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Málaga, ante la subida del nivel del mar: “El margen de respuesta que tenemos no es tan amplio como el que podíamos pensar”

El 90 % de los tsunamis del mar Mediterráneo fueron en realidad tormentas

Néstor Cenizo

Durante la Semana del Clima, la Alianza Malagueña por la Emergencia Climática y Ecológica presentó el miércoles el informe Valoración científica de la idoneidad e implicaciones de la Declaración de Emergencia Climática en el Municipio de Málaga, suscrito de momento por 41 profesionales de la investigación y la docencia en las principales áreas de la comunidad científica local, entre ellos nueve catedráticos universitarios.

El documento se sustenta en informes previos elaborados por las administraciones, en los que se pone de manifiesto la necesidad de adoptar medidas contra el cambio climático en la ciudad, partiendo de unos escenarios que han empeorado esta semana, cuando los expertos han alertado de la irreversibilidad del aumento del nivel del mar. De aquí a 2100 el nivel del mar podría subir un metro, y obligar a desplazarse a millones de personas.

El informe recuerda que la Junta de Andalucía ya advirtió en 2011 del alto riesgo de inundabilidad de varias zonas de Málaga ante la potencial subida del nivel del mar. En los escenarios que se barajan, el 50% de la superficie de barrios como Sacaba Beach, San Carlos, Torre del Río y San Andrés están expuestos a las inundaciones marinas.

Jesús Bellido, coordinador Oficina Técnica del Comité Español de la UICN, investigador del Aula del Mar y miembro del Grupo de Investigación Biogeografía, Diversidad y Conservación de la Universidad de Málaga, ha coordinado el informe, con el que los científicos piden al Ayuntamiento que declare la emergencia climática en la ciudad.

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) publicó un documento en 2018, al que ustedes hacen referencia en su informe, que cifra en 1,5°C el aumento de la temperatura global para 2052. De cumplirse esta estimación, ¿a qué escenarios se expone la ciudad?

Ese es el mejor escenario en el que nos movemos, de ahí que todos los esfuerzos de la comunidad internacional se centren en ese objetivo. Pero lo que se ha valorado en la Cumbre es que todas las medidas que hasta ahora se pensaban pueden ser insuficientes. En Málaga, hablamos de que aumente el número de días que se superen los 35 grados. Hay que entender que la temperatura es un componente más del clima, que tira de otros factores como la precipitación. Málaga es una zona en la que el índice de lluvia no es muy grande, en torno a 600 mm anuales; se espera que baje y que haya periodos de sequía más largos. También que los fenómenos de lluvia torrencial sean más severos y que aumente la frecuencia.

El Grupo de Expertos alertó esta semana de que el aumento del nivel del mar se está acelerando y es ya irreversible. ¿Qué implican estos datos para una ciudad como Málaga?

El OMAU en su informe ALICIA ya hace una advertencia respecto a ciertas zonas de la ciudad, por su situación más baja, más expuesta a la subida del nivel del mar, que implica una tendencia a ganar metros al interior. Los barrios en el entorno del río Guadalhorce son los primeros que requieren de adaptación y protección, además de todo lo que podamos hacer de cara a mitigar el cambio climático. En mis tiempos de universitarios estas cosas las veíamos como lejanas, un escenario en el que se tendrían que mover de nietos hacia adelante. Y no, a esta edad ya estamos involucrados en esta lucha. Ha habido una aceleración, es indudable.

Los efectos de la subida del nivel del mar son muy preocupantes. También va a provocar un cambio en la distribución de la biomasa. Se habla de una reducción del 30% de los recursos pesqueros, en una zona muy dependiente de esos recursos. Y una remodelación del clima, si pensamos en una ciudad con una dependencia tan alta del turismo. La pérdida playa, unida a la falta de agua, y el calentamiento es un escenario complicado para la ciudad.

Una de las propuestas de su informe pasa por limitar el retroceso de la línea costera mediante, por ejemplo, la restauración de las dunas. Vista la señal de alerta que han lanzado los científicos, ¿es suficiente con medidas como esta o serán necesarias medidas más drásticas?

El margen de respuesta que tenemos no es tan amplio como el que podíamos pensar. Si eres capaz de generar un cordón dunar frente a la costa, por ejemplo las dunas de Artola, que están metros por encima del nivel del mar, sí hay un reservorio que puede proteger. Pero si pensamos en la Misericordia o San Andrés, con un muro y una playa que ya hay que regenerar todos los años, el margen de una solución natural es mucho más corto. Según veamos que se van cumpliendo los modelos habrá que tener una batería de respuestas naturales o lo que se llaman infraestructuras verdes. Por ejemplo, la construcción de un arrecife que pueda ser recolonizado y tenga efecto de frenado. Cada escenario necesita sus respuestas.

El Centro Oceanográfico, la Unión para la Conservación de la Naturaleza, el Aula del Mar y la Junta de Andalucía ya han alertado sobre las consecuencias del aumento de la temperatura del agua del mar y las consecuencias en Málaga. ¿Qué implica ese incremento?

Estamos hablando ya de la tropicalización del Mediterráneo, que es un mar que es más cálido que el Atlántico: si le metemos más temperatura estamos generando unas condiciones nuevas, en la que especies que antes llegaban de forma accidental van a encontrar condiciones favorables. Antes, al llegar a un entorno no apto para ellas se morían o se daban la vuelta, pero ahora podemos tener colonizaciones que pueden encontrar un campo de expansión. Eso es un desastre para las especies autóctonas, porque llegarán especies sin depredadores o competidores, o más agresivas. Es un escenario muy preocupante, al que hay que sumar la acidificación, con las consecuencias sobre invertebrados como los moluscos o los corales. Son incidencias que pueden desequilibrar los ecosistemas.

¿Por qué la actuación en el municipio puede ser importante para frenar o revertir estos procesos?

El municipio es la administración de cercanía. Si se ve que la administración toma medidas respecto a un problema, conseguiremos una respuesta social. Un porcentaje muy grande de la población no ve el cambio climático como algo que le afecte, y no está dispuesto a ningún cambio en su modo de vida, como reducir plásticos o la huella de carbono. Si el ayuntamiento declara la emergencia manda un mensaje: “Tú también eres parte de la respuesta”. Esperamos ese despertar social. Se empieza a construir desde abajo, y si el ayuntamiento declara la emergencia climática, esperamos que cada vez que tome una medida lo haga desde la conciencia de la emergencia climática. En Málaga se edifica mucho, ¿se hace pensando en el cambio climático?

Pero la Declaración como tal no basta…

Declararse en contra no arregla el problema. Estamos contentos porque este documento colaborativo tiene una significación profunda. Ahora la gente ya empieza a darse cuenta, antes pensaban que el cambio climático es algo que todavía se está discutiendo a nivel científico. Casi el cien por cien de la comunidad científica tiene claro que es una realidad, pero eso no se ve en la calle, porque los científicos no se pronuncian o no llegan a la sociedad. Con este tipo de plataformas se ha intentado que el activismo tenga un soporte en la ciencia. Que este problema es real.

Firman el informe 41 investigadores y docentes universitarios, entre ellos catedráticos. ¿Algún científico les ha dicho que no lo firma?

No, pero hay gente que no termina de… El científico suele ser prudente. Hemos buscado generar un informe que se base en todo lo que está consensuado. Ha habido un gran compromiso. Ha habido gente que no ha firmado, no porque se niegue, sino por actitudes personales, porque aquí te estás posicionando. No se han negado, pero no han respondido. Esto se ha hecho en un plazo muy corto. Empezó a fraguarse en el verano, estábamos ya en agosto. No ha dado lugar a tener un espacio de encuentro para debatirlo, que es lo que muchos demandarán. Pero tiene un soporte muy amplio por profesorado por diversas ramas del conocimiento. Todavía se están recogiendo adhesiones. Hay un posicionamiento científico, vinculado a un activismo que está sobre el terreno.

Para determinar las propuestas, ustedes se basan en un informe del OMAU, un organismo dependiente del ayuntamiento. Lo que hay que hacer, ya se sabe…

Claro. Muchos de esos informes son consultivos. Nosotros queremos que sean vinculantes. Si encargas un informe al OMAU, una institución solvente, y propone una batería adecuada de propuestas, asúmela. La Diputación de Málaga ya ha declarado la emergencia climática, creo que es cuestión de poco tiempo que lo haga el ayuntamiento. Y luego será cuestión de acudir al informe del OMAU.

¿Cree que el Ayuntamiento de Málaga está mostrando una evolución en su sensibilidad hacia este tema?

Quiero ser positivo y pensar que sí. Es un ayuntamiento que a través del OMAU se ha sentado con la alianza, que es miembro de la UICN. Málaga es una ciudad muy jugosa, un entorno idílico para vivir, cerca del mar, con unas condiciones excelentes. Málaga es un entorno en el que todo el mundo reconoce la situación de emergencia, y el siguiente paso es declararla, y mostrar tu disposición a mejorar lo que estás haciendo, escuchando las peticiones que emanan de la Alianza y del OMAU.

Se habrá de actuaciones de concienciación, fomento del transporte público y anillos verdes, pero algunas de esas propuestas parece que estén pensadas más a largo plazo. ¿Qué podría empezar haciéndose, que fuese relevante y visible para los ciudadanos?

Pienso que por ejemplo la mejora del carril bici sería un buen paso. Una persona con bicicleta quiere lo mismo que una persona con coche. Por las condiciones de sol y escasez de lluvia, con el compromiso de los ciudadanos, podríamos reducir mucho la emisión de CO2 que viene del uso del transporte. Sería un compromiso del ayuntamiento y también del ciudadano. Y luego ir viendo por sectores, aquellos que se pueden acometer con más premura. Por ejemplo, el replanteamiento del arbolado y los espacios verdes de la ciudad. Somos conscientes de que no podemos parar de golpe el cambio, podemos adaptarnos y mitigarlos.

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