Muere Tina, la enferma de ELA que renunció a una traqueotomía al no poder pagar el cuidado profesional que exigía
El otoño fue la última estación de Tina, la enferma de ELA de 70 años que renunció a la posibilidad de prolongar su vida con una traqueotomía porque ni tenía dinero para pagar los cuidados profesionales que requiere. La ayuda que garantiza la Ley no llegó a tiempo y ella no quiso “esclavizar” más a sus hijas que han pasado el último año velando por ella día y noche.
22 días después de contar su historia a elDiario.es, Tina se despidió de la vida en una habitación del Hospital Sierrallana, donde con tanto afecto la habían tratado siempre. La denuncia pública de su situación en los medios de comunicación -el dilema que tuvo resolver en contra de su propia esperanza de vida- no obtuvo ninguna respuesta.
Ninguna institución escuchó su grito de socorro. Su hija Reyes confirma que nadie se puso en contacto con ellos para facilitar ninguna ayuda o solución y así poder hacer intervención que podría haberle dado más tiempo de vida.
“No quiero esclavizar a mis hijas” -argumentaba hace solo unas semanas desde su casa de Los Corrales de Buelna. La familia asumía todos los cuidados sin ninguna ayuda ni económica ni profesional por parte de la sanidad o los servicios sociales públicos.
Sus dos hijas habían tenido que dejar de trabajar para asearla, alimentarla, acompañarla a las visitas médicas y estar pendientes de la asistencia respiratoria constante. La parálisis de Tina era ya casi total, no podía tragar y se alimentaba con batidos a través de una sonda por el estómago.
Tres días antes de morir, el Congreso aprobó por unanimidad un real decreto para financiar, por fin, la ley ELA para que las personas en fase avanzada de esta enfermedad tengan derecho a una prestación de hasta 10.000 euros al mes.
500 millones de euros para reforzar el sistema de dependencia y atender 24 horas a estos enfermos que no han llegado a tiempo para tratar de prolongar la vida de Tina. “Mi madre podría estar con nosotras y no lo está por culpa de estas ayudas”, dice su hija. La familia, ahora, solo espera que lleguen pronto y no tengan que morir más personas.
Que no vuelva a repetirse, que ningún otro paciente de ELA tenga que renunciar a la vida como lamentó Tina: “Me siento un poco abandonada y obligada a morir”.
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