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Las empleadas del hogar no dejan de ser invisibles y la Seguridad Social pierde cada año 10.000 afiliaciones desde 2016

Una trabajadora de hotel observa, desde su puesto de trabajo, a un piquete de las ‘kellys’

Consuelo Durán

En términos globales, el sistema especial de empleados del hogar istema especial de empleados del hogar(mayoritariamente empleadas) es el que más ha crecido en afiliaciones a la Seguridad Social desde que se incluyó en el régimen general en 2012, pero lo cierto es que, después del boom con el que comenzó el cambio, ha empezado a perder año a año cotizaciones coincidiendo con el repunte del empleo con el que en 2014 se dio por oficial la salida de la crisis. Hoy está en sus mínimos.

Los datos de afiliaciones a la Seguridad Social de octubre de 2019 elevan a 394.220 las del sistema especial de empleados del hogar, de los que 43.081 son en Andalucía, la comunidad autónoma con más. En octubre de 2016, el último año en que crecieron las afiliaciones, eran 425.456 y 46.256, respectivamente. Suponen pues una caída de más de 10.000 afiliaciones por año. La encuesta de población activa (EPA), que eleva sus efectivos a casi 640.000 en el tercer trimestre de 2019 (casi el 90% mujeres), también refleja un descenso, porque 10 años antes los cifraba en 810.000. Es más, si nos fijamos en los últimos datos publicados por la Secretaría de Estado de Seguridad Social, con una caída del 3,4% hasta noviembre de 2019, es el colectivo con el mayor descenso en términos interanuales, con 13.055 afiliaciones menos.

Salario mínimo versus economía sumergida

¿Qué hay detrás de esto? Jacqueline Amaya, fundadora de la Asociación Sevillana de Empleadas y Empleados del Hogar, opina que se debe a que “los tramos como están pactados incentivan más la economía sumergida”, especialmente desde que en 2019 ha entrado en vigor el nuevo salario mínimo interprofesional (SMI), que ha supuesto una subida por encima del 22,3% para estos trabajadores.

En opinión de esta mujer, que trabaja en el sector desde que llegó de Perú a España hace más de una década, son muy elevados “no sólo para las empleadas del hogar, sino también para los empleadores”. Pone el ejemplo de los que son contratados para cuidar a dependientes. Y asevera: “No se puede resolver la situación de los cuidados y las deficiencias en la Ley de la Dependencia con las trabajadoras más precarias”.

La realidad es que la mayoría no se ha enterado de esta subida del SMI. “No se da. Somos nosotras las que estamos exigiendo a los empleadores que se actualicen. Pero hacer recaer una subida de más del 20% sobre familias que a veces sólo dependen de una pensión y tienen una interna por salarios de 800 euros entendemos que siempre no es asumible”, agrega.

Más causas

¿Es realmente el nuevo SMI el que desincentivado las afiliaciones en este colectivo? Teniendo en cuenta que el descenso en las afiliaciones del servicio doméstico empezó mucho antes de la subida del SMI, no puede apuntarse como única causa, y menos cuando este colectivo no ha visto actualizados sus tramos

La realidad es que se está produciendo un “fraude a la Seguridad Social” que viene de antes, como han detectado desde la Asociación de Trabajadoras de Hogar de Vizcaya (ATH-ELE), histórica en este colectivo ya que tiene tres décadas de trayectoria. “Desde 2012 hasta 2019, la Seguridad Social ha cobrado las cotizaciones sobre los sueldos declarados por la empleadora, sin actualizarlos. Ni siquiera los ha actualizado para llegar al nuevo SMI, por lo que ha permitido cotizar por debajo”, señala su portavoz, Isabel Otxoa.

“Esto provoca que están cotizando por debajo de lo que les corresponde. Por este motivo, no reciben lo que deberían en las bajas de enfermedad, accidente y maternidad; y en el futuro, lo notarán en sus pensiones. La responsable es la Seguridad Social, que ni informa a la parte empleadora sobre sus obligaciones, ni controla que cotice por el SMI. Como no tienen nómina, no saben qué está pasando con su cotización”, continúa esta profesora de Derecho del Trabajo. Por ello, la ATH-ELE y otras 33 organizaciones de toda España están “en campaña para exigir a los responsables de la Seguridad Social que regularicen todas las cotizaciones mal hechas”.

Retorno y otros empleos

Pero hay otras posibles causas en esta pérdida de afiliaciones como el retorno de inmigrantes -que tienen un peso importante en este colectivo- a sus países de origen o la apuesta por otro empleos coincidiendo con el repunte de la oferta en áreas que no soportan la discriminación histórica del trabajo doméstico.

Desde el 1 de enero de 2012, las empleadas de hogar se integraron en el régimen general con el Real Decreto-Ley 29/2012, medida que llegó con una bonificación del 20% en la cuota para los contratadores. Ese cambio hizo que en apenas un año se pasara de poco más de 200.000 afiliaciones a más de 400.000. “Pasó a ser obligatorio cotizar desde la primera hora, cuando anteriormente sólo se podía estar de alta en la Seguridad Social trabajando 18 o más horas semanales”, recuerda Isabel Otxoa. Esa fue la clave de por qué se dobló el número.

Discriminaciones históricas pendientes de promesas

Sin embargo, más allá de este cambio y de la merma que están sufriendo ahora las afiliaciones en este sector, lo cierto es que todavía siguen esperando que se cumpla el resto de mejoras que iba a conllevar. Porque, de momento, no disfrutan de derechos incluidos en el régimen general tales como la prestación por desempleo. De hecho, en 2012 el Gobierno de España iba a nombrar un equipo especializado, cuya creación se ha postergado a 2021. 

“Nos ha perjudicado porque somos un colectivo que venimos trabajando de forma invisibilizada y discriminada. Mujeres que trabajan muchos años cuando fallece su empleador sólo tienen derecho a un mes de sueldo. No tenemos lo que tienen otros trabajadores de cotizar un mínimo mientras no trabajamos. Esos vacíos en las cotizaciones no son compensados. Es una diferencia abismal y muy duro. Sólo reclamamos que se nos equipare con el resto de trabajadores. Queremos tener el disfrute de todos los permisos, derecho a la conciliación, sindicarnos, que se activen las inspecciones de trabajo para evitar tanta economía sumergida y abuso de horas no pagadas. También la regulación de medidas de salud y seguridad laboral”, sentencia Jacqueline Amaya. Porque tampoco están amparadas por la Ley de Prevención de Riesgos Laborales. Un aspecto pendiente más en la realidad de las empleadas del hogar en España y Andalucía.

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