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La contaminación y la falta de zonas verdes provocan 2.000 muertes prematuras al año en Andalucía

La investigación constata que hacen falta muchas zonas verdes en las ciudades.

Antonio Morente

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Que ni la contaminación ni la falta de espacios verdes son buenos para la salud no es precisamente una revelación científica revolucionaria, pero ahora una investigación ha analizado el coste en vidas que esto provoca. El estudio ha revisado los datos de más de 1.000 ciudades europeas, incluidas las capitales andaluzas y las áreas metropolitanas de Granada y Sevilla, y la conclusión es contundente: cada año se producen 2.084 fallecimientos prematuros por estos dos factores en Andalucía. Dicho de otra manera, y tal y como recoge un trabajo que se ha publicado en The Lancet Planetary Health, centrado en los efectos de la carencia de arbolado, “una gran cantidad de muertes por causas naturales en las ciudades europeas podrían prevenirse anualmente aumentando los espacios verdes”.

La investigación ha sido desarrollada por expertos del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), que han completado el trabajo con una herramienta que permite hacer un ranking con las ciudades incluidas en este estudio de salud urbana, que analiza la situación (en cuanto a áreas verdes y contaminación) de un total de 978 núcleos urbanos y 49 áreas metropolitanas de 31 países europeos. ¿Y qué es una muerte prematura a estos efectos? Pues aquella que podría evitarse si se cumplieran las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en cuanto a calidad del aire y a acceso a espacios verdes.

De los 2.084 fallecimientos que se producen por estas causas en los principales enclaves urbanos de Andalucía, 1.111 son por partículas finas (PM2,5, uno de los principales contaminantes del aire), a lo que habría que sumar otros 583 por dióxido de nitrógeno (NO2) y 388 por la falta de espacios verdes. El ranking establece además que el 67,5% de los andaluces que viven en estas zonas están por debajo del índice de vegetación que sería recomendable. La OMS, en este sentido, recomienda que los espacios verdes (de al menos 0,5 hectáreas) deben ser accesibles dentro de una distancia lineal de 300 metros de las residencias.

Cádiz, entre las 20 peores ciudades verdes de Europa

En la escala llaman particularmente la atención los malos números que arroja Cádiz en este último aspecto, ya que hasta el 97% de la población vive en áreas con menos espacios verdes de lo aconsejable. Esto sitúa a la capital gaditana en el puesto 20 de las que tienen peor situación del millar analizado, y el referido 97% contrasta (para mal) con la situación en el resto de Andalucía ya que está a bastante distancia del casi 78% de los residentes de Granada, que es la segunda peor. Le siguen Sevilla (74%), Almería (68), Córdoba (67), Málaga (62), Huelva (55) y Jaén, con un 53%, lo que implica que casi la mitad de la población sí cuenta con la suficiente dotación verde.

En cuanto a la mortalidad conjunta por los tres conceptos analizados (contaminación por partículas finas, por dióxido de nitrógeno y por falta de arbolado), la cifra más alta se registra en Sevilla con 627 muertes prematuras, que se eleva hasta 741 si se tiene en cuenta el área metropolitana. Le siguen Málaga (486 fallecidos), Córdoba (256), Granada (170 que se convierten en 216 al computar su entorno metropolitano), Cádiz (122), Almería (118) y Huelva (93). La mejor situación se da de nuevo en Jaén, con sólo 50 de estas muertes evitables al año.

Los efectos de contar con áreas verdes

El estudio insiste en que “se podría prevenir un gran número de muertes prematuras en las ciudades europeas aumentando la exposición a los espacios verdes, al tiempo que se contribuye a la creación de ciudades sostenibles, habitables y saludables”. Entre las capitales europeas, Atenas, Bruselas, Budapest, Copenhague y Riga mostraron algunas de las cargas de mortalidad más altas debido a la falta de espacios verdes.

Asimismo, la investigación recuerda que los entornos naturales al aire libre, incluidos los espacios verdes, juegan un papel importante en la preservación de la salud y el bienestar de la población en las ciudades al “brindar servicios ecosistémicos y beneficios ecológicos, además de tener valores recreativos, sociales y culturales. Además, muchos estudios han asociado los espacios verdes con efectos beneficiosos para la salud, incluida una mayor restauración, una mejora del bienestar percibido y la salud mental, y la reducción de enfermedades cardiovasculares.

A todo lo anterior se une que los espacios verdes están asociados con una disminución de la mortalidad por causas naturales. Y todo adquiere una mayor relevancia si se tiene en cuenta que el 75% de la población europea vive en entornos urbanos, una realidad a la que no es ajena Andalucía.

Muchos casos que podrían ser evitables

Una cuestión a tener en cuenta del estudio es que se ha realizado con datos correspondientes al año 2015, aunque las modificaciones que se pueden haber registrado desde entonces no son porcentualmente significativas. Las conclusiones, en todo caso, van a seguir siendo las mismas: “Una gran cantidad de muertes por causas naturales en las ciudades europeas podrían prevenirse anualmente aumentando los espacios verdes, lo que destaca la importancia de las intervenciones políticas” en esta línea.

Otro aspecto reseñable es que, en relación con la contaminación, los investigadores han actualizado sus datos (también publicados en The Lancet Planetary Health) ya que en septiembre de 2021 la OMS actualizó después de 16 años sus directrices mundiales de calidad del aire, estableciendo unas pautas más estrictas. Esto supone unos niveles admisibles mucho más bajos, lo que ha elevado el nivel de alerta en unas ciudades que “son puntos críticos de contaminación del aire” ya que estos parámetros han supuesto un aumento de las cifras de mortalidad.

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