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“Los bebés también tienen derecho a disfrutar de una programación cultural”

Susana de la Fuente, una de las impulsoras de espacio Bebé.

Ana Sánchez Borroy

Zaragoza —

Al entrar en el espacio Bebé, leemos en una pared que es aquí donde encendemos la memoria y apagamos los teléfonos móviles; donde las sillas, los carritos y los triciclos esperan aparcados y donde se dejan los zapatos para descubrir que tenemos pies. Es aquí donde ya no se oyen las lavadoras, los taladros ni los móviles, sino voces agradables, risas, llantos y sorpresas. Al otro lado de un mostrador de cartón, nos atiende Susana de la Fuente (Valladolid, 1974), que forma parte de la compañía Promotora de Acción Infantil. Bienvenidos. Feliz juego.

¿Cómo surge la idea de crear este espacio específico para bebés?

La compañía llevaba muchos años organizando actividades en parques de Zaragoza, durante las fiestas del Pilar. Entre esas actividades, colocábamos unas carpas pensadas para los niños más pequeños y muchos padres nos pedían que estas propuestas tuvieran continuidad; se quejaban de que no había ningún espacio pensado para niños tan pequeños. Además, a nosotros nos encanta trabajar con bebés, así que nos decidimos a montar una sala de juegos. Y, a la vez, aprovechando la sala de al lado, pensamos en ofrecer durante los fines de semana programación cultural para bebés: danza, teatro, espectáculos musicales…

¿En qué consiste la zona de juegos?

Apostamos por que no haya juguetes, sino elementos de juego. Ya suelen tener muchos juguetes en casa; esto es una propuesta diferente, otra forma de jugar. Tienen almohadones gigantes con diferentes texturas y rellenos para trepar y saltar, unos huevos y unas casas en los que pueden esconderse, una mesa de metacrilato con el suelo transparente que les da cierta sensación de vacío, una panera de los tesoros pensada para que los más pequeñitos puedan tocar, chupar, jugar, experimentar... Hay pizarras de velcro para que creen sus propios cuadros, sus pequeñas obras de arte. Móviles, instrumentos musicales, rampas... Se trata de que los bebés, con estos elementos, puedan investigar, descubrir cosas... Y en cada etapa pueden ir avanzando: los que están empezando a gatear descubren la rampita, los que se levantan tienen muchos elementos donde agarrarse.... Si vienen de forma continuada, los padres van viendo la evolución de los bebés. Para ellos, son pequeños retos en un ambiente muy seguro; tanto por el mobiliario como por que la figura de su madre o su padre les da la seguridad que necesitan para avanzar.

¿Qué normas tenéis y por qué?

Es un espacio diseñado para los bebés y realmente queremos que todo esté organizado pensando en ellos. Por eso, normalmente solo entra un adulto con cada bebé; el objetivo es que el pequeño sea el protagonista, que sea quien marque el ritmo y que los adultos les acompañemos. Si hay muchos adultos, los niños ven este espacio invadido por “grandes torres”. Al espacio de juegos se entra sin zapatos, porque pensamos que es importante notar el suelo, sentir nuestros pies. También intentamos que no haya móviles dentro, que no se hagan fotos; para no cortar el juego del bebé. Y hay una música tranquila para fomentar la idea de “despacio para tu bebé”: aquí no tenemos prisas. Es un sitio de disfrute, tanto para el niño como para los adultos que lo acompañan. Todo es en un tono tranquilo, para que los niños puedan desarrollar su creatividad, su psicomotricidad… Estamos aquí para jugar.

¿Qué acogida habéis tenido?

Este es el tercer curso y va lento. La gente que viene se queda muy contenta, dicen que es muy bonito, que está muy bien, que el ambiente es muy agradable, muy acogedor, muy tranquilo... Sin embargo, luego realmente la sala no suele estar llena todos los días. Aunque el boca a boca funciona muy bien, yo creo que cuesta un poco explicar el concepto. Cuando nosotros abrimos el espacio Bebé, no había ninguno similar en toda España. Algunos establecimientos tienen una zona adaptada para los más pequeños, pero no conocemos ningún otro espacio exclusivo para bebés; es un concepto nuevo. Hay muchos papás que nos preguntan, por ejemplo, si pueden dejar a los niños solos e irse. La sala Mandarina, la sala de actuaciones, sí suele llenarse todos los fines de semana. Primero, porque el aforo es bastante reducido. Y después, porque hay cosas muy interesantes: talleres de experimentación con muchos materiales, actuaciones muy enfocadas a esa edad… Por ejemplo, hay un taller que se llama “Lleno y vacío”, que consiste en jugar con arroz y con harina, llenar y vaciar un montón de elementos, pintar con la harina, embadurnarse, jugar a mancharse… También gustan mucho los cuentos, los conciertos…; la música es algo que siempre engancha a los más pequeños.

¿Cuesta encontrar programación para ofrecer actuaciones continuas en la Sala Mandarina?

Hay que rebuscar un poco, aunque cada vez más se están empezando a ofrecer más espectáculos y nos van llegando mas propuestas. Las compañías de animación se han dado cuenta de que hasta hace poco no había nada que ofrecer a niños tan pequeños y de que hay que programar también para esa franja de edad. ¿Por qué no diseñar programación cultural para ellos? También tienen derecho a disfrutar de una programación cultural y creativa. Hay que valorarlos, son personas; poco a poco vamos evolucionando.

¿Los padres también disfrutan con estas actividades?

Yo creo que sí, queremos que el espacio Bebé sea un punto de encuentro entre padres, de los padres con los bebés... y también que sea un momento para disfrutar del tiempo libre, porque en las casas estamos pendientes de mil obligaciones. La filosofía de “despacio bebé” supone que entrar aquí es disfrutar, acompañar al bebé, dejarle que marque los tiempos, ver cómo evoluciona, cómo investiga, el poder tener un momento de disfrute y de tranquilidad viendo cómo va descubriendo cosas.

¿Qué aprendéis vosotros, viendo aquí a los niños?

Aprendes todos los días y ves muchas cosas que se repiten. Intentamos que nuestra actitud sea respetuosa y pasiva; a veces, los padres nos utilizan para desahogarse, nos preguntan si los comportamientos de sus hijos son normales. Vemos cómo a los adultos nos cuesta darnos cuenta de la gran dificultad que supone para los bebés los pequeños obstáculos a los que se enfrentan. Todo les asombra, todo es un reto diario. Aquí valoramos lo que consiguen los bebés: utilizar bien los tiradores del caballo de madera puede parecer una tontería, pero es un ejercicio de motricidad fina difícil para niños tan pequeños. Nos alegra ver que lo consiguen. Es un espacio motivador y que fomenta la motricidad de los niños, la creatividad y su socialización.

¿Qué veis en la actitud de los padres?

Hay de todo, pero muchas veces vemos que probablemente el trabajo o las obligaciones no permiten hoy a los padres estar con los pequeños todo el tiempo que les gustaría. Entonces, lo que ocurre es que tienen muchas ganas de estar con sus hijos y cuando vienen aquí, quieren aprovechar el tiempo al máximo. Esas ganas de estar con los niños se convierten en la necesidad de hacerlo todo: nos apetece que lo prueben todo, que quieran jugar a todo, que le expriman ya todo el jugo al espacio. Nosotros siempre decimos que no hay prisa, que hay niños que necesitan estar toda una tarde en la panera de los tesoros o que les gusta mirarse en los espejos durante mucho tiempo. Y eso es perfecto: han aprovechado la tarde estupendamente. Cada niño tiene su ritmo, los bebés tienen un ritmo mucho más lento que los adultos y es mejor que lo marquen ellos.

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