Isabel Diego, psicóloga: “No consideramos tan grave la adicción a las nuevas tecnologías porque no nos mata”
En el trabajo. Mientras vemos una película. Cuando estamos con amigos. Como despertador. Está en todos los momentos de nuestra vida. Las nuevas tecnologías en general -y el teléfono móvil en particular- se han convertido en una necesidad para cualquier actividad de la vida cotidiana. A tal punto ha llegado esta situación, que en muchos casos el uso de estos dispositivos se ha convertido en abuso. Y si aún no sabemos cuáles son las verdaderas consecuencias de esta adicción para los adultos, ¿sabemos cómo puede afectar a los más pequeños?
Isabel Diego Rivas, psicóloga sanitaria y perito forense, ha estado este viernes en el centro cívico Juan Carlos Calderón impartiendo el taller '¿Uso o abuso de las nuevas tecnologías en nuestras hijas e hijos?', dirigido a padres y profesionales que trabajan a diario con niños y adolescentes.
“Casi la mitad de adolescentes tiene pánico a no estar conectado”. Con esta rotundidad lo ha sentenciado Isabel Diego en conversación con eldiario.es Cantabria. La psicóloga ha aclarado que el abuso de las nuevas tecnologías se manifiesta cuando interfiere en circunstancias cotidianas de manera reiterada e inconsciente.
Este problema “no lo consideramos tan grave porque no nos mata”, ha afirmado. Sin embargo, se trata de una adicción como cualquier otra, ya que “entran en juego los mismos mecanismos: se activan los mismos neurotrasmisores y dan una emoción positiva y placentera”, ha explicado esta especialista.
Y es que el aislamiento, la agresividad, el deterioro del rendimiento académico, el cambio de hábitos y el conflicto en casa son algunas de las secuelas que trae consigo el abuso de las tecnologías. Además, la psicóloga ha asegurado que dicho abuso también hace que el menor tolere mal la espera porque la tecnología te recompensa de forma inmediata y eso refuerza la adicción. “Cuando le vas a quitar el dispositivo, el niño reacciona de forma desmesurada, con rabietas y enfados”, ha explicado.
Diego ha atribuido este abuso a la “falta de alternativas” que se les da a los niños y ha asegurado que se requieren “actividades más sociales”. “Son los padres quienes normalizan esa situación porque tienen miedo a que su hijo sea diferente”, ha detallado. La psicóloga también ha remarcado que el problema reside en que el abuso de las nuevas tecnologías “interfiere en el desarrollo normalizado de un niño porque a nivel psicoevolutivo no está preparado para procesar toda esa información”.
En cuanto a los videojuegos, Diego ha asegurado que “las imágenes, los colores y los sonidos están estudiados para hacer una superactivación del cerebro”. También ha explicado que “los sonidos se crean de forma inconsciente en nosotros y los recordamos como hacemos con la canción del verano”. La especialista ha señalado que la principal diferencia que tienen estos juegos y los tradicionales es que “antes se negociaban las normas y tenías que controlar tus reacciones frente al adversario”.
En referencia a la actuación de los padres respecto al uso del teléfono móvil, Diego ha señalado que “debe haber unas normas negociadas previamente entre padres e hijos y una explicación de cómo y para qué se usa” porque “un niño no está preparado para un smarthphone hasta los 16 años”. “Primero tienen que utilizar el de un adulto, y cuando demuestren que son maduros y que saben usarlo de forma correcta, se les traslada a ellos la responsabilidad”, ha manifestado.
“Hay que enseñarles a que tienen que cumplir con sus obligaciones. El móvil no es un premio, sino que se lo das porque confías en él”, ha aclarado en alusión al mensaje que hay que trasladar a los menores que empiezan a utilizar el móvil de forma autónoma. La psicóloga también ha insistido en que “se tienen que esforzar en conseguirlo, no dárselo de forma inmediata”.
Además, para conseguir que un menor no abuse de las tecnologías, Diego ha afirmado que sus padres “deben demostrarle que ellos le dan un buen uso y que le exigen lo mismo”, para lo que es importante no darle órdenes, sino “libertad en ciertas condiciones”.
Para los casos en los que un niño ya es adicto a las tecnologías, la psicóloga ha recomendado “pedir ayuda a un profesional”. “No sirve de nada quitarle el móvil de repente y tener disputas porque le ves sufrir y acabas cediendo”, ha concluido.