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Sánchez garantiza la inversión estatal para Andalucía que reconoce el Estatuto en los próximos Presupuestos

Pedro Sánchez recibe a Susana Díaz en Moncloa.

Daniel Cela

La primera reunión entre Pedro Sánchez y Susana Díaz desde que el socialista es presidente del Gobierno ha durado dos horas. No se veían desde la Feria de Abril en Sevilla. La visita de la presidenta de la Junta ha sido prácticamente monitorizada por sus rivales políticos desde Andalucía, que espera que vuelva con un fajo de fondos del Estado, inversiones, gasto extra para empleo, desbloqueo de proyectos y acuerdo para finiquitar los litigios judiciales que enfrentaban a la Administración de Mariano Rajoy con la Junta.

Díaz ha explicado que la reunión ha sido “cordial y buena ymuy productiva para Andalucía”. “Hemos cerrado asuntos concretos que llevabamos años reivindicando al anterior Gobierno del PP y hasta ahora sólo habíamos encontrado silencios”, ha dicho. El presidente del Gobierno se ha comprometido a destinar en los próximos Presupuestos Generales una inversión estatal para Andalucía acorde a su peso poblacional, cumpliendo así con el mandato del Estatuto de Autonomía en materia de inversiones, algo que no sucedió ni con Rajoy ni con el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero. En este punto tendrá especial relevancia el desarrollo del corredor ferroviario de Algeciras Bobadilla, clave para la economía andaluza, así como la ampliación del Metro de Sevilla y el impulso al AVE de Granada, aunque no ha concretado ninguna cifra concreta. “En solo dos meses el actual presidente ha hecho más cosas para Andalucía que el anterior presidente”, ha dicho Díaz.

En el epicentro del debate andaluz, la reforma de la financiación autonómica, un asunto que Díaz ha convertido en su principal empresa política en la recta final de legislatura, y en el que ha conseguido embarcar a PSOE, PP, Podemos e IU, sindicatos, patronal, universidades andaluzas y gran parte del tejido asociativo. La presidenta ha llevado a Moncloa el aval de un acuerdo aprobado por mayoría del Parlamento autonómico para que el Estado inyecte 16.000 millones extra a las comunidades, 4.000 de ellos para Andalucía. Sobre este asunto ha habido poco a ningún avance. Sánchez y Díaz han acordado impulsar de forma inmediata el grupo de trabajo que puso en marcha el Consejo de Política Fiscal y Financiera para abordar la reforma del modelo de financiación. “El presidente reconoce que Andalucía está infrafinanciada”, dice Díaz. Mientras no se reforme el modelo, la comunidad dispondrá “de forma inminente” de 500 millones de euros más, gracias a la relajación del déficit (el Estado lo reparte con las comunidades) y a las entregas a cuenta.

Susana Díaz ha llegado a mediodía al palacio y el presidente la ha recibido sin bajar las escalinatas, un gesto simbólico que nunca es casual, dada la nube de fotógrafos y cámaras que observan ese momento. Luego han departido amigablemente, a ratos con frialdad, a ratos con una sintonía mayor que la que Sánchez demostró con los otros tres presidentes autonómicos con los que ya se ha reunido: Quim Torra (Catalunya); Íñigo Urkullu (Euskadi) y Alberto Núñez Feijoo (Galicia).

Pedro Sánchez ha recibido a Susana Díaz en el Palacio de la Moncloa un mes y medio después de ser investido presidente del Gobierno. Ver a los dos juntos en las escalinatas es una imagen muy potente cargada de muchos significados. Los dos dirigentes del mismo partido compitieron entre sí por controlar el PSOE y luego llegar aquí como presidente del país, pero sólo uno lo ha logrado. “Tú en San Telmo y yo en Moncloa”, le dijo Sánchez a Díaz hace casi cuatro años durante un mitin juntos en Almería, en la campaña de las últimas elecciones andaluzas. Las siguientes, que podrían adelantarse al próximo otoño, volverán a hacer campaña juntos, esta vez bajo la premonición cumplida del presidente. Ahora él ostenta un liderazgo nacional más potente que el de ella, pero ella sigue disfrutando de una estabilidad política en Andalucía que él no tiene en el Congreso.

La presidenta de Andalucía tiene suficiente peso político como para plantear exigencias al presidente del Gobierno. Tiene el peso poblacional de su comunidad autónoma -la más numerosa-, tiene un mandato del Parlamento andaluz, avalado por todos los partidos excepto Ciudadanos, para pedir una reforma de la financiación autonómica que aumente los ingresos de Andalucía, tiene el respaldo de sus rivales políticos, de la patronal, los sindicatos, las universidades y gran parte del tejido asociativo andaluz, y tiene, por último, la federación más numerosa del PSOE. Éste último quizá sea el elemento más frágil de los poderes de Susana Díaz, desde su derrota ostentosa contra Sánchez en las primarias socialistas.

El Gobierno de Sánchez tiene previsto aprobar el viernes la senda de déficit que permitirá a las comunidades dos décimas más para su objetivo de déficit público el año que viene. Esto otorgaría a las comunidades 2.400 millones de euros de margen fiscal, de los que 350 millones corresponderían a Andalucía. El problema es que la debilidad parlamentaria del PSOE -84 diputados- puede impedir al Gobierno aprovechar esa relajación del déficit que le ha concedido la Comisión Europea. El nuevo presidente del PP, Pablo Casado, ya ha anunciado que no apoyará la senda de déficit.

(HABRÁ AMPLIACIÓN)

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