“Las grandes empresas inmobiliarias son sectores muy masculinizados con un carácter hostil hacia las mujeres”
Inés Sánchez de Madariaga es directora de Cátedra de UNESCO de Política de Género en Ciencia, Tecnología e Innovación y experta en materia de género en urbanismo, arquitectura y género. Además de activista luchadora por los derechos de las mujeres en el sector de la construcción, es presidenta de la Asociación de Mujeres Arquitectas de España (AMAE) que busca la igualdad de condiciones para las trabajadoras de este sector.
La también profesora y autora de libros como 'Matilde Ucelay. Una vida en Construcción' reconoce, en conversación con eldiario.es, el talento desaprovechado de cientos de jóvenes universitarias que finalizan su carrera vocacional como arquitectas y saltan al mercado laboral sin oportunidades. “Las grandes empresas inmobiliarias son sectores muy masculinizados con un carácter hostil hacia las mujeres”, subraya, asegurando que, aunque “los estudios de Arquitectura se han feminizado, no existe un mínimo de igualdad entre hombres y mujeres en la integración laboral”.
Junto con otros expertos en el tema, la directora de AMAE, impartirá el curso 'Urbanismo, género y participación: otras formas de pensar la ciudad', este miércoles en el Palacio de la Magdalena de Santander como parte del programa de cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).
¿Cuál es la situación actual de las mujeres arquitectas en España?
Tenemos muchas mujeres que están estudiando en las Escuelas de Arquitectura, más de la mitad de los alumnos son chicas, pero la integración laboral es muy difícil. Las mujeres se concentran en los puestos más precarios, otras no consiguen integrarse en el mercado laboral y abandonan la profesión después de obtener unos estudios que son difíciles y que exigen mucha dedicación. Entonces, digamos que es una profesión que se ha feminizado en cuanto a los estudios, pero en la que no existe una integración laboral con un mínimo de igualdad de condiciones respecto a los hombres.
¿Cuáles son esos obstáculos que impiden a una mujer integrarse en ese mundo laboral?
No hay una sola razón. Para empezar, la arquitectura, desde hace 10 años con la llegada de la crisis económica del sector de la construcción, es una profesión que redujo sus oportunidades profesionales y las mujeres todavía lo sufren más, porque son las primeras que son expulsadas del mercado.
Por un lado, hay un elemento que es circunstancial y que impacta desafortunadamente en las mujeres. Por otro lado, tenemos una estructura de mercado laboral basado en contratos con pocas garantías y puestos de trabajo precarios y mal pagados. Conozco arquitectos jóvenes que están trabajando cobrando 300 euros al mes. En una estructura empresarial tan atomizada es muy difícil desarrollar una carrera profesional.
Además, los inversores o personas con capacidad económica de encargar proyectos no confían mucho en las mujeres que deciden integrarse como profesionales autónomas. Así que solo reciben encargos pequeños o pocos encargos de edificios con cierta envergadura y que, además, tengan una cierta regularidad. Las grandes empresas inmobiliarias son sectores muy masculinizados con un carácter hostil hacia las mujeres. Al mismo tiempo, dentro de los diferentes sectores hay algunos en los que las mujeres son menos bienvenidas que en otros. Sin embargo, creo que está empezando a cambiar y dentro de unos años las cosas serán diferentes a pesar de ser un sector con una cultura muy masculinizada.
¿Cuáles son los objetivos de la Asociación de las Mujeres Arquitectas?
El objetivo es dar visibilidad y promover a las mujeres, dar consciencia de que hay una necesidad de adoptar medidas para mejorar las propuestas profesionales hacía ellas. Además, tienen unas cualidades profesionales iguales que los hombres y consiguen unos expedientes académicos excelentes, por lo que no hay ni una razón para que no tengan las mismas igualdades y oportunidades absolutas y radicales en el mercado laboral.
Se trata de un tema de justicia y calidad, ¿por qué personas con expedientes tan buenos, que salen de las escuelas siendo buenas arquitectas no pueden desarrollar su profesión?, eso es un talento que se pierde y genera mucha frustración para jóvenes que han hecho un esfuerzo y que han entrado a esta carrera por vocación. No existe una igualdad real de oportunidades.
Para todos esos lectores que no sepan lo que es el urbanismo con perspectiva de género, ¿cómo lo definiría?
El urbanismo de género es ese momento en el que uno mira las diferentes necesidades que la gente tiene de forma natural y que estadísticamente son distintas entre hombres y mujeres. Son ellas las que tienen la responsabilidad de cuidar a otras personas que no tienen la capacidad de desplazarse solas en la ciudad y necesitan ayuda. Este sector es mayoritariamente el que se dedica al mantenimiento del hogar y eso significa un uso de la ciudad y del transporte diferente, una necesidad de accesibilidad a los espacios donde se producen los servicios que permiten esta continuación de la vida de las personas. Y, por eso, el urbanismo debe mirar hacía esas características. Finalmente, hay que integrarlo, para que no se tenga que hablar de esto y que, dentro del sector urbanístico, de la arquitectura y de la política sean conscientes de la diversidad de situaciones vitales de las personas.
¿Cree que podrán existir lo que se llaman ciudades feministas?
El sentido común lleva a todo el mundo a entender que las personas usan las ciudades de diferente manera cuando tienen responsabilidades de cuidado y de hogar y, viendo eso, es ver con perspectiva de género o con una perspectiva feminista. Las palabras no son lo importante, sino el contenido. Las ciudades tienen que diseñarse en consideración con las personas que tienen responsabilidades de cuidado de otras y que, además, están en el mercado laboral. Normalmente, el sector femenino es el que tiene esa doble carga de trabajo, un trabajo remunerado y el del hogar, la familia y personas dependientes. Por eso, hace falta poder combinar todo, las 24 horas del día, en la localización de un espacio natural, feminista y con los medios de transporte disponibles que uno pueda pagar y acceder a ellos. Lo importante es cambiar ese punto de vista para que las personas entiendan que hay que mirar también en esa diversidad de experiencias vitales y cómo el diseño pueda responder a ellos.
Como directora de Cátedra de UNESCO de Política de Género en Ciencia, Tecnología e Innovación, ¿qué se propone en el curso que se impartirá entre los días 10 y 11 de julio sobre 'Urbanismo, género y participación' que impartirá en la UIMP?
Vamos a hablar de experiencias. La conferencia inaugural correrá a cargo de Teresa Boccia (Universidad Federico II de Nápoles) miembro del Consejo de la Dirección Ejecutiva de ONU-Habitat y Presidenta del grupo de mujeres de la Asamblea Geneal, que explicará el 'concepto internacional de la nueva agenda urbana' y, además, todo el proceso de desarrollo de temas de género y mujeres dentro de esta agenda que marca una ruta para las ciudades. Asimismo, hablaremos de la situación de distintas ciudades que actúan respondiendo a las necesidades específicas de las mujeres y así como cuestiones específicas de género. Vienen Josep María Montaner, Concejal de Vivienda del Ayuntamiento de Barcelona, Lidewij Tummers de la universidad de Hannover, entre otros.
Por otro lado, trataremos también trasportes y marcas de seguridad del espacio público, estas últimas son una metodología para identificar las zonas del espacio público que generan inseguridad, y la conferencia correrá a cargo de Inés de Novella, Investigadora de la Cátedra UNESCO de Políticas de Género en Ciencia, Tecnología e Innovación. En definitiva, contaremos diferentes experiencias, metodologías y hablaremos de la perspectiva de género en los sectores urbanísticos y explicaremos el trabajo que hemos hecho para la evaluación de los factores que mejoran la calidad de vida.