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Barbijaputa es el seudónimo de la articulista que encontrarás bajo estas líneas. Si decides seguir leyendo darás con artículos y podcasts sobre el único feminismo sensato que existe: el radical.

Sobre Vox y la “violencia intrafamiliar”

Barbijaputa

Vox, alzados por Ciudadanos y Partido Popular, empieza a forzar que la realidad se escriba bajo sus propios términos. A pesar de tener mucha menos representación de la que ellos mismos alardeaban que tendrían, ya han comenzado a retorcer el relato como hicieron sus ídolos en el pasado.

Negar el cambio climático, hacer pasar la Semana Santa como un sentir de la mayoría de la ciudadanía, crear una escuela taurina o cargarse proyectos medioambientales como Madrid Central son sólo algunas de las formas que tienen de demostrarnos que el pasado ya está aquí, y que el retroceso solo ha hecho más que comenzar.

El pacto de las tres derechas en Madrid ya incluye “un plan municipal de educación contra todo tipo de violencia en el ámbito intrafamiliar”. Conocemos esta noticia sólo unos días después de que el contador oficial haya superado el número mil de mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas hombres. Sabemos que son muchas más, pero para la derecha como si son dos millones. Nada los ha parado a la hora de introducir esta maniobra ideológica que lo que realmente busca es invisibilizar la violencia machista.

¿Por qué?

1. Porque el antifeminismo fue una de las patas indispensables de su campaña. Saben que un reducto retrógrado del electorado los eligió precisamente para frenar el auge del feminismo, y a ellos se deben.

2. El feminismo es un enemigo que saben que puede ser mortal para ellos. ¿Qué pasaría si este auge no deja de crecer y acaba siendo un tsunami que los arrolla? Con 24 diputados, muy lejos de los 80 con los que tenían sueños húmedos, saben que no están en la mejor de las posiciones, que en las próximas elecciones pueden hacerse pequeños en favor de la derecha mayoritaria que es PP y C's. Y de ahí, al upeydismo hay sólo un pasito.

3. Porque hablar de violencia machista es hablar de machismo, de la realidad misógina que anega nuestra sociedad, y de la que ellos forman parte activa.

4. Porque el feminismo es una lucha liderada por mujeres, con todo lo que eso conlleva. Y no mujeres que quieran someterse a la voluntad de lo que manda el machoalfismo, sino mujeres que han aprendido a ver sus cadenas, que han aprendido a identificar el sistema patriarcal en el que vivimos inmersas, y que se rebelan contra lo establecido. Y Vox representa punto por punto el establishment: privilegios para la burguesía (que entendieron todo desde el principio), persecución de la inmigración, ensalzamiento de la monarquía, apoyo sin fisuras a la Iglesia Católica en detrimento de cualquier otro credo o del ateísmo en un país aconfesional, etc.

5. El patriarcado es Vox y Vox es el patriarcado, no hay nada entre este sistema y este partido que sean incompatibles entre sí. Nada. Ambos son capitalistas, liberales, androcentristas, clasistas, homófobos, racistas y misóginos. Tanto es así, que los pasos adelante que ha ido dando la lucha feminista han sido tomados como amenazas para su propia existencia, y harán todo lo que esté en su mano para revertir cualquier adelanto que consigamos las mujeres.

El Partido Popular y Ciudadanos, cuya única finalidad no es la de servirnos a la ciudadanía en su diversidad sino la de tocar poder sea como sea, han dado espacio a esta formación de extrema derecha por varios motivos: no son en ningún caso enemigos políticos, comparten ideología en infinidad de puntos y les da exactamente igual la repercusión que tenga el fascismo en nuestro futuro y en nuestras vidas. Esto último es sólo el coste de conseguir poder, un coste que en ningún caso les va a repercutir jamás ni personal ni políticamente.

Vox es un partido abiertamente fascista, que al principio se dedicaba a demandar a periodistas que así los denominaban, pero que han acabado riéndose de todos en cuanto se conocieron los resultados de las elecciones municipales con aquel “Ya hemos pasao”. No puede haber avance social en general ni de las mujeres en particular en esta coyuntura.

Como ciudadanía debemos entender que la política forma parte de nuestras vidas, que hacemos política cada vez que compramos, cada vez que comemos, cada vez que asistimos a un evento. Esta política de la que participamos con nuestros actos incluso sin darnos cuenta y, en especial, la política consciente que hacemos como activistas, no puede ser delegada en un partido político, por muy de izquierdas que éste sea. La política la hacemos todas y todos cada día, pero la más importante es la que se hace en la calle. La desarticulación a estas alturas de la sociedad civil es casi total exceptuando al movimiento feminista, que no se detiene por muchos obstáculos que le pongan. Esta actividad feminista es contra la que la derecha-extrema derecha sabe que debe pelear si quiere sobrevivir.

La lucha feminista sigue abriendo mentes, no sólo haciendo activismo en redes, sino también en la calle. La organización entre nosotras es poderosa, y será capaz de entrar en las vidas y las cabezas de las que faltan por sumarse a nuestra batalla. Porque mientras Vox maquillan la realidad ayudado por PP y C's con nuevos términos y nuevas medidas que invisibilizan una lacra global como la violencia machista, nosotras combatimos desde la calle con un argumentario incontestable y una perseverancia que sólo hace crecer.

La calle es nuestro lugar. Es el sitio donde aprendemos a tener conciencia de clase y de género, y donde nos organizamos para combatir la violencia y la discriminación. La lucha feminista ha marcado la agenda estos últimos años y va a seguir haciéndolo, ha creado una red gigantesca de compañeras que no van a dar un paso atrás y va a seguir organizándose para que la percepción del machismo no deje de crecer. La lucha feminista no deja de observar, analizar y criticar al Gobierno de turno desde sus trincheras y no debe dejar de hacerlo nunca, porque como bien nos ha enseñado la derecha y la extrema derecha, los derechos conquistados y los pasos hacia delante penden siempre de un hilo: lo que cuesta vidas y décadas conseguir, desaparece de un plumazo facha en cuanto bajamos la guardia. Nuestras conquistas deben ser defendidas cada día, por todas, en la calle. Visibilizando, concienciando, abriendo las ventanas para que airear lo apolillado.

Los apolillados nos van a tener enfrente siempre hasta que vuelvan a las sombras de donde no debieron salir nunca.

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