El exalumno enseña emprendimiento a su exprofesor
Que las universidades vascas tienen una asignatura pendiente en la transferencia de conocimiento hacia el mundo laboral es un secreto a voces en los pasillos de las facultades y los despachos de las empresas. El caso de la UPV/EHU es especialmente paradigmático ya que concentra la mayor parte de la investigación desarrollada en Euskadi y, sin embargo, tiene dificultades para publicar patentes o transmitir su ‘know how’ a la industria.
Los gestores de la universidad pública son conscientes de esta situación. Por eso este año han decidido dar un paso más para subsanarla con la organización de un curso de verano dirigido a que sus docentes animen a los alumnos a embarcarse en el emprendimiento. Una de las lecciones más interesantes intercambia los papeles y pone a los mandos de la clase a dos antiguos estudiantes que han creado sus propias empresas.
Ambas historias tienen mucho en común aunque sus protagonistas no tengan prácticamente nada que ver. Gloria Marzo estudió periodismo y ha creado una empresa junto con otras dos socias, Elements Comunicación, cuyo principal área de trabajo es Internet. Gabriel Barreda, por su parte, se decantó por la Bioquímica y el proyecto empresarial, IMG Pharma, que quiere sacar adelante junto a otro socio tiene como objetivo desarrollar herramientas que faciliten el trabajo de laboratorio. Ambos aseguran que emprender es “duro”, ponen el valor el fracaso como vía hacia el aprendizaje y dicen no arrepentirse del camino que han elegido a pesar de las “enormes dificultades”.
Gloria sabe lo que significa formarse de los errores propios. Antes de que Elements remontara el vuelo, ella ya había visto nacer y morir su primera empresa. “Unas veces se gana y otras se aprende”, asegura pragmática. Desde su punto de vista, al contrario de lo que ocurre en otros lugares, nuestra sociedad considera que el fracaso es algo completamente negativo. “Estando en Inglaterra hice varias entrevistas y uno de los mensajes recurrentes era que si nunca te han echado de un trabajo no sabes nada”, ilustra. “Eso aquí es impensable”, añade.
Gloria entiende que la gente no aspire a montar su propia empresa. “Nos crían para ser funcionarios y nos formamos rodeados de ellos”, observa. Tiene claro que el camino “es mucho más cómodo y seguro cuando tienes un contrato fijo de por vida”. Sin embargo, ella no cambiaría “ninguno” de los años que ha vivido hasta llegar donde está hoy. Por eso, a los docentes reunidos en la sesión les dice: “Con todo el cariño del mundo, la verdad es que no sois el marco más adecuado para fomentar el emprendimiento”.
Respecto a su trayectoria personal, cree que “lo más difícil ha sido convivir con un grupo de gente y con poco dinero porque todo el mundo lo necesita”. Por eso agradece la labor de la incubadora de proyectos empresariales de la UPV/EHU y la Diputación Foral de Bizkaia, Zitek, por el apoyo que les ha dado.
Aunque comparten muchas lecciones, la historia de Gabriel es muy distinta. Partiendo de dos patentes de su trabajo universitario montó su empresa para comercializar productos que se basaran en ellas a finales de 2010. Ahora mismo trabajan en terminar los dos primeros prototipos y “parece que todo marcha bien”. De hecho, IMG Pharma tiene ya seis empleados y una importante cuenta de potenciales clientes. “Además hay que mirarlo todo desde otro punto de vista: si todo esto sale mal has hecho un master de gestión de empresas inmejorable de dos o tres años de duración”, bromea.
Desde su punto de vista, además de centrarse en que el sistema educativo hable de emprendimiento, “también hay que intentar que haya un cambio de mentalidad general”. Sobre los perfiles más adecuados para embarcarse en montar una empresa, Gabriel opina que “no es tan importante ser el mejor en lo que haces sino tener mucha vocación y creer en lo que estás haciendo”. Además, lanza una advertencia para todos los interesados: “Tener en cuenta que vuestro socio se va a convertir casi en vuestra mujer por lo que es muy importante que la relación sea muy buena”.
Una treintena de profesores universitarios asistieron al curso de verano sobre emprendimiento. Una cifra nada despreciable si se tiene en cuenta que se trata de la primera edición de la iniciativa. La tarea pendiente de sus organizadores es conseguir que el proyecto interese a docentes que pertenezcan a un abanico de especialidades más amplio, porque sólo las facultades de Comunicación, Bellas Artes, Ingeniería y Económicas tenían representación.