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El combate contra Queipo de Llano sigue en Sevilla: “No habrá descanso hasta que Gambogaz pase al patrimonio público”

Pancarta desplegada en las puertas del cortijo, ubicado a dos kilómetros de Camas.

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El fuerte calor que desde primera hora caía sobre Sevilla no ha desanimado a unas 200 personas para hacerse una caminata de un par de kilómetros a pleno sol para exigir en las puertas de Gambogaz que este cortijo, propiedad de los herederos del militar franquista Gonzalo Queipo de Llano, pase a ser de titularidad pública. Representantes de numerosos colectivos de izquierdas acudieron al llamamiento de la Plataforma Gambogaz, organizadora de la segunda marcha reivindicativa con la que se reclama que esta finca, ubicada en el término municipal de Camas, vuelva a ser “para el pueblo”.

La recomendación para afrontar la jornada era sencilla: “Sombrero, zapatillas, agua, banderas y mucha firmeza y alegría para conseguir Gambogaz para el Pueblo”. Eso no le quitó dureza a un trayecto que partió de la plaza en la que se ubica el Ayuntamiento de Camas, un acto previo en el que se leyó un manifiesto con el que se insistió en que “es una vergüenza que el cortijo de Gambogaz siga en manos de los herederos del criminal de guerra. Es una vergüenza sin precedentes en un Estado democrático, una ofensa a las víctimas de la represión y una ignominia para el pueblo andaluz”.

Una compra con dinero público

Tras la lectura del manifiesto se inició la marcha para recorrer los dos kilómetros hasta la finca, que el general golpista obtuvo en 1937 tras una supuesta colecta pública como “regalo” por “salvar” la ciudad del “dominio rojo”. La Plataforma Gambogaz denuncia que en realidad recurrió a técnicas de ingeniería financiera, creando una fundación puente con la que canalizó dinero público. En estas tierras, además, trabajaron esclavos del franquismo, según investigaciones llevadas a cabo por historiadores

Los participantes en la acción de este sábado, pertrechados con banderas republicanas y de formaciones de izquierda, detuvieron su marcha ante la puerta del cortijo. Allí, desplegaron una pancarta en la que podía leerse 'Gambogaz para el pueblo. Devolución del cortijo regalado al sanguinario Queipo de Llano, responsable del asesinato de más de 50.000 personas'.

Queipo de Llano fue el responsable de coordinar la acción militar de los golpistas en toda la zona sur. Así lo subrayaba el manifiesto, que recordaba que “tras los muros de Gambogaz murió aquel que mandó ejecutar a más de 50.000 personas en Andalucía y Extremadura; aquel que dio la orden de matar a García Lorca y Blas Infante; el que autorizó la masacre de civiles que huían por la carretera Málaga-Almería, el golpista que arengó y alentó el asesinato de sindicalistas, que utilizó la humillación y la violación hacia las mujeres como botín de guerra; el que arrasó los barrios de Sevilla y masacró a todas las personas que no apoyaron el golpe de estado”. 

Que se convierta en patrimonio público

El objetivo de la Plataforma Gambogaz es replicar en esta finca la operación que, tras años de reclamaciones, permitió recuperar el Pazo de Meirás en A Coruña para el patrimonio público tras décadas en manos de la familia Franco. Para ello, se reclama a las administraciones que utilicen los procedimientos “jurídicos y democráticos pertinentes” para revertir la propiedad y convertir el complejo en un Centro Cultural y Educativo Público de la Memoria Histórica y Democrática de Andalucía.

Eso sí, los organizadores señalan que “no queremos comparar Gambogaz con el pazo de Meirás, pero sí es necesario destacar que en el caso de la residencia de Franco las instituciones gallegas terminaron implicándose, ciertamente arrastradas por el movimiento memorialista. Pero este proceso todavía no se ha producido en Andalucía”, lamentan. Por ello, consideran que “la marcha ha hecho una llamada de atención a las instituciones andaluzas, que se han colocado de espaldas ante este problema y no lo afrontan con suficiente determinación. Empezando por el Ayuntamiento de Camas, siguiendo por la Diputación de Sevilla, el Parlamento y el Gobierno andaluz y terminando en el Secretariado de Memoria Democrática del Gobierno Central”. 

“En ese cortijo vivió y murió Gonzalo Queipo de Llano, el criminal de guerra bajo cuyo mando Andalucía se convirtió en una orgía de sangre y destrucción. Esa fue la casa del sádico homicida que llenó de luto, de terror, de destrucción y de hambre a nuestro pueblo”, recuerda el manifiesto. Por ello, “mientras esta injusticia no sea reparada, el fantasma de la dictadura seguirá sobrevolando sobre nuestra democracia”, de ahí que los organizadores lanzaran el mensaje de que “nuestra decisión es determinante: no habrá descanso hasta que Gambogaz pase al patrimonio público ni sosiego social hasta que su despreciable tumba salga de la basílica de la Macarena”.

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