El cambio climático amenaza al quebrantahuesos: la malaria aviar llega al Pirineo
Un reciente estudio de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos pone de manifiesto los efectos del cambio climático en la población de esta ave en el Pirineo Central. En la primera fase del proyecto los científicos demostraron la presencia de insectos vectores transmisores en las zonas del Pirineo Aragonés donde antes no eran habituales.
Esta investigación confirma la presencia del parásito causante de la malaria aviar en los insectos capturados en los territorios y época de reproducción del quebrantahuesos, evidenciando así el riesgo de exposición a la enfermedad de pollos y adultos de esta especie catalogada en peligro de extinción en toda la Unión Europea.
El clima frío de un tiempo atrás, ligado a la altitud y el ecosistema de montaña en el que el quebrantahuesos se reproduce limitaba la presencia y actividad de estos vectores en las zonas donde anidan y, por tanto, la potencial transmisión de la enfermedad a los pollos. Sin embargo, el aumento de las temperaturas asociado al cambio climático ha cambiado las reglas del juego.
Marta Santos, la directora general de Cambio Climático y Educación Ambiental del Gobierno de Aragón, que junto a la Universidad de Zaragoza, la Universidad de Castilla La Mancha y la Fundación Iberdrola ha colaborado en la investigación, señala que “la naturaleza ya está adaptándose al cambio climático que supone desajustes a nivel mundial, por ello, la sociedad y las administraciones públicas debemos trabajar juntos y de forma urgente en la adaptación y la mitigación a esta nueva realidad”.
Los investigadores analizaron más de 800 mosquitos, moscas negras y jejenes capturados en 116 noches de trampeo. Los resultados concluyeron que el 70% de las muestras que daban positivo en el parásito contenían Plasmodium relictum, la especie habitualmente causante de la malaria aviar.
La malaria aviar está implicada en el descenso de poblaciones de aves
La malaria aviar ha sido causante de disminuciones en las poblaciones de especies como el gorrión común. Se transmite de la misma forma que la malaria humana, cuando un vector inyecta el parásito desde sus glándulas salivares al alimentarse de su sangre.
Históricamente, su expansión a regiones nuevas, como en su día las islas de Hawaii o Nueva Zelanda, ha tenido efectos devastadores para las poblaciones endémicas, que no habían tenido contacto previo con esta enfermedad. Ahora, sin embargo, se detecta un impacto severo del parásito también en especies que han convivido con él durante mucho tiempo. Se piensa por ejemplo que está implicada en la pérdida del 75% de los gorriones de la ciudad de Londres en Reino Unido.
Finalmente, aunque hasta el momento los hallazgos no han permitido encontrar en este estudio el parásito, muchos de los vectores capturados son también los que transmiten la fiebre del Nilo, enfermedad que ha producido descensos notables en las poblaciones de aves endémicas en los Estados Unidos y que también circula en Europa.
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