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Cuando pasa algo: admitirlo e informar

404: Not found

Mariano Gistaín

19 de abril de 2023 23:01 h

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Se paran los trenes, varias empresas y una vía. Se pasan las vidas en las estaciones, apeaderos, tiempos rápidos tiempos lentos. Tiempos velocísimos casi a 300 y en cualquier momento se rompe algo, siempre es un fallo informático, cajón de desastre para explicar lo que nunca se explica, nunca se sabe nada. 

La web de los buses Avanza está petada, rellena esto rellena lo otro, formularios abstrusos, intuitivos absurdos, cuando ya te han hecho meter hasta el ADN y la fecha de tu muerte (NS/NC) para un simple viajecito en bus, la web intuitivamente responde mil veces, un millón, va cantando la lección, machadianamente, monotonía de bits tras el cristal bla bla, responde al fin el servidor (el servidor en realidad es el usuario) que hay un ERROR. “Ha ocurrido un error, por favor inténtelo de nuevo”. Mil veces.  

Ni siquiera es el entrañable ERROR 404, un simple ERROR sin especificar. Mil veces, llame usted por teléfono y le dice el automático que es el número tal y que tiene aprox tantos minutos de espera, a ojo algoritmial, es un avance (de Avanza) que en la espera dilación monserga del retroceso o atraso o suma de ERRORES te indique el tiempo aprox y los clientes que tienes delante (en lista de espera), el atraso dentro del avance. A veces los “clientes” que tienes delante, según la máquina, disminuye, de 5 a 4, y dices voy a aguantar un poco más… lo pones en altavoz… y entonces regresa al pasado… tienes de nuevo 5 clientes delante… Se ha invertido la flecha del tiempo. Será el fin del mundo y yo esperando el billete…

Pero nada funciona o funciona de milagro a fuerza de soplete y martillo. Para estas dilaciones (ahorramos la llamada al operador teleco canalla la banalidad del mal, etc) el gran Eugenio Monesma triuna en las redes del mundo con su fabulosa colección de vídeos de un mundo desaparecido que ahora se recupera a ratos, a sueños, en lugares remotísimos de la memoria y la geografía. 

Cuando te vas a dar un tozolón Eugenio Monesma te salva, te rebaja la ansiedad: es el mejor, siempre lo ha sido, pero ahora, en su/nuestro tiempo geológico antropocénico (hombres cenando), el mundo le redescubre cada quince segundos, cada quince segundos a Eugenio Monesma le nace un usuario fans admirador, y se queda enganchado a esas maravillas, cómo se hace un carro, cómo se hace el carbón, cómo una casa, cómo la caligrafía medieval…

La sabiduría de los abuelos en la supervivencia, Eugenio Monesma, alma de Huesca.

Pasan los trenes velocísimos hasta que se paran y nunca sabremos qué pasó, varias marcas, tantas empresas, una misma vía, la Renfe es teología o teosofía, misterios en la trinidad con Adif y otros organigramas para familiares de los gobiernos tu(r)nantes.

La info pública habría que darla al tiempo que la sabe el gestor, qué palabras del diablo, gestgor, gestívoro, gestalt.

Los de Avanza contestan muy diligentes por email, super amables, pero no solucionan nada. Son departamentos inconexos, la amabilidad estéril aun irrita más porque te hace concebir esperanzas de que podrán o podrían solucionar algo, ¡un billete de bus! Pero nada de eso ocurre. Es como las obras de la autovía en Huesca. El lunes pasado, día de labor laboris, a las 11:30 no se veía un alma ni una máquina trabajando. Avanza retrocede. 

La info, tanto en las instituciones como en las familias, habría que darla cuanto antes, siempre que no provoque ansias, cefalismos, agonías. La info, cuanto antes se sepa, mejor. En los grupos wasaperos, en las redes, en los buses que no avanzan, en los aves que se paran todos a la vez, un cambio de agujas, se cayó el sombrero de Buster Keaton en El maquinista de la General. Qué maravilla de película si pudieras verla otra o alguna vez.

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