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Unai Sordo: “Ni España ni Andalucía pueden renunciar al sector turístico ni al hostelero, pero no sólo tenemos sol y playa”

Sordo, durante la entrevista en la sede central del sindicato en Andalucía

Javier Ramajo

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El secretario general de Comisiones Obreras, Unai Sordo (Barakaldo, 1972), ha estado en Sevilla para abordar con su homóloga en Andalucía, Nuria López, diversas cuestiones de actualidad, al igual que ha hecho con el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno. López y Sordo expusieron el jueves por la tarde en San Telmo la situación de Andalucía y de los distintos sectores en los que trabaja el sindicato. Poco antes, Sordo charló con elDiario.es Andalucía del momento actual que vive España y la comunidad autónoma. Sin despegarse un ápice de la actualidad, Sordo comenta la moción de censura que en ese momento alcanzaba su punto álgido: “Parece ser que Pablo Casado ha puesto un contrapunto fuerte respecto a Abascal. Creo que si no, el Partido Popular corre el serio riesgo de acabar siendo fagocitado, por lo menos afecto de marco conceptual, por la extrema derecha”.

Se nos avecina, si no la tenemos aquí ya, una fuerte crisis económica. ¿Cómo cree que afronta Andalucia ese momento?

Es una crisis que en Andalucía tiene una afectación económica importante por la composición de su propio tejido productivo, con presencia de sectores que han sido muy afectados por la crisis como es el turismo, la hostelería, actividades de temporada, que hace que tenga una afectación especial y, por tanto, creo que algunas de las medidas que se han defendido desde el sindicato, algunas que han visto la luz, han tenido buena acogida en una economía como la andaluza que, si no, seguramente hubiera sufrido todavía más.

Lo cierto es que en Andalucía, como España en general, depende mucho económicamente del turismo y de los sectores derivados. ¿Es buen momento para repensar definitivamente el modelo productivo en Andalucía?

Sí, indiscutiblemente. Ni España ni Andalucía pueden renunciar al sector turístico ni al hostelero, lo que no quiere decir que algunas de las cosas que hay que hacer para mejorar el tejido productivo no tengan que ver también con mejorar este tipo de sectores. España tiene que tratar de desestacionalizar más su actividad turística, porque no sólo tenemos sol y playa, y Andalucía tiene un patrimonio cultural de primera talla mundial. Se puede invertir y se pueden hacer cosas para mejorar el turismo pero creo que, en efecto, el gran reto es introducir una mayor base industrial en nuestro en nuestro país, y también con esa perspectiva de equilibrio territorial.

¿A qué se refiere?

No solo se trata de industrializar las partes de España más industrializadas, sino también fomentar la transformación industrial en sectores y territorios como pueda ser Andalucía, aprovechando algunas de las ventajas comparativas que ya tenemos, como el sector agroalimentario. Seguramente invirtiendo bien ahí, tecnologizando y digitalizando este sector, se puede mejorar la productividad y se puede mejorar la base industrial. Y luego tratando de impulsar nuevas inversiones mediante un proceso de generación de incentivos para que las empresas puedan fomentar su actividad, distintos a los que históricamente se han utilizado en nuestro país que eran bajada salarial y la menor presión fiscal.

Creo que el sistema de incentivos para industrializar el país tiene que ir por otra vía, con mejores centros formativos, con mejor formación profesional, con mejores infraestructuras. La digitalización ofrece ahí una oportunidad, lo que puedan generar las nuevas formas de producción de energía, las energías renovables, etc. Esto es lo que el país tiene que intentar reinventar para los próximos 10-15 años y, desde ahí, canalizar los recursos del fondo de reconstrucción europeo.

¿Cuáles sería las potencialidades andaluza en ese punto?

Como digo, los sectores energéticos, eólicos, de energías fotovoltaicas,... Es decir, provocar esa transición energética, que también tiene que estar vinculada a cómo se nutre de energía a otras partes industriales de España. Esto es perfectamente posible hacerlo compatible: lo que ya existe con lo que tenemos que hacer que exista. Y luego, insisto, no renunciar a sectores: el turismo y la hostelería van a seguir siendo fundamentales en la economía de nuestro país, pero hay que tratar de diversificarlos y no depender tanto de sólo un perfil de turismo que dura una parte determinada del año y que obedece a unas características muy concretas.

¿Qué deficits han detectado en el sistema sanitario con esta pandemia?

En España hemos tenido históricamente la idea de tener un gran sistema sanitario y yo creo que tenemos un buen sistema sanitario. Pero es verdad que ha sido un sistema sanitario paulatinamente lastrado por los recortes y donde ha irrumpido una situación que, por ser justos, era absolutamente imprevisible en su dimensión. Esto lo que nos tiene que hacer es reflexionar sobre hasta qué punto hay que recuperar no sólo la inversión pública sino focalizar más esa inversión pública en lo que es la atención primaria. Porque yo sí creo que hay que ir a una cierta resignificación del modelo sanitario.

¿En qué sentido habría que resiginficar el modelo?

En España se ha fomentado mucho el modelo hospitalocentrista, es decir, buenas infraestructuras de hospitales, buenos hospitales de referencia. Y creo que quizás lo que estaba más deteriorado era la atención primaria y tenemos que tender más a un mayor porcentaje de inversión. Nosotros hemos dicho que el 25% de inversión sanitaria en España se dedique directamente a la atención primaria, porque creo que es lo que permite dar cobertura más eficaz a este tipo de cuestiones y porque además es un modelo que incide más en la prevención, ya pensando en el futuro. No tanto hospitalocentrismo sino un modelo mucho más pegado a la realidad territorial que atiende a las necesidades primarias de sanidad y que pueda facilitar las medidas preventivas de la población, teniendo en cuenta que además el sistema de atención primaria lógicamente tiene un sesgo también en la edad y hay que relacionarlo con las políticas de cuidados que tiene que desarrollar el país.

No puede haber una segmentación de políticas sanitarias por un lado y política de cuidados, asistencial y de residencias por otro. Tiene que estar mucho más imbricado, sabiendo que muchas de las personas con patologías, sobre todo las más crónicas, tienen una determinada edad y la política de cuidados no va a poder ser sólo residencial, sino que va a tener que ver con la ayuda a domicilio y con la asistencia domiciliaria. Es muy importante la presencia de la atención primaria, no tanto el gran centro de referencia hospitalario solo. Esta crisis tiene que suponer mejora de inversión, mejora de las herramientas para trabajar, de la digitalización de la atención sanitaria y un refuerzo muy claro de la atención primaria y el vínculo con la atención a la dependencia.

Explique eso que dice de la “falsa dicotomía” para abordar la crisis como una contradicción entre los criterios de salud y los criterios económicos.

Se ha pretendido establecer una dicotomía, una contradicción en términos, entre las medidas para contener la pandemia, que eran medidas antieconómicas y que por tanto habría que priorizar o unas u otras, o las sanitarias o las económicas. A mí esto me parece un disparate, porque ningún país que pase un año, dos años o tres años sin acabar de contener la pandemia va a recuperar el tono económico y, por tanto, son dos lógicas que están absolutamente implicadas. Mejorar y recuperar la economía española requiere previamente de contener la pandemia. Es que esto es así. Y contener la pandemia no se hace solo a través de las restricciones de horarios en los bares, sino que se hace a través de mejorar los sistemas de detección de rastreo, de atención primaria, de atención a la dependencia, de incremento de frecuencias de los transportes públicos. Todo este tipo de medidas son las que van a determinar cómo evolucionan los países respecto a la pandemia y, por tanto, cómo recuperan la economía.

¿Y cómo vamos salir de ello?

El paradigma en Europa, una vez más, va a ser Alemania, que con toda seguridad va a ser el país que mejor salga de la crisis sanitaria y antes recupere el tono económico. Pero no porque sean muy cuadriculados los alemanes o esos tópicos que tenemos que escuchar, sino fundamentalmente porque habrá que ver cómo han trabajado los rastreos y cómo tienen un sistema de atención primaria mucho más implicado o incluso el perfil de crecimiento urbanístico de Alemania. Y las grandes concentraciones urbanas de España respecto a las ciudades de Alemania también explican una parte seguramente de lo que ha pasado. Aparte de Berlín, Munich y algunas ciudades más, no son inmensas ciudades tipo Valencia, Sevilla, Alicante, Barcelona o Madrid, sino que son ciudades más manejables y más controlable la gestión de una pandemia de este tipo. Creo que hay que hacer algún replanteamiento estructural sobre el modelo de crecimiento que tenemos. No hay una dicotomía, insisto, hay un necesario alineamiento de las dos políticas, la sanitaria y la económica, porque a lo mejor haber corrido mucho en la desescalada en junio tiene mucho que ver con lo que esté pasando ahora. ¿Y qué va a pasar en la Navidad? Pues a lo mejor haber corrido distinto en junio nos había generado distintos tiempos en el segundo rebrote. Esto no va solo de las restricciones horarias y de movilidad, que son necesarias, sino del resto de medidas proactivas para contener una pandemia. Porque si no, acabamos equivocando aquí lo fundamental y lo accesorio.

Volviendo a nivel andaluz, ¿en qué punto está el diálogo social que pregona el presidente de la Junta y que, al menos su homóloga, Nuria López, ha puesto alguna vez en duda al mantener con la Junta encuentros “vacíos de contenido”?

Suele ser una querencia, si se me apura, de los gobiernos. Lo del diálogo social aparentemente no suena mal: marca un perfil dialogante, un perfil abierto por parte del gobierno de turno. Pero el diálogo social de verdad es muy complicado para un gobierno. Y por tanto, los gobiernos suelen tender a tratar de hacer cascarones vacíos del marco del diálogo social. Y yo comparto totalmente la reflexión que hace Comisiones Obreras de Andalucía, que está bien que el Gobierno andaluz apueste por un marco del diálogo social, pero dotémosle de contenido real, de medidas reales que se implementen y que tengan efecto sobre la vida real de las personas reales. Yo creo que esto es absolutamente fundamental porque hemos apreciado, sería injusto centrar solo en Andalucía, esto es muy general, esa tendencia de los gobiernos a hacer un diálogo social un poco de cartón piedra.

Yo comparto totalmente esa reflexión que ha trasladado la secretaria general. Insisto, el diálogo social real complejiza la acción del Gobierno. La negociación de los ERTE hubiera sido infinitamente más cómodo para el Gobierno de España haberla hecho por su cuenta y riesgo, porque han sido unas negociaciones arduas, complejas, con intereses cruzados. Pero luego, cuando llegas a un acuerdo, son mucho más útiles porque responden a realidades que si sólo las haces desde el periscopio, no se ve lo que nosotros, los agentes sociales, vemos desde el microscopio. Y luego, cuando llegas a acuerdos, aparte de más útiles y más eficaces, creo que están mucho más legitimados. Es casi un milagro lógico que en esta situación económica, el acuerdo de renovación de los ERTE fuera aprobado por unanimidad. Sin un acuerdo social, eso hubiera sido impensable.

En Andalucía, PP y Ciudadanos están a punto de cumplir la mitad del mandato. ¿Qué valoración tiene de su gestión?

Yo creo que este gobierno nace muy mediatizado por ser el primero que cuenta con un ascendente fuerte, porque si no era imposible, de la ultraderecha. Y esto yo creo que contamina a priori las prioridades de gobierno. Creo que el Partido Popular de Andalucía y la figura de su presidente tiene entre los retos situar una cierta imagen de derecha moderada ante el contraste por un lado de la extrema derecha en Andalucía y, por otro lado, de otros perfiles de Partido Popular que, sobre todo en la Comunidad de Madrid, están descentrando absolutamente al Partido Popular. Y yo espero que Moreno Bonilla y que el Gobierno andaluz intente parecerse más a un centro derecha, equiparable quizás al de Castilla León, por decir algo, a que se deje arrastrar por esta especie de copia sistemática a los discursos y a los conceptos que maneja Vox.

En cualquier caso, el presidente no le ha hecho apenas guiños a Vox en el reciente Debate sobre el Estado a la comunidad pero sí ha dicho explícitamente que esperaba seguir contando con su apoyo.

El Gobierno de Andalucía no va a dar ningún paso de cambiar el modelo de gobernabilidad, salvo que haya un replanteamiento general de la estrategia del Partido Popular en España, o que Ciudadanos tomara una vía distinta. Y en este momento yo creo que ese escenario no se contempla porque no parece que Ciudadanos esté en disposición de cambiar las estrategias que ha llevado en distintas comunidades autónomas, también muy atrapado, creo que por el escenario de Madrid. Pero bueno, vamos a ver como se dan las negociaciones presupuestarias a nivel de de España. Vamos a ver cómo evolucionan las cosas.

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