”, explica Virginia Guarinos, coordinadora del estudio.

Durante tres años, 12 investigadores del Departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la universidad hispalense analizaron los personajes masculinos de las series de ficción españolas que se emitían en las televisiones generalistas de cobertura nacional, públicas y privadas: TVE, Antena 3, Cuatro, Telecinco y LaSexta. El estudio Hombres en serie. Construcción de la masculinidad en los personajes de la ficción seriada española de televisión (Fragua, 2013) abordó temas como el tratamiento de la violencia de género, el ideario patriarcal, la afectividad, la relación con los personajes femeninos, la xenofobia, la homofobia, la transexualidad o la metrosexualidad.

Más hombres “patriarcales”

La conclusión: en las series de televisión hechas en España son mucho más numerosos los personajes masculinos patriarcales que los nuevos hombres (58% frente a 13%). Además, los primeros tienen mucho más en común entre sí que los que representan la nueva masculinidad, donde existe una mayor variedad y personajes en evolución (30%). El estudio también revela que los espectadores no se sienten identificados con ninguno de los modelos y no entienden que el comportamiento de estos personajes sea machista, “aún siendo, por análisis objetivo, en su mayoría de comportamientos patriarcales”. Lo que sí está claro es que “disfrutan más, en lo que a comedia se refiere, con los personajes marcados con tópicos de patriarcalidad, reconociendo que se ríen de ellos y no con ellos”.

Para que nos entendamos. Que la audiencia sigue prefiriendo a Mauricio Colmenero (Aída) o al personaje de Antonio Resines en Los Serrano. Es más, “los personajes patriarcales siguen siendo los favoritos incluso para hombres que se declaran profeministas o proigualdad”, reconoce Guarinos. Esto quedó claro en los grupos de discusión y en las 1.508 encuestas realizadas a los espectadores. “Una cosa es lo que a los espectadores les gusta ver y otra muy distinta lo que les gusta practicar en la vida real o ver en los demás de forma empírica”, afirma la coordinadora de la investigación, que no cree que esto se deba a un reflejo social sino, “muy al contrario, se debe a que los personajes patriarcales dan mucho más juego, y juego seguro, a la hora de una construcción dramática”. “Mientras estos personajes sigan teniendo éxito no habrá cabida para nuevos hombres en la ficción española de televisión”, concluye Guarinos, cuyo estudio confirma que la nueva masculinidad no ha calado aún en las series de TV nacionales.

“Que los modelos de hombre sean mayoritariamente patriarcales y las nuevas masculinidades minoritarias se exhiban, sin cuestionar el modelo tradicional, sino reforzándolo al presentar sus personajes como diferentes y no alternativos o conflictivos, es una evidencia de que el interés no es acabar con el modelo tradicional sino adaptarlo a los cambios producidos para que siga siendo compatible y funcional con el sistema”, asegura Hilario Sáez, del colectivo Hombres por la Igualdad.

“El nuevo hombre no genera conflicto, luego no interesa”

Vistas las conclusiones de esta investigación, cabría preguntarse si realmente existe la nueva masculinidad o si es un invento mediático. “El nuevo hombre no genera conflicto, luego no interesa. Es cuestión de dejarlo crecer y acostumbrar a la audiencia a su nueva existencia, darle roles que den juego dramático con respecto a las mujeres y a otros hombres como personajes”, afirma Guarinos.

En este sentido, Sáez cree que “las series están incluyendo nuevas masculinidades planteándolo como algo positivo y, sin duda, en algunos aspectos, lo será, como, por ejemplo en la visualización de los homosexuales. Pero al no incluir también las nuevas masculinidades ”neo o posmachistas“ (padres cabreados, hombres maltratados…) contribuyen a crear la sensación de que el problema del machismo y el patriarcado son cosa del pasado y a invisibilizar a quienes en este momento lideran la reacción antifeminista, como Gallardón, Toni Cantó o Edward Cullen, el protagonista de la saga Crepúsculo”.

Sáez, al igual que Guarinos, cree que las series de televisión son un reflejo de la sociedad en materia de igualdad: “Y no sólo eso, sino que cada vez más contribuyen a conformarla”. La investigadora añade que “la sociedad va a su ritmo y los medios reflejan ese avance. No obstante, la televisión, y en ella, la publicidad ficcional, son las primeras en asumir esos cambios por una simple cuestión de audiencia”.

Con todo, Hilario Sáez cree que estamos ante “el fin de la mentalidad y el sistema patriarcal”, cuya apuesta por la competitividad y la desigualdad está siendo reemplazada por otro sistema igualitario y colaborativo: “Pero esto no creo que salga por televisión”.

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