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Los autónomos, contra las cuerdas por el coronavirus: “Siempre que hay una crisis, la primera naranja que se exprime es la nuestra”

Restaurantes y cafeterías echan la persiana en Santander por la crisis del coronavirus. | JOAQUÍN GÓMEZ SASTRE

Blanca Sáinz

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Último día de marzo de 2020. Como cada final de mes, la Seguridad Social reclama la conocida como 'cuota de los autónomos', pero en esta ocasión hay una diferencia: la mitad de marzo ha quedado en blanco para miles y miles de trabajadores por cuenta propia. Desde que se decretase el estado de alarma en todo el país -este entró en vigor el día 15-, muchos autónomos se han visto obligados a cerrar sus negocios con la incertidumbre de no saber cuándo podrán reabrirlos y con la seguridad de que “siempre que hay una crisis, la primera naranja que se exprime es la nuestra”.

David Ceballos expresa esta contundente afirmación después de llevar varios días analizando la situación en la que quedará su clínica de fisioterapia de Torrelavega después de esta emergencia sanitaria: “Si el panorama que hay a la vuelta de la esquina es el de una crisis económica, muchos autónomos que estén en el alambre van a terminar de caer”, expresa con tristeza.

Su situación es particular, ya que pertenece al sector de los sanitarios que trabajan por cuenta propia. Para ellos no había unas órdenes concretas que cumplir en el estado de alarma ya que, como relata David, se les permitía seguir trabajando pero con unas condiciones “nada realistas como trabajar a un metro y medio de los pacientes”. Una medida “complicada” en su caso por ser fisioterapeuta, pero también aplicable para otros sanitarios que se encuentran en su misma situación como odontólogos, oftalmólogos u ortopedas.

Él decidió cerrar su centro de forma voluntaria el día previo a que Pedro Sánchez comunicase la puesta en marcha del real decreto, por ser consciente de que no podría cumplir esa condición. “Los sanitarios somos un foco de contagio bastante grande, y además tenemos acceso a personas frágiles… No es responsable que estemos abiertos y no entendemos por qué el Gobierno no ha cerrado nuestros centros”, indica.

Por su parte, Nuria González, dueña de un comercio en Santillana del Mar, lo tuvo más fácil que David, puesto que su negocio se encontraba entre los que no se permitía abrir. “Entendimos que cerrar era necesario y un día antes de que comenzase la cuarentena ya decidimos cerrar”, asevera. Su mayor preocupación en estos momentos “es que la gente se recupere”, pero aclara que le preocupa pensar que pasen los meses “y esto siga sin mejorar”.

Entretanto, lo que sí que reclama al Gobierno es más claridad respecto a las condiciones de las ayudas que se pueden solicitar, ya que reconoce que el panorama es “cambiante”, aunque en su caso, confiesa respirar más aliviada porque las gestiones las llevan en una asesoría. “La primera parte del año me aporta muchas ganancias por las excursiones escolares que vienen a Santillana, pero quiero pensar que para el verano la situación esté algo mejor y podamos no perder el año entero”, relata con optimismo.

Este martes, al igual que muchos españoles, ella también tuvo que pagar su cuota de autónomos. Sin embargo, para Nuria ese no es el único motivo por el que estar 'inquieta' estos días: “Hay muchísimos más gastos como el alquiler del local, la luz, el agua… No solo es el gasto de autónomos. Todo eso hay que seguir pagándolo aunque no tengas ingresos”, advierte.

Precisamente Nuria es una de esas autónomas que, ahora, necesita a alguien que le lleve las gestiones de su comercio. Y esa es una de las razones por las que José Antonio de Prado continúa trabajando. Él es autónomo y dueño de una consultora en Santander en la que junto a otros cuatro empleados teletrabajan desde que entró en vigor el decreto. “De momento nos salva que casi el 60% de nuestra empresa se dedica a servicios de ayuntamientos, porque el otro 40% se corresponde con festivales, mercados de artesanía, mercados ambulantes… Y todo eso ha quedado paralizado”, señala.

Como miembro de la Junta Directiva de ATA (Asociación de Trabajadores Autónomos de Cantabria), De Prado está convencido de que los autónomos siempre son “los últimos”, por lo que advierte de que, de no revertirse la situación actual, muchas empresas “se van a quedar por el camino”. “Pido al Gobierno que piense en todos. No se puede legislar únicamente para trabajadores por cuenta ajena, también hay que pensar en los autónomos y en las empresas”, explica.

Sobre su situación particular, por el momento se muestra tranquilo, aunque revela que, si el confinamiento y las medidas restrictivas se alargan, “el problema lo acabaríamos teniendo todos”. “Hay mucha gente que vive al día y todas las ayudas del Gobierno van enfocadas a que pidas préstamos para poder pagar los impuestos… Pero para poder pagar el préstamo, vas a necesitar ingresar. No vale solo con aplazamientos”, concluye el empresario.

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