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¿Cuánto dinero se ahorra por alargar la vida del teléfono móvil, la lavadora o un ordenador portátil?

Un hombre mira su teléfono móvil. EFE/Bienvenido Velasco/Archivo

Laura Rodríguez

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Solo en Alemania, si se utilizaran las lavadoras, los ordenadores portátiles, las bicicletas eléctricas, los teléfonos móviles y los televisores una media de entre cinco y siete años más, se podrían prevenir 3,91 millones de toneladas equivalentes de CO2, una cantidad similar a las emisiones de 1,85 millones de coches.

Es el resultado de un reciente estudio del instituto ambiental Öko-Institut encargado por la Federación alemana de Organizaciones de Consumidores, VZBV. La investigación concluye además que con los costes de reparación y uso, los consumidores pueden ahorrar hasta 242 euros si usan su smartphone unos siete años, y casi 300 euros si mantienen su ordenador portátil diez años en vez de cinco.

El mayor impacto en la reducción de emisiones estudiado en diferentes productos se produce cuando se extiende la vida útil de los televisores de seis a 13 años, algo que era común hasta hace poco.

Sin embargo, cada vez tiramos nuestros productos antes. Según se indica en el estudio, el uso medio de los grandes electrodomésticos en el hogar se ha reducido un año entre 2004 y 2012, y no únicamente por defectos técnicos. Solo un 57% de este tipo de productos se reemplaza porque esté estropeado; el resto suele acabar en la basura por la obsolescencia programada, la programación calculada de antemano por el fabricante para que el producto no pueda usarse tras un tiempo determinado, o por nuestro deseo de tener un aparato mejor o con más funciones.

Estas tendencias, concluye el instituto Öko-Institut, tienen un gran coste ambiental y supone una gran desventaja para los consumidores, que tienen que reemplazar sus productos, bien porque dejan de funcionar antes, porque no hay piezas de repuesto disponibles o porque repararlos cuesta muy caro. “Los costes de las reparaciones en Europa suelen ser altos en comparación con el precio de los productos nuevos, que se hacen normalmente en países con salarios muy bajos”, explican los autores.

Entre las soluciones que ellos proponen para revertir estas pautas y alargar la vida útil de los productos destacan dos: exigir unos requisitos mínimos de durabilidad, reparabilidad y garantía a los aparatos, y desarrollar instrumentos económicos, como la reducción del IVA en los servicios de reparación. También consideran que es esencial educar a los consumidores de las ventajas medioambientales y económicas de la reparación, para contrarrestar los efectos del márketing.

Propuestas que se recogen en el informe que aprobó hace apenas un mes el Parlamento Europeo para que la Unión Europea adopte medidas más contundentes que favorezcan las reparaciones y la sostenibilidad. Según las organizaciones activistas, un gran avance para los consumidores y su derecho a extender la vida útil de sus productos.

El informe de Öko-Institut se limita a resultados en Alemania y para solo cinco productos (lavadoras, teléfonos móviles, bicicletas eléctricas, ordenadores portátiles y televisores) que se han estudiado para usos comunes. Pero sus conclusiones pueden extrapolarse a otros países con patrones de consumo similares. Aunque, advierten los autores, las estimaciones se han basado siempre en las opciones más prudentes y las conclusiones sobre el impacto ambiental puede que incluso sean mayores de lo que aquí aparece.

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