La Universidad de Oviedo demuestra la importancia del deporte para superar la anorexia
Un grupo de investigadores de la Universidad de Oviedo han puesto de relieve el papel de la actividad física en la recuperación de los pacientes de anorexia nerviosa ya que han comprobado que los pacientes con esta enfermedad presentan altos niveles de sedentarismo, que superan, en el caso de los adolescentes, las diez horas diarias.
El trabajo, publicado en la revista 'European Eating Disorders Reviw', ha desvelado patrones de ejercicio diversos según la edad y la fase de tratamiento de los pacientes, ha informado la institución este lunes en un comunicado.
Mujeres de 15 a 19 años
La anorexia es una enfermedad que, si bien afecta predominantemente a mujeres jóvenes entre los 15 y 19 años, muestra una “preocupante tendencia al alza” en edades más tempranas, según este estudio.
Un aspecto clave en su abordaje es la actividad física “no saludable”, en particular, lo que se conoce como “movimiento desadaptativo”, un comportamiento que engloba desde el ejercicio excesivo y extenuante hasta conductas cotidianas como caminar sin descanso, evitar el reposo o moverse constantemente, todo ello motivado por el control del peso y la forma corporal.
Investigaciones previas
Los firmantes del artículo ha llevado a cabo el “primer metaanálisis” que analiza los niveles de ejercicio medidos de forma objetiva en pacientes con anorexia, para lo que ha sintetizado y comparado datos de 15 investigaciones previas, que emplearon dispositivos electrónicos como acelerómetros para registrar el movimiento de los participantes.
La muestra analizada ha incluido a 658 personas diagnosticadas con anorexia, 651 mujeres y 7 hombres, en un rango de edad entre 12 a 65 años, de quienes se han examinado variables claves como el tiempo diario de sedentarismo, la actividad física ligera, la moderada, la vigorosa y la moderada-vigorosa, así como el número total de pasos.
Retomar el bienestar
Este estudio abre nuevas vías para el desarrollo de estrategias de tratamiento más “innovadoras” que rechazan los enfoques “conservadores” de restricción de movimiento, lo que permite a los pacientes retomar el control de su bienestar de una manera “adaptativa y beneficiosa”.
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