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El respirador andaluz que surgió de una tesina, a un paso de convertirse en realidad

Miembros del equipo que ha diseñado y probado el Málaga Respira | Junta de Andalucía

Néstor Cenizo

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Una tesina realizada por el doctor Ignacio Díaz de la Tuesta está cada vez más cerca de recibir el mejor colofón posible: el desarrollo y producción de un artilugio que podría contribuir a salvar vidas de la pandemia de coronavirus. Treinta años después de que aquella tesina fuese presentada, investigadores, ingenieros y médicos de la Universidad de Málaga están a punto de culminar con éxito en pacientes humanos las pruebas del respirador. Al prototipo lo han llamado Málaga Respira y este lunes pasó con éxito el primer ensayo clínico con una persona ingresada en el Hospital de Antequera.

La Junta de Andalucía anunció que tras el ensayo clínico había comprobado que el respirador funcionaba correctamente: ventila y oxigena al paciente, una ayuda esencial para luchar contra los efectos del Covid-19, especialmente ante la escasez de respiradores y la dificultad de escalar en poco tiempo y de manera significativa la fabricación nacional de estos objetos. Además, la Junta anunció que la prueba también había sido exitosa en la “variable secundaria por daño asociado por la propia ventilación mecánica”. Es decir, no había observado efecto adverso.

Las pruebas antes de recibir luz verde

Es el penúltimo paso de un proceso de testeo más complejo, según explica Díaz de la Tuesta, que es cirujano cardiovascular del hospital regional de Málaga. En primer lugar, el respirador se probó “en seco”. Esto es, en un pulmón artificial en el que se han comprobado sus características. Una vez pasada esta prueba se realiza un ensayo en un animal. Esto se hizo, también con éxito, durante el fin de semana.

A petición de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios, el respirador también pasó una prueba electromagnética y una certificación por una agencia externa, que comprueba que las características se adecuan a lo que se está buscando para un respirador de emergencia.

Ahora estamos en la última fase. Las pruebas en pacientes humanos requeridas por la agencia: que dos pacientes usen el respirador durante cuatro horas y que funcione correctamente. “Ayer hicimos la primera prueba en paciente gracias a la generosidad de su familia”, explica Díaz de la Tuesta. “El trabajo fue absolutamente satisfactorio. Es un equipo robusto, fiable, que permitió mantener los parámetros respiratorios y clínicos que el paciente tenía con el respirador convencional”, completa Miguel Ángel Prieto, médico intensivista y coordinador de ensayos clínicos en el hospital regional de Málaga.

En este trabajo han colaborado médicos de los hospitales universitarios Regional de Málaga y Virgen de la Victoria, junto a investigadores del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (Ibima).

El trabajo contrarreloj de los ingenieros

Detrás de estos ensayos médicos hay un arduo trabajo previo de ingeniería que se ha desarrollado contrarreloj desde el jueves 20 de marzo. Víctor Muñoz, ingeniero y catedrático de robótica médica de la UMA, explica que el resultado final será el cuarto prototipo que realizan en apenas semana y media: el primero se probó en pulmón artificial, el segundo en animal, el tercero en pacientes (incorporando las recomendaciones de la agencia) y el cuarto introducirá mejoras ergonómicas y de usabilidad.

Muñoz cuenta también que este respirador se basa en un control por presión. “Está preparado para usarse en UCI con salida de oxígeno hospitalaria o bombona de oxígeno. Se puede hacer una mezcla externa, desde oxígeno puro o diversas concentraciones. También permite trabajar con una presión residual en los pulmones para que no se colapse”. Esto, entre otras características técnicas que lo hacen válido para su uso en situaciones de emergencia como la actual. No es el modelo hospitalario, pero es suficiente. Es barato y, según informó la Junta de Andalucía, en principio podría ensamblarse en unas dos horas, con tiempos menores si se fabrica en serie.

Carlos Pérez del Pulgar, otro de los ingenieros que llevan diez días trabajando a destajo, cuenta que, a la espera de que los médicos puedan realizar el ensayo que falta, la función de los ingenieros se centra ahora en definir cuál será el proceso de fabricación cuando haya luz verde. “Lo primero es que haya stocks de las piezas que necesitamos”, advierte.

De momento, están encontrando la mayoría de las piezas. Cuentan con una ventaja: en su mayor parte son piezas industriales, ajenas a un mercado médico que se seca por momento. Sin embargo, hay algunos elementos de Málaga Respira que también escasean. “Desgraciadamente en España no hay tanta industria y todo tiene que venir importado”, señala Pérez del Pulgar: “Hay piezas secundarias que estamos buscando alternativas por si no hubiera stock grande para mayor número de respiradores”.

“Da mucho vértigo”

Mientras los ingenieros avanzan en la búsqueda de piezas o de alternativas, todo está preparado para comenzar con la producción. Fujitsu, con sede en el Parque Tecnológico de Málaga, ha mostrado su predisposición para fabricarlo.

Los ingenieros llevan dos semanas de trabajo sin descanso. “Da mucho vértigo, porque del equipo depende que se salven vidas”, admite Muñoz, que prefiere centrarse en la tarea de cada momento. “Estamos concentrados para culminarlo. Cuando se entregue, si hay problemas de acopio, prepararemos una segunda versión”.

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