Donde José K, el Ojo y el Catavenenos charlan amigablemente

José K. sobrevive en su figón, pero más triste y agobiado que nunca. Nota que a veces le falta el aire, ahíto de tanta desgracia como lee, oye y ve. Así que ha tenido una reacción heroica y en voz baja, que ya no tiene otra, se ha dicho a sí mismo a la vuelta de este verano tórrido e incendiado: sal, sal de aquí inmediatamente, respira otros aires menos mefíticos e incluso busca a alguien para charlar, compartir las penas y disparar, juntos y en compaña, esos venablos a las bestias que todos sabemos. Y eso ha hecho. Mientras hace un solecillo agradable, viento mesurado y lluvia escasa, los tres viejos conocidos se reúnen en un banco del parque, botellita de agua de la fuente tan rica, que es de Lozoya. Ahí les tienen, vetustos y un poco reumáticos, incluso algo temblones, pero igual de chulos y desagradables como han sido toda su vida. Quien tuvo, retuvo, y a quien dios se la dé, san Pedro se la bendiga. Ustedes se saben sus nombres: José K, el Ojo Izquierdo y el Catavenenos. Qué tres patas para ese banco. La charla es animada.

El Ojo Izquierdo. ¿Cómo estáis, criaturas?

José K. Gaza. Trump.

El Catavenenos. Empezamos bien.

Ojo. Ya, sí, pero además…

JoseK. Gaza. Trump.

Cata. Vaya por dios.

JoseK. Gaza. Trump.

Ojo. Vienes parco.

JoseK. Y encendido. Es un horror, una vergüenza. Estoy asqueado de Europa, de la derecha salvaje, de una humanidad hueca de sentimientos, de piedad, de compasión. Esos gritos de los niños no puedo quitármelos de la cabeza, tal que si fueran mareantes acúfenos.

Ojo. Hombre, eso lo compartimos todos. Pero yo quería señalarte, además, cómo aquí, en esta piel de toro, los jueces…

Cata. Que te crees tú eso de que ese horror lo compartimos todos. Agapito Maestre en Libertad Digital: “Israel es una isla de ideas rodeado de un inmenso, oscuro y feroz mar lleno de múltiples peligros. Israel es una grandiosa metáfora de la libertad del pensamiento”.

JoseK. ¿Veis? No hay salida a este infierno. Por cierto, ya sabéis que duermo poco y en el duermevela de anoche se me apareció una imagen potente.

Ojo. Cuenta, cuenta, pero luego hablamos del juez Peinado o el juez Hurtado y de…

JoseK. No me interrumpas con basuras y miserias. Gaza y Trump. Dicen los alemanes y otros muchos respetables ciudadanos del mundo que si ellos hubieran sabido en tiempo real los horrores de Treblinka, un suponer, se hubieran levantado contra los bárbaros desmanes de Hitler. Y se me ha ocurrido una idea.

Ojo. Venga, no te hagas de rogar.

JoseK. Cosa simple, Se mete en un auditorio cualquiera, aunque nos sirve un cine de la Gran Vía, de Times Square o de los Campos Elíseos a todos estos prendas que niegan las masacres o arrastran los pies para no molestar a los amos del universo, Trump y Netanyahu. Y de a poco se les van mostrando las imágenes que todos hemos visto del Holocausto, esos cadáveres andantes, esos ojos gigantescos de unos niños que van a morir al día siguiente, de hambre o gaseados. Merz, von der Leyen, Feijóo, Díaz Ayuso, Almeida…

Ojo. Se te olvida Aznar…

JoseK. De eso nada. En primera fila y con los ojos bien abiertos, como en la Naranja Mecánica.

Cata. También podíamos incluir a Eduardo Inda, de OKdiario: “Es una indecencia cómo Sánchez prima a Gaza y relega a los enfermos de ELA”

JoseK. Sea. Que entre. Un buen director habría recreado lo que pasaba en el interior de las cámaras de gas, según conocidos relatos: “Primero obligaban a los presos a desvestirse, les quitaban sus objetos de valor, después se les rapaba la cabeza; despojados de todo, desnudos e indefensos eran introducidos a la cámara de gas con el engaño de que eran regaderas de desinfección. Al dejar salir el gas –con gránulos de Zyklon-B.- las víctimas gritaban y luchaban por respirar. Los gruesos muros no podían tapar sus gritos asfixiándose en el interior. Después de 15 o 20 minutos, cuando se abrían las puertas, todos yacían muertos. Finalmente, se les extraía el oro de los dientes y se cremaban los cuerpos. Quienes realizaban este penoso ejercicio con los cadáveres eran prisioneros judíos, conocidos como Sonderkommandos y, en caso de negarse a ejecutar las labores eran asesinados”.

Ojo. Bueno, todo eso es conocido…

JoseK. Ya, pero podéis estar seguros, amiguitos del alma, de que todos estos señores y señoras se sentirían verdaderamente compungidos, incluso se advertiría alguna lágrima, qué barbaridad, cómo pudo ocurrir todo esto en un país tan civilizado como Alemania, dirían entre grandes muestras de indignación … Y es entonces cuando llega la segunda parte de mi propuesta: sin dejarles respirar, cientos de vídeos con las muertes atroces de palestinos, hombres, mujeres y niños, brazos cortados, cabezas rotas, bebés descuartizados… Vamos, las escenas que todos vemos a diario y ante las que estas malas gentes miran para otro lado.

Ojo. Y es en ese momento, creo que capto tu idea, cuando les decimos a todos ellos a voz en grito que son unos zánganos, unos canallas y unos cómplices de asesinos, que cuál es la diferencia entre aquellos muertos y estos, entre aquel genocidio y este. Se ve en pantalla cómo el contador de muertos causados por la vesania israelí va reflejando cifras tremendas, colosales: 40.000, 50.000. 60.000, 70.000.

JoseK. Bien visto. Habría que leer el nombre de todos los niños masacrados en voz alta como ya se hizo en Madrid hace muy pocos días. Save the Children calcula que más de 20.000 niños han muerto asesinados por las bombas israelís, a tiros por unos soldados feroces que disparan impunemente, y otros miles fallecidos, qué horror, de hambre. Criaturas de 3 meses, de cuatro años, de ocho, de diez.

Cata. No es mala idea. Pero ya os advierto que si la cosa dependiera de Sánchez aún sería peor. Sigue Inda: “Sánchez no es un santo sino más bien un psicópata y que a nadie le quepa ninguna duda de que por mantenerse en el Palacio de La Moncloa sería capaz de bombardear Gaza con más saña que el mismísimo premier israelí. Los niños palestinos le importan un pimiento”.

JoseK. Las atrocidades de Hamás y aquel recuerdo terrible del 7 de octubre de 2023, ya sé, ya… Mil veces las hemos condenado. ¿Y eso acaso justifica la barbarie insufrible que se produce día tras día en Gaza o Cisjordania? Malditos Hamás, malditos Netanyahu y sus bestias asesinas. Y maldito, claro, ese personaje fuera de control que se llama Donald Trump.

Ojo. Ya sabéis que según el PP aquello de reconocer Palestina dejaba a España como un trapo, cómplice y aliado del terrorismo de Hamás y por tanto un apestado en Europa. ¡Ah, y que todo el apoyo a Gaza es una maniobra para tratar de ocultar sus innumerables casos de corrupción!

Cata. Cierto. Remate de Inda: “Hasta un niño de teta colegiría que lo que quería este caradura [Sánchez] era tapar con Gaza esa quinta imputación que obligó a su mujer a ir a declarar ante el juez Juan Carlos Peinado”.

Ojo. Ahí están, tú los has mencionado, los jueces, el PP y la prensa de la caverna… Por eso quería yo…

JoseK. Te entendemos, Ojo. Es imposible arar con estos bueyes. El reconocimiento de Palestina, las salvajadas de Israel -el genocidio- son ampliamente condenadas en todo el mundo, Francia y Gran Bretaña en primera fila y aquí, en lugar de reconocer el papel de ariete que jugó España, Sánchez mediante, un éxito, se le ataca con basurillas y miserias.

Cata. Pues…

Ojo. ¡Ni me menciones de nuevo a Inda!

Cata. No, no, me iba a El Confidencial. Así ve este singular medio el anuncio de Sánchez de enviar una fragata para proteger al medio centenar de barcos de la flotilla humanitaria con destino a Gaza: “¿Quiere Sánchez invadir Israel con un patrullero?”. Circunvoluciones cerebrales raras, la verdad.

JoseK. Son extrañas las conexiones neuronales. Hay un circuito excéntrico que iguala a un nazi de entonces y a un judío de hoy. Una tubería gigantesca por la que circula la aversión al otro, un sentimiento que empieza como malestar difuso, que posteriormente se acelera, pasando por la animadversión, un sentimiento de desagrado incluso físico hasta convertirse en un odio absoluto, un deseo irrefrenable de que aquél, convertido ya en animal despreciable, puro ser diabólico, desaparezca de nuestra vista, se esfume, mejor si huye lejos, muy lejos, pero si no se atiene a razones se le asesina, se le bombardea, se le mata a tiros o, por qué no, seres infrahumanos, se les gasea.

Ojo. Vale, vale, antes de hablar de los jueces, comentemos brevemente el discurso de Trump en la ONU, esa melopea inaudita de un chulo de bar, de salón, por mejor decir, negación absoluta a todo lo que significa civilización. ¿Cómo es posible, hay que preguntarse, que dirija los destinos del mundo desde su idiocia y brutalidad semejante botarate sacado de los excesos de Gargantúa y Pantagruel, y malo como la quina? ¿Tampoco le gusta el paracetamol, tonto de libro? Heliogábalo moderno, decía la gran Mary Beard, que Calígula o Nerón se le quedaban cortos.

Cata. A ti te habrá parecido un espanto, pero al profesor Maestre, que siempre está sembrado, pero tiene días verdaderamente gloriosos, las palabras del presidente naranja le han sulibeyado tanto como aquellos perjúmenes de mujer a Carlos Mejía Godoy. Siempre citamos a rojos, no tenemos remedio. Dice así don Agapito en Libertad Digital: “Grandiosa intervención de Donald Trump en las Naciones Unidas. Quisieron reventarla. Pobres y desgraciados son los jefecillos de esa extraña organización al servicio del mal”.

JoseK y Ojo, al tiempo: ¡Se superan!

Cata. Quietos todos, que sigue: “Trump es un nuevo Jonás. Creían que sería devorado por la venenosa ballena y salió ileso. Fortalecido (…) Pero basta de rodeos y metáforas. Lo real estuvo a la vista del mundo. Trump es compasivo. Su discurso es una tabla de salvación de la propia Naciones Unidas. Aún es posible una comunidad de naciones soberanas e independientes. Basta seguir el ejemplo de la actual administración de Estados Unidos”.

JoseK. Y tú, Ojo, quieres hablar de un señor juez que se llama Juan Carlos Peinado y viste, al igual que el magistrado Ángel Hurtado, negra toga y blancas puñetas. O de Feijóo, o de Díaz Ayuso, o de Tellado y otros ejemplares de la misma colección de cromos. ¿También de Eurovisión?

Hazlo, y dales su merecido, pero en tu rincón, que aquí tratamos de cosas grandes, imponentes. De bestias asesinas y bestias ignorantes. Monstruos, ay, que llevan al mundo al estercolero de la Historia. Al infierno.