Campo de tiro al plato en Berbegal

Va por zonas la niebla, sube y baja en la hondonada, un delirio, un ensueñable (ensueño enseñable) una invisión, ¿qué fue del metaverso? Cada año o día trae y lleva sus ficciones, sus delirios y delicuescencias

(RAE: Evanescente, sin vigor, decadente. Un estilo delicuescente. 2. adj. Quím. Dicho de una sustancia: Que tiene la propiedad de absorber la humedad del aire hasta formar una disolución acuosa.)

La cursiva no puede traer nada bueno. Cada cual amasa sus sueños hasta que llega el big bang postrero (o su san Martín), pronto será la matacía, aunque ahora se mata en serie, pronto la hará la IA, con un robot letal, qué fue de aquel de Sony tan simpático, qué fue de casi todo, los viajes interestelares, la paz, la antimateria. Hasta la antimateria tampoco es lo que era.

Inauguran un campo de tiro al plato en Berbegal, esto es casi una exclusiva, pim pam pum, por cinco euros pegas unos tiros a platos volantes si eres cazador y llevas tu propia arma y cartuchos. Berbegal ya tiene pista de padel, y vistas de todo el Somontano. Los curas del Pueyo de Barbastro se pagan la seguridad social, son autónomos. Hay carretera recién asfaltada. Hay casi de todo. Desde el Pueyo a Berbegal se puede tender mucha ropa en las alturas.

De Fornillos a Permisán las gallinas andando van.

Entre el Pueyo y Berbegal baja el barranco de La Clamor, días de niebla a ratos todo el día, retrocede y avanza, hay tantos trozos de cerámica negra, ocre, sigilata, íberos, romanos... a ver si aplican la arqueología nueva, el radar de penetración, a estas vaguadas llenas de civilizaciones míticas desaparecidas.

Al que está vivo todo le parece real.

Hasta que implanten ventiladores y placas hay que aprovechar a ver los alrededores del tiempo. Hasta que asome el helio, petróleo, lo que haya debajo de Monzón.

Mi marco mental es tan ancho como este valle casi infinito cuando se levanta la niebla a ratos.