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“El lábaro no era el estandarte de los guerreros cántabros; es una representación moderna”

El arqueólogo e historiador miembro de la Real Academia de la Historia, Eduardo Peralta.

Alesander García

Eduardo Peralta Labrado (Santander, 1957) es arqueólogo e historiador y lleva toda una vida dedicado tanto al estudio como al descubrimiento de yacimientos que puedan aportar algo de luz sobre la vida y costumbres de los pueblos prerromanos que habitaron la península. Sobre todo, ha centrado su trabajo en los territorios donde vivieron los antiguos cántabros y su lucha contra la conquista romana. Sus estudios han generado una importante fuente de conocimiento sobre aquella época, lo que le ha valido para formar parte de la Real Academia de Historia. Con motivo de la presentación de su nuevo libro 'Las Guerras Astur-Cántabras', el cual ha coordinado junto con otros dos arqueólogos, eldiario.es ha hablado con él para conocer más sobre la historia de esta comunidad autónoma y sus gentes.

¿Qué avances y nuevos yacimientos se han descubierto desde que se publicó su libro 'Los cántabros antes de Roma'?

Fue, digamos, el primer libro que se sacó de esta materia, los orígenes de todo lo que hemos sacado ahora. Esos yacimientos que aparecieron, tuvieron bastante polémica, porque había gente que decía que no había nada.

Desde esa época para aquí, las prospecciones e investigaciones, tanto en Cantabria como en Asturias y el norte de Castilla, han dado a conocer una serie de yacimientos muy similares a los que encontramos en la zona del interfluvio Pas-Besaya, en el centro de Cantabria. Han sido campamentos romanos principalmente y vías de comunicación relacionadas con las Guerras Cántabras. Al sur de la cordillera, se han encontrado bastantes castros con la evidencia de haber sido atacados por los romanos y también se han descubierto algunos asedios en La Loma (en el municipio de Santibáñez de la Peña), en el monte Bernorio (Palencia)...

Además, se han incorporado muchos investigadores, nuevos yacimientos y hemos hecho una puesta en común de todo lo que se ha aportado en los últimos años. Por eso, tenemos una visión bastante equilibrada y global de cómo pudieron ser las Guerras Cántabras.

A pesar de lo que se pensaba antes, ¿las Guerras Cántabras fueron un conflicto bélico de gran envergadura?

Hubo gente que -esto son cosas al margen de lo científico, ahí funcionan un poco los celos profesionales o las “envidiucas”-, no estuvo en estos descubrimientos y que ha intentado taparlos. Taparlos y silenciarnos. Pero eso demuestra, que hay cosas que no se pueden tapar, como son las evidencias históricas y arqueológicas que demuestran que las Guerras Cántabras fueron de gran importancia. Aun así, esto no quiere decir que tuvieran las dimensiones de la II Guerra Púnica, fue una guerra de gran alcance que puede compararse a la Guerra de Judea, por poner un ejemplo de cierta similitud.

A partir de los yacimientos que han encontrado, se ha demostrado que las fuentes clásicas que hablaban de las Guerras Cántabras no se equivocaban en absoluto, sino que se quedaron hasta cortas, porque la cantidad de yacimientos arqueológicos de castros atacados que han aparecido, es realmente impresionante.

Fueron unas guerras de cierta entidad, y no solo eso, sino que vino el propio emperador Augusto a participar en ellas. Además, tuvieron gran importancia desde el punto de vista estratégico para Roma, porque más que la explotación económica de los pueblos del norte, que es lo que tópicamente se ha sostenido -aunque también existió evidentemente una explotación del oro después de la conquista-, lo que se buscaba el emperador era la pacificación de todo occidente. Quería acabar con todas las fronteras que quedaban sin controlar y someter todo el litoral atlántico occidental para crear una vía marítima de abastecimiento para las legiones que posteriormente se verían destinadas a la conquista de Germania.

La historia del castro de Aracillum cuenta la férrea defensa que sostuvieron sus habitantes ante las ofensiva romana, hasta el punto de inmolarse para no caer como esclavos de los romanos. ¿Se ha descubierto ya su emplazamiento real?

No sabemos dónde está. Tradicionalmente los autores se han basado en débiles argumentos toponímicos, que hoy se han demostrado que no tienen ninguna base y que solo sirven para recrear las Guerras Cántabras antes de que aparecieran las aportaciones arqueológicas. Nosotros no hemos podido encontrar evidencias claras de que haya habido un oppidum -colina o meseta- atacado o asediado. Sí ha aparecido en las inmediaciones algún campamento romano. Yo, en su momento, cuando dimos a conocer que los yacimientos que había en el interflubio Pas-Besaya eran campamentos romanos, planteé la posibilidad de que fuera Aracillum, pero no hay pruebas para poder sostenerlo hoy en día. Sabemos dónde fueron las guerras y dónde hay asedios y asaltos a castros, el problema es que no podemos poner nombre a esos yacimientos, aunque los identifiquemos con los nombres que aparecen en las fuentes clásicas.

¿Fueron los cántabros y astures los últimos de la península en someterse a la soberanía romana?

Fueron los últimos en resistir a Roma y, de hecho, los cántabros fueron los últimos en plantar cara a los romanos en la campaña del 19 a.c. cuando viene Agripa a someterles. De hecho, de esa campaña hemos encontrado un enclave muy importante en el norte de Burgos, en Sotoscueva -entre los páramos del Dulla-. Es un yacimiento que está rodeado de campamentos militares romanos. Yo excavé uno de ello hace años y se ha visto que, en los páramos que tiene cerca, hubo un gran asedio y que corresponde, posiblemente, a la campaña de Agripa.

¿Cómo era el guerrero cántabro?

Igual que otros pueblos del norte tenían unos conocimiento militares relativamente avanzados. Se enfrentaron durante mucho tiempo a Roma y conocieron sus tácticas. Los cántabros incluso acuden al norte de la Galia a socorrer a los aquitanos cuando fueron atacados por los legados de César. Sabemos que tenían caballería, infantería pesada e infantería ligera y que estaban muy confiados en las fortalezas que tenían.

Los castros del sur de la cordillera, hasta el norte de Burgos y en el norte de Palencia, son castros de gran entidad. Tenían grandes fortificaciones, fosos y amurallamientos o estaban asentados sobre páramos con cantiles muy pronunciados, que los hacían prácticamente inaccesibles.

Confiados entre fortificaciones aguantaron, pero Roma era una máquina de guerra prácticamente imparable y fue tomando estos castros uno por uno y arrasándolos. Hemos documentado incendios en el asedio de La Loma y en el castro de Bernorio, entre otros. Así que básicamente casi todos los castros que han sido investigados, fueron atacados y destruidos o abandonados en el momento del conflicto.

Después, el ejército romano se internó por la cordillera dirección a la costa, pero no sabemos con certeza cómo fue la resistencia aquí. Probablemente guerra de guerrillas, ataques a las columnas romanas, etc. Todavía queda de explorar un amplio territorio, hay que tener en cuenta que la vieja Cantabria -correspondiente al oriente de Asturias, la zona de San Vicente de la Barquera, Picos de Europa y Líebana- apenas ha sido explorada.

Roma dejaba pequeñas guarniciones en los territorios conquistados para controlar a las gentes. ¿Tuvieron lugar grandes alzamientos tras ser derrotados?

Tras la campaña del 25 a.c. los romanos consiguieron llegar a la costa hasta el puerto de Santander, Puerto de Victoria y en Asturias hasta la zona de Gijón. En esos campamentos que hubo y que hemos excavado -campamentos de legiones, casi todos grandes-, después de haberse puesto el ejército en marcha dejaban pequeñas guarniciones. Campamentos pequeños, más estables y con barracones para una estancia mas prolongada. Los dejaron, además, en los puntos orográficos culminantes, en los puntos clave y estatégicos de la cordillera, en los pasos de montaña... Cildá y La Espinal del Gallego entre otros lugares.

Lo que pasa es que sigue habiendo sublevaciones hasta el año 19 a.c. y hasta hay una última en el año 16 a.c. de la que apenas sabemos nada. ¿Cómo afectó esto a las guarniciones? Pues evidentemente algunas se vieron atacadas y sabemos, incluso, que en Asturias el general Carisio se vio muy apurado al ser asediado por los astures. Lo sabemos por las fuentes, pero no hemos encontrado, de momento, evidencias de ataque a estas guarniciones. Sin embargo, sí que sabemos que en todos los castros que son tomados por los romanos dejaban allí una pequeña guarnición para no no fuesen reocupados por los indígenas.

¿Fueron las características climatológicas del norte de la península determinantes en la enfermedad y posterior muerte del emperador Augusto?

Augusto fue una persona que a lo largo de su vida sufrió muchas enfermedades, tenía una constitución un poco débil y él viene a la campaña en el año 26 a.c. para dirigirla. Lo que dicen las fuentes es que su ataque no salió bien. Tuvo muchos problemas: que el ataque no progresaba, sus preocupaciones y desasosiegos, la enfermedad que le afectó... Todo esto le obligó a retirarse a Tarragona y fueron sus generales los que siguieron con la ofensiva contra los indígenas.

La “versión oficial” de Roma sobre por qué Augusto llevó a cabo esta campaña es que los astures y cántabros se dedicaban al pillaje en los poblados vecinos como método de subsistencia. ¿Es cierto?

Ese es el casus belli que se buscaron los romanos. Para justificarse decían que venían a defender a los pueblos vecinos -autrigones, vacceos, turmogos- de cántabros y astures, que según dicen las fuentes, lanzaron frecuentes depredaciones sobre sus territorios. Estos pueblos, sobre todo los vacceos, habían sido tradicionales aliados de los cántabros e incluso, aparecen como aliados de los numantinos, a los que un ejército de cántabros y astures fueron a socorrer en el año 136 a.c. Eran pueblos muy afines y al principio de las guerras cántabras -en la primera campaña del 29. a.c-, se sometió no solo a los cántabros y a los astures, sino también a los vacceos -al menos los vacceos más septentrionales, que eran independientes y aliados de cántabros y astures-.

Además, recientemente se ha excavado un castro en Palencia perteneciente a los vacceos -en Osorno-, y se ha documentado que fue atacado por romanos (se han encontrado restos de catapulta e incendios), lo que nos indica que una parte de vacceos, al principio, estuvieron aliados con astures y cántabros en la lucha contra los romanos y que, una vez que fueron sometidos y controlados por Roma, ya fue casus belli para la guerra contra Cantabria y Asturias.

Actualmente hay mucho debate sobre la figura del lábaro, pero.. ¿Qué es realmente?

Con el lábaro hay una confusión completa, empezando por el nombre. El estandarte que utilizaban los guerreros cántabros no se llamaba lábaro, en los textos lo llaman cantabrum. Sabemos que era un estandarte de tela, que se asemejaba bastante a los vexillum, pero no sabemos cómo eran, qué color tenían ni qué se diferenciaban de ellos.

El lábaro era otro estandarte, también de tela, que adoptó el emperador Constantino cundo se hizo cristiano, pero es un estandarte diferente.

El emblema de las medias lunas que aparece en las estelas es un signo astral, es funerario y también aparece en representaciones similares en los escudos celtíberos y de otro pueblos, pero nada nos garantiza que ese emblema estuviera en los estandartes. Además, la gente cree que era un estandarte de los cántabros o de cantabria y no, era un estandarte de guerra, que se utilizaba para mantener unidas a las unidades o para dar las órdenes. Era una señal militar, no nacional.

¿Cree usted que hay alguna intencionalidad de una u otra parte sobre la adopción del lábaro como símbolo cántabro oficial? Ciudadanos ha advertido que podríamos acabar como en Cataluña...

A mí no me parece mal que la gente escoja los emblemas que quiera, pero siendo consciente de que es una representación moderna. Que no tiene nada que ver con los estandartes antiguos que no se sabe cómo eran. Sí que hay politización tanto a favor como en contra de la utilización del lábaro, pero ahí no me meto. A mí lo que me interesa es saber de verdad cómo era realmente el cántabro y poder recrear cómo era el auténtico estandarte.

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